La cuestión Mente Cuerpo | 03 ENE 07

¿Somos nuestro cerebro?

Conferencia del Dr. Sergio Strejilevich: “La cuestión mente cuerpo” durante el Congreso Atlántico de Psiquiatría Diciembre de 2006.
Autor/a: Dr. Sergio Strejilevich, comentarios: Daniel Flichtentrei 
INDICE: 

Cuando se abandona la mirada más ingenua sobre la ciencia y la medicina es posible encontrar que conviven en su interior posiciones divergentes. El debate y la controversia son el alimento que hace de la metodología científica un modo privilegiado de acceso a la construcción de sus provisorias verdades. Lejos de conformar puntos débiles son –tal vez- su mayor fortaleza. Es justamente allí donde la inteligencia se pone a prueba y las afirmaciones enfrentan la refutación, única garantía para no deslizarse hacia el territorio del dogmatismo o las certezas sin fundamento.

El tema de la conciencia y las relaciones entre la mente y el cuerpo tiene una larga tradición en la historia de la filosofía y la ciencia occidental, de los presocráticos a las neurociencias, de Spinoza a Damasio, ha sido un polo de atracción irresistible para quienes aún sienten el desafío de una de las más grandes incógnitas acerca de lo que en verdad somos.


El Dr. Sergio Strejilevich abordó el tema con la rara conjunción de solidez científica, claridad conceptual y un ácido humor que es casi siempre una manifestación inocultable de inteligencia crítica.


* La conferencia:

Sus puntos de partida quedaron expuestos a poco de comenzar la exposición como verdadera una declaración de principios:

* Más allá de los prejuicios que esto me ha ocasionado debo decirles que soy lo que se puede llamar una persona de posición monista frente al problema de la conciencia. Es decir, creo que:

* “La conciencia es un fenómeno emergente de nuestro cerebro que compartimos con elefantes, delfines, chimpancés y seguramente con otros animales que aún no hemos podido establecer”.


* “La conciencia es uno de los productos de la evolución biológica de nuestro planeta”.

* “Algunas de las particularidades de la conciencia humana tienen que ser explicados mediante la simbiosis entre un mecanismo de replicación genética simbióticamente unido a un mecanismo de replicación lingüística (memética)”.

* “La conciencia humana no sólo es producto del cerebro y plausible de ser intervenida (como en Blade Runner, Matrix, etc) sino que evoluciona”.

* "Somos una escultura biológica dinámica. Nos esculpimos en la trama de nuestras neuronas con el cincel de los acontecimientos. Somos únicos, irrepetibles, irreversibles, tanto como un diamante en bruto lo es luego de ser tallado”.

* “Los circuitos tálamo-corticales son el asiento anátomo-funcional de la conciencia humana”.

*  “En síntesis, creo que: somos nuestro cerebro”.

¿Cuáles han sido las consecuencias en las neurociencias clínicas de los debates sobre la conciencia?

A fines del siglo XIX había al menos un acuerdo sobre que las enfermedades que presentaban disturbios en la conducta debían ser objeto de la medicina y no de la justicia o la iglesia. En ese contexto se estaban produciendo enormes y trascendentes avances respecto de la descripción y clasificación nosográfica de esas enfermedades. Uno de los lugares centrales de esos acontecimientos era la Clínica de Munich donde Emir Kraëpelin propondría una clasificación de alto consenso para las psicosis y donde un colaborador describió una enfermedad con deterioro cognitivo de comienzo tardío a la cual daría su nombre: Enfermedad de Alzheimer.  Si bien a nivel descriptivo ambos fueron exitosos muy otro fue el destino a la hora de ver los orígenes de estos cuadros: mientras Alzheimer tuvo éxito en localizar alteraciones neuro-patológicas Kraëpelin fracasó sistemáticamente en ese emprendimiento. Las sutiles alteraciones anatómicas presentes en enfermedades como las esquizofrenias y los trastornos  bipolares estaban muy lejos del alcance de las tecnologías de esa época.

Esto fue el inicio de una notable divergencia: la separación del terreno de las enfermedades mentales en dos ramas, una llamada neurología destinada a las patologías en las que se habían detectado alteraciones cerebrales que las justificase y otra, la psiquiatría, en donde no. Mientras la primera quedo bien inmersa en el terreno de la medicina, la segunda vagó, por en su intento de encontrar explicaciones a las enfermedades de las que se ocupaba, en disciplinas como el psicoanálisis que la alejaron durante años del método científico.

De alguna manera podemos decir que a principios del siglo XX dividimos el campo de las enfermedades mentales produciendo una especie de división cartesiana en este terreno:

Los neurólogos se quedaron con el cerebro, los psiquiatras con la mente.

Esta concepción influenció toda nuestra actividad y ha tenido funestas implicancias hasta nuestros días.  Se configuraron dos terrenos clínicos y conceptuales que dividieron arbitrariamente el estudio de la conducta y capacidades cognitivas humanas:

En la Psiquiatría:

* Delirios
* Alucinaciones
* Síntomas Afectivos
* Trastornos del pensamiento
* Síntomas obsesivos
* Trastornos Personalidad

En la Neurología:

* Trastornos Motores
* Trastornos Cognitivos
* Epilepsias

Si bien a la psiquiatría nos quedó asignado el problema de la conciencia no parece que nos hayamos preocupado mucho por el mismo. En un análisis somero de dos de las revistas más importantes de nuestro campo podemos encontrar que desde 1965 hasta el 2006 en el British  Journal of Psychiatry  hay sólo 10 artículos que repondan a la palabra clave conciencia y a

 

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