Gabriel Giubellino
Aunque la venta de alcohol está prohibida para menores de 18, de la mano de los jóvenes que usan bebidas como el vodka para mezclar, la venta de "espirituosas" subió un 30,79% en tres años. En 2002 se vendieron 58,63 millones de litros y el año pasado, 61,87 millones. Son datos oficiales de la Cámara Argentina de Destiladores Licoristas.
En esta tendencia, hay bebidas estrella. El vodka, por ejemplo, creció un 64,23%, al pasar de 860.338 litros en el 2002 a 1.412.949 litros el año pasado. Y el rubro "amargos, bitters y fernet" (45% de graduación alcohólica), pasó en estos cuatro años de 9,01 millones de litros a 14,49 millones, un 59,89% más.
Medida la venta en litros de alcohol puro, el aumento en espirituosas fue del 42,05%, de 13,15 millones a 18,68 millones (ver Las bebidas...). Y su participación en la venta total de alcohol en el mercado también subió: está en su valor más alto desde 1990, cuando era el 4,88% del total de ventas de alcohol puro. Ahora llegó al 8,49%.
Si bien, como se observa, la participación de estas bebidas en la torta general sigue siendo minoritaria —la cerveza domina el mercado—, los especialistas advierten sobre la peligrosidad de estos licores cuando se abusa de ellos debido a su alta concentración de alcohol. El gin, el ron, el tequila, el vodka o el whisky tienen un 40% de alcohol. La graduación alcohólica del vino ronda el 12% y la de la cerveza, el 5%.
"Son productos que consumidos con moderación son hasta recomendados para la salud. El problema es el mal uso", dice Guillermo Padilla, presidente de la Federación de la Industria Licorista Argentina, que lanzó acciones para evitar el abuso en el consumo de alcohol en jóvenes y conductores (ver Campañas...).
La doctora Norma Vallejo, ex profesora de Toxicología de la UBA, y subsecretaría de Planificación, Prevención y Asistencia del Sedronar, dice: "El consumo de bebidas destiladas de alta concentración de alcohol está en relación, en episodios agudos, con la velocidad de la ingesta, la presencia o no de alimentos, la edad, el sexo, y el tipo de bebida".
Yendo por partes:
· Velocidad. El alcohol se metaboliza de manera constante. Si se bebe rápido, la concentración de alcohol en sangre será más alta y prolongada, con mayor riesgo de producir un paro respiratorio.
· Alimentos. Como disminuyen la absorción, con el estómago vacío habrá más absorción.
· Sexo. La mujer es más vulnerable a la acción del alcohol, por motivos fisiológicos.
· Edad. Los chicos jóvenes son más vulnerables porque el sistema nervioso central no ha llegado a la madurez.
Vallejo observa en este consumo "una tolerancia social equivocada: los adolescentes generalmente comienzan el consumo de alcohol en la casa, y ante la presencia de los padres".
En la provincia de Buenos Aires detectaron del año pasado a éste un leve incremento en este consumo. Dice Patricia Segovia, subsecretaria de Atención a las Adicciones del Ministerio de Salud provincial: "Hemos tenido casos en la guardia del Hospital de La Plata de chicos con cuadros cardíacos relacionados con el consumo de estas bebidas. Hay chicos que no miden el pasaje de beber una cerveza a una bebida blanca con 40º de alcohol mezclada con estos energizantes, que en realidad son estimulantes. Estamos trabajando para regular estas bebidas, que no se deberían vender en los boliches".
En las investigaciones el consumo de alcohol en general está relacionado con el "pasarla bien". ¿Cómo se frena? Dice Segovia: "Generando un juicio crítico. Que los chicos sepan que son objetos de un mercado que los toma como objetivo".
Campañas de los licoristas
El abuelo de Guillermo Padilla fundó en 1892 la empresa homónima, con marcas como Sello Rojo o Paddy. Ahora Padilla cuenta las acciones que realiza la Federación de la Industria Licorista Argentina que preside.
"Tenemos una doble preocupación: respecto al consumo de alcohol de menores de 18, que lo tienen prohibido y, por otro lado, el consumo de los conductores. Vamos a largar una campaña de concientización en taxis y con la Fundación Biro hicimos una tarea de contacto con los colegios para sensibilizar a directivos y docentes". Pero los datos demuestran que éste no es un país "licorero": a pesar del repunte de estos años, la industria está lejos del récord de producción de 1976, que fue de 175 millones de litros. "No llegamos a 1,6 litros per capita; Brasil, sólo de cacha©a, tiene 8 litros. Y Uruguay, de whisky, 2,33 litros".
Los números dan un alerta
Adriana Santagati
asantagati@clarin.com
Cada vez más jóvenes, y con bebidas más fuertes. Las cifras de la industria y de distintos estudios refrendan la tendencia sobre consumo de alcohol en los adolescentes. Una encuesta difundida recientemente apuntó que más de la mitad de los chicos de entre 13 y 17 años consumieron bebidas alcohólicas en el último año. Y otra dada a conocer a principios de año apuntaba que el 30% de los alumnos secundarios admitió que perdió el control por el consumo de alcohol. Este auge de las bebidas blancas da un alerta. No por nada la propia cámara licorista puso en marcha en octubre un plan piloto en 20 escuelas porteñas para capacitar a los docentes en cómo advertir a sus alumnos del peligro del abuso del alcohol.
Las destiladas ya son un ritual de la previa a la disco
Qué función cumplen las bebidas destiladas? Un estudio realizado por el Observatorio Argentino de Drogas del Sedronar en escuelas medias indaga sobre lo que se pone en juego en este consumo. "Es un ritual que pone en escena ceremonias determinadas", explica la socióloga Cecilia Arizaga, investigadora del Observatorio.
"Es puntual —sigue—, se limita al viernes y al sábado a la noche. En los pre-boliches, cuando se juntan en alguna casa a entonarse, a producirse para la salida o no, aparece un sentido de producción. El alcohol deja de lado el imaginario tradicional de 'hacerme el canchero' con el vaso en la mano, y se vuelve un insumo para la producción del yo, que debe dejar de ser como es en la semana y tomar una nueva identidad: una persona desinhibida, que se divierte compulsivamente. Es el insumo que hace que el chico pueda aguantar hasta la hora de salir y después también. Si bien la cerveza es la bebida base, las bebidas blancas son importantes por que son las que cumplen más exitosamente con esta función de producción".
En la provincia de Buenos Aires, el Observatorio de la Subsecretaría de Atención a las Adicciones hizo este año una encuesta entre 1.831 estudiantes de entre 16 y 22 años. El 54% dijo que si tiene que comprar bebidas para una reunión calcularía como mínimo media botella de vodka por persona, para mezclar con algún refresco o energizante. Y el 68%, dos botellas de cerveza, mínimo, por persona.
En cuanto a bebidas espirituosas, el 31% se inicia entre los 14 y 15 años, y el 43%, entre 16 y 17 años. La subsecretaria Patricia Segovia apunta un dato: "En aquellos que tienen valores de solidaridad o equidad hay menos prevalencia en el consumo de alcohol".