Muestra de ello fueron los episodios vividos a fines del siglo pasado y comienzos del presente. La embajada de Israel y la Amia produjeron el colapso de la organización para dar respuesta adecuada a estos incidentes.
¿Podemos estar preparados para cualquier evento de magnitud catastrófica?
Personalmente creo que nunca se puede estar preparado en forma ideal (ej.Katrina). ¿Qué gastos, qué preparación, cuántos recursos destinar, qué formación es la necesaria, qué organización es la requerida? Siempre habra una zona de penumbra “in-iluminable”.
Pero lo que no debe faltar ante las implicancias globales actuales es la organización. La organización institucional e interinstitucional, la formación científica, el cálculo de los recursos y costos, la adquisición de tecnología y la renovación de la infraestructura física son los pilares fundamentales para encarar una respuesta adecuada, prever riesgos y paliar las secuelas.
Una pregunta tan escueta y simple como ¿están preparados?
Ante la impaciencia de amigos, profesionales, medios y demás legos en la materia, comento que nunca se esta preparado totalmente. Lo que nos falta es organización y respuesta de autoridades pertinentes, en cuanto a la actualización edilicia y tecnología.
Agregando seguidamente: los hospitales públicos, viven en situación permanente de desastre. Claro que es un desastre “controlado” que nos da tiempo a tomar medidas paliativas.
Espacios reducidos, demanda exagerada, falta de recursos tecnológicos, camas saturadas, colapso de obras sociales continuando la crisis comenzada en los 90.
¿Es una utopía estar preparados?
Nos preparamos para la nueva condición de emergencia, educamos al personal con cursos basados en experiencias extranjeras, nos “aggiornamos” y creamos nuestros propios cursos y vamos de apoco cambiando de paradigma.
Pero, ¿que pasa con la organización general, la infraestructura edilicia, los recursos destinados, la adopción de tecnología básica?
Resultan terminalmente caóticos los espacios destinados a los departamentos emergencias o servicios de urgencia; cambio la denominacion, pero seguimos atendiendo en las viejas salas de guardia y debemos estar preparados para recibir victimas múltiples y responder ante catástrofes en ese mismo espacio físico.
Los departamentos de urgencias modernos, deben generar nuevos espacios amplios y funcionales con lugares especiales (ej: decontaminación de tóxicos).
El nuevo médico emergentólogo, debe ser diez médicos en uno, sin ser especialista, sin tener salida laboral. Superado a diario por la falta de lugar, por la demanda exagerada, por la violencia social y el estrés (burnout) con los que se convive diariamente en lo
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