Sociedad | 25 OCT 06

El miedo a visitar al ginecólogo

Por qué se demora la primera consulta, aún entre las chicas más grandes. Pudor y prejuicios.
Fuente: Clarín 

Ana Lía Effrón

La moda adolescente del ombligo al aire y calculada exhibición de la ropa interior hacen creer que las chicas se han adueñado de su cuerpo, pero los datos de los servicios de salud desmienten estas impresiones. Adolescentes y muchachas jóvenes tienen vergüenza de ser revisadas por el ginecólogo y a pesar de la información disponible, no conocen sus derechos ni la oferta médica.

No tan liberadas

La actitud de una parte significativa de las jóvenes de 20 a 30 años frente a su salud sexual no es la esperada. El pudor y el miedo dominan a muchachas universitarias como Natalia, una estudiante de ciencias biológicas que trabaja, vive sola y confiesa que, ahora, a los 23 años fue por primera vez al ginecólogo. "Para mi era un tabú. Tenía miedo a que me toque y a que me haga preguntas indiscretas sobre mi vida sexual". ¿Es un caso raro? Nada de eso. "De seis amigas que somos, tres no conocen la consulta ginecológica y entre las que no fueron nunca, hay una que está casada".

Flujos, infecciones y las molestias del síndrome premenstrual se resuelven buscando información por Internet o preguntando a las amigas, según informa el Centro Latinoamericano de Mujer y Salud, que tiene una línea de atención gratuita. También las pastillas anticonceptivas son usadas lejos del control médico en la mitad de los casos. Uno de cada tres llamados que recibe ese centro se motiva en preguntas acerca de cómo tomar las pastillas. Mitos sobre efectos adversos y sobre la necesidad de hacer descansos disminuyen la seguridad del método que, bien administrado, es eficaz casi un 100%.

En cuanto a las infecciones, las jóvenes eluden la consulta invocando el pudor y el miedo al maltrato. Después de haber advertido un bulto en el periné, Natalia postergaba la consulta porque "pensaba que me iban a preguntar si tengo relaciones con varios hombres, o qué posiciones practico", confiesa.

El miedo al dolor provocado por un tacto intrusivo también es mencionado por las más jóvenes. Para Andrea Gómez, psicóloga y sexóloga, en esos temores se pone de manifiesto que todavía hay poco conocimiento de los genitales. "La vagina es un espacio virtual, un espacio que se abre cuando entra algo. Las mujeres no suelen saber hasta donde llegan el tampón o el pene, y por eso temen al instrumental ginecológico, que no tiene una dimensión mayor. Las mujeres que tiene conciencia de su vagina no tienen tantas fantasías y no se asustan ante un control". Es lo que dice Florencia, de 22 años: "tenemos relaciones sexuales, probamos los placeres de la vida adulta, pero cuando hay que ir a revisarse y dejarse tocar, no somos tan cancheras".

El inicio de la vida se

 

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