Tendencias | 28 ENE 07

Aumentó 40% el uso deToxina Botulínica en el último año

Cada vez atrae más a los hombres.

Por Sebastián A. Ríos

El crecimiento de la construcción y el de las ventas de automóviles, ocurridos el año pasado en la Argentina, palidece ante el imparable incremento del uso de la toxina botulínica, según su nombre comercial más popular. Su aplicación para borrar las huellas del paso de los años sobre el rostro subió 40 por ciento durante 2006, según cifras de la industria farmacéutica. Ese aumento se suma al que había experimentado la toxina en 2005: nada menos que 53 por ciento.

“Es impresionante el crecimiento del uso de la toxina botulínica –afirmó a La Nacion la doctora Rosa Flom, médica dermatóloga miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) y de la Academia Americana de Dermatología, de Estados Unidos–. A medida que la crisis va quedando más lejos, las mujeres que recuperan el poder adquisitivo vuelven al consultorio. Y muchas se vuelcan a la toxina botulínica.”

Para quienes consultan por tratamientos estéticos, entre los cuales cada vez hay más varones, la toxina botulínica resulta mucho más accesible que otras terapias más invasivas. “Un tratamiento del tercio superior de la cara [entrecejo, arrugas de la frente, patas de gallo] con toxina botulínica cuesta en promedio 300 dólares, mientras que una cirugía plástica oscila entre los 6000 y 10.000 dólares", comparó la doctora Claudia Albanese, experta en dermatocosmiatría, miembro también de la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD).

"El uso de toxina botulínica no puede reemplazar una cirugía plástica en personas en las que el envejecimiento facial se encuentra muy avanzado -advirtió el doctor Manuel Sarrabayrouse, jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Estética del Hospital Italiano-, pero en arrugas no tan profundas, como las del tercio superior de la cara, hoy es el procedimiento de elección."

En otras indicaciones, como las del tercio medio de la cara -las arrugas de la boca o los surcos nasogeneanos- o las del cuello, en las que no es el tratamiento de elección, también se utiliza la toxina. "Muchos pacientes que son reacios a entrar en el quirófano o que por algún problema de salud no pueden ser sometidos a una cirugía hallan en la toxina una opción menos invasiva", agregó

 

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