España | 27 OCT 06

Manejo clínico de la artrosis de cadera y rodilla

La artrosis, también llamada osteoartritis o enfermedad degenerativa articular, es un padecimiento del aparato locomotor caracterizado por la degeneración y pérdida del cartílago articular, a lo que se suma la proliferación osteocartilaginosa subcondral y de los márgenes articulares.
Autor/a: Inmaculada Morgado Muñoz, Ana Cristina Pérez Guerrero, José Pérez-Bustamante, Luis Miguel Torres.  Fuente: Clínica Dolor y Terapia VOL IV / No. 2 / NOV-DIC / 2005
Introducción.

Se trata de la enfermedad reumatológica más frecuente en los países occidentales y del principal motivo de incapacidad o invalidez de todas las enfermedades crónicas.2 La artrosis es la causa más común de dolor músculo-esquelético, lo cual reduce la calidad de vida e incrementa el riesgo adicional de morbimortalidad en los sujetos afectados.
Objetivo. Revisar el manejo clínico actual de la artrosis de cadera y rodilla, así como identificar el abordaje óptimo de la misma en función de la medicina basada en la evidencia.
Palabras clave. Dolor osteoarticular, osteoartritis, artrosis.


Alrededor de 10% de los adultos padece artrosis moderada o grave, incidencia que aumenta con la
edad. Se ha señalado que después de los 35 años 50% de las personas presenta al menos una localización artrósica. Las principales articulaciones implicadas son las manos, los pies, las rodillas y las caderas.3 La primera gran articulación que se ve afectada por la artrosis es la rodilla, de modo que el riesgo de sufrir incapacidad por gonartrosis es tan grande como el secundario a enfermedades cardiológicas y mayor que cualquier otra patología en la ancianidad.4

Por otra parte, el síntoma más importante es el dolor de características mecánicas, si bien en las formas severas puede aparecer incluso en reposo. La instauración del mismo es progresiva; en fases avanzadas existe importante limitación de la movilidad articular.3 Otros síntomas son la rigidez articular matutina, los crujidos articulares, la inestabilidad y la contractura muscular, todo ello acompañado de una ausencia de sintomatología sistémica. La inflamación, si se halla presente, normalmente es leve.5

El diagnóstico se basa en la conjunción de manifestaciones clínicas, hallazgos exploratorios y signos radiológicos junto con valores de laboratorio dentro de la normalidad. Es un error frecuente
atribuir cualquier síntoma articular a la artrosis, por lo que es fundamental realizar un correcto diagnóstico diferencial con otras enfermedades reumatológicas antes de establecer el diagnóstico
definitivo.3 La enfermedad evoluciona en general muy lentamente y es frecuente que surja una mejoría clínica a largo plazo.

Hoy por hoy el tratamiento de la artrosis es sintomático y debe ser individualizado. Los objetivos
ter

 

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