Enfermedad y creación | 10 ENE 07

Bipolaridad, el mal de los genios deprimidos

El trastorno bipolar –o enfermedad maníaco depresiva– afecta a 4 de cada 100 argentinos.
Autor/a: Martín de Ambrosio 

Como muchos artistas geniales lo sufrieron, se discute si es una enfermedad o un don. El componente genético y la incidencia del mal dentro de una familia: el caso de los Hemingway. Mañana comienza en Buenos Aires la Semana del Paciente Bipolar.

La bipolaridad es un trastorno tan especial de la conducta y con tantas aristas, que algunos han planteado incluso la posibilidad de que antes que una enfermedad sea considerada un don, debido a la gran cantidad de artistas geniales que la han sufrido. Sin embargo, a pesar de este análisis –justificable al menos como hipótesis si uno ve nomás la lista de los “enfermos” célebres–, para el paciente no es precisamente placentero padecer este síndrome que, de todos modos, no deja elección: diversas investigaciones hallaron que una importante carga genética determina su aparición. Basta estudiar los casos que se dan dentro de una misma familia, como en la del escritor Ernest Heming-way (ver recuadro).
El trastorno consiste básicamente en que la persona sufre los dos polos posibles del estado de ánimo: salta de la euforia más aguda a la depresión más profunda, muchas veces sin escalas.

“Mientras atraviesa la primera etapa, el paciente pierde la necesidad de dormir, está excitado, con ideas megalómanas, grandes proyectos o con inclinaciones que nunca tuvo, que pueden ser religiosas, místicas o profesionales. El polo opuesto, el de la depresión, es justamente todo lo contrario: la persona está con una actividad disminuida, con el estado de ánimo por el suelo, tiene sentimientos de desolación, desesperanza y sin voluntad para encarar proyectos”, graficó Jorge Cóppola, del Instituto Nacional de Psicopatología.
La alternancia de los polos no es necesariamente pareja: se puede tener un episodio maníaco de dos meses y una depresión de una semana.

Claro que esto no es siempre así. Según señaló Sergio Strejilevich, consejero de la International Society for Bipolar Disorders y director de AREA-Investigación y desarrollo en salud mental, en el 40% de los casos no hay oscilación entre polos sino que se tienen síntomas de la serie maníaca y depresiva al mismo tiempo, por eso a veces resulta más descriptivo el término maníaco-depresivo

Del cielo al infierno.

Muchos libros se han escrito acerca de que el trastorno bipolar en vez de una enfermedad podría ser un “don”, dado el alto porcentaje de genios de la humanidad (y, en general, personas exitosas en sus ámbitos); o al menos una “diferencia” cognitiva útil desde un punto de vista evolutivo. Según un estudio de uno de los máximos especialistas a nivel mundial en este trastorno, Hagop Akiskal, mientras los bipolares en la población general no pasan del 4% o 6%, entre escritores llega al 50% y entre los artistas supera el 60%.

Sin embargo, Strejilevich insiste en que es una enfermedad. “En todo caso, podría tratarse de un don útil en términos sociales y no individuales, ya que no resulta ciertamente fácil vivir con semejante trastorno”, agregó. Y puso como ejemplos los casos de Vincent van Gogh y de Virginia Woolf, dos conocidos bipolares.

“Van Gogh creó obras que hoy todos admiramos pero ni él ni su familia pudieron disfrutar de ese éxito, y Virginia Woolf sufrió tremendamente y tuvo varios intentos de suicido antes del definitivo; sólo escribió en los intervalos de lucidez”, precisó.

Por su parte, Cóppola agregó que “cuando están arriba son extremadamente lúcidos y muy ocurrentes... si se quedan de

 

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