Vida cotidiana | 04 DIC 06

Aseguran que la gente optimista vive en promedio 7,6 años más

Se llegó a esa conclusión en base a estudios que incluyeron mediciones de colesterol y de presión. Ser optimistas, dicen, es tan importante como tener buenos genes y hábitos. Expertos argentinos lo avalan.

En los últimos años, la gente está cada vez más longeva. Sólo por citar el caso de los estadounidenses: en el siglo pasado, su promedio de vida registró la impresionante suba de 27 años. ¿Cuál será el secreto para una vida larga y saludable?

Según estudios de la Universidad de Yale, en los Estados Unidos, el optimismo ayuda bastante. Y es tan importante como la influencia de los genes heredados o los buenos hábitos adquiridos. Los genes que se conocen como "buenos" son fundamentales. Nuevas investigaciones de la Universidad de Yale descubrieron que algunos de ellos son responsables nada más que del 25% de la prolongación de la vida. Eso significa que hay otros factores que también juegan un papel en la longevidad.

El estudio de Yale llega a la conclusión de que el hecho de tener una actitud positiva frente a las cosas permite vivir un promedio de 7,6 años más. Y detalla que una visión optimista de la realidad agrega más años a nuestra vida que una presión arterial baja (4 años o menos), un nivel de colesterol bajo (4 o menos años), un peso saludable (entre 1 y 3 años) y la práctica regular de actividad física (entre 1 y 3 años).

"En el caso de personas que padecen problemas cardiovasculares, se sabe que una actitud positiva frente a ese problema ayuda a sanarlos. Es decir, los optimistas, ayudados por otros factores, pueden tener una mejor recuperación", comenta el cardiólogo Adrián Charask, de la Sociedad Argentina de Cardiología.

"Se piensa que los argentinos tenemos una idiosincracia más bien pesimista, como nos pinta el tango. Pero la posibilidad de ser optimistas y de disfrutar depende no sólo del contexto social y cultural, sino también de las relaciones de la persona con sus padres", dijo a Clarín Graciela Fazio, profesora de Fisiopatología y enfermedades psicosomáticas de la Facultad de Psicología de la UBA. Agregó: "Cuanto más se logra ser lo que se quiere ser, y cuanta más libertad de elección se tenga, más aumenta la posibilidad de estar físicamente sano y vivir más".

La investigación de Yale sugiere que la gente que tiene estereotipos negativos sobre el envejecimiento tiene una menor expectativa de vida. En síntesis, si usted cree que la gente de la tercera edad es frágil y enclenque, así se verá cuando envejezca.

En medio de los datos que brindan los sondeos realizados por los investigadores, se cita el ejemplo de Frank Landry, un dentista retirado de 79 años que vive en New England. Al parecer, Landry no creció con ese tipo de estereotipos negativos. Fue testigo privilegiado de la forma en que envejecían sus mayores y los vio mantenerse activos a pesar de los achaques. Y él siguió su mismo ejemplo. Su larga lista de actividades incluye un trabajo como voluntario y tareas de asistencia a viudos y viudas del Rotary Club. "Hay gente que se sienta y no hace nada. Yo creo que hay que aceptar lo que uno tiene y trabajar con ello".

Los investigadores de Yale están de acuerdo con esa decisión. Recuerdan relevamientos sobre la relación entre vacaciones y cantidad de muertes. Vieron que había más muertes en el mes posterior a las vacaciones que en el previo. Según los autores de este estudio, esos hallazgos dejan entrever que la gente que tiene un proyecto para el futuro, como unas vacaciones o un evento especial, desea permanecer viva para la ocasión. La ayuda al prójimo a través del trabajo como voluntario o el simple hecho de mantenerse activo con actividades sociales, hobbies, viajes o nietos surtiría el mismo efecto.

La conclusión es contundente: los optimistas están en mejores condiciones de aferrarse a los buenos hábitos, como comer bien, hacer actividad física regularmente, dejar de fumar y no excederse con el alcohol, porque saben que son el resultado de las elecciones inteligentes que hacen. En cambio, la gente pesimista es más proclive a adoptar un enfoque pasivo frente a la salud. Piensan que no tienen ningún control sobre su peso o dieta y que por eso no hagan esfuerzos por incorporar buenos hábitos.

Al enfrentar una crisis de salud, los optimistas se adaptan y se recuperan más rápido porque participan activamente de su tratamiento y de su recuperación. Y no tienen esa sensación de desesperanza tan propia de los pesimistas. Como resultado, los optimistas tienen menos estrés y depresión.


Cuestión de fe
Sergio Danishewsky

 

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