Educación | 18 OCT 06

El "copiar y pegar" se extiende y preocupa a los docentes

Una tendencia que califican como "mal de la época".

Presentar un texto de Internet como propio es una práctica común entre los estudiantes. Los maestros aseguran que en la mayoría no hay mala fe y dicen que los chicos no saben manejar las fuentes.

Liliana Moreno

Como todo fenómeno que se precie ya tiene un verbo que lo identifica: copypastear, de copy and paste. O lo que es lo mismo, "copiar y pegar" un texto de Internet sin identificar la fuente, una práctica que se extiende en todos los niveles de enseñanza y que preocupa a docentes y autoridades educativas. ¿Viveza criolla? No, mal de época.

Un caso. En la secundaria Julio Cortázar, del barrio de Flores, los chicos debatieron en clase la película "La Patagonia Rebelde". A la hora de entregar un trabajo de elaboración propia los textos eran idénticos. "Los copiaron tal cual estaban en Internet, tanto que hasta dieron por válidas ideas que iban en contra de su propia ideología, como que los obreros eran subversivos", cuenta la coordinadora del Departamento de Ciencias Sociales, Claudia Merciai.

Para salirle al cruce al fenómeno la Universidad de San Andrés elaboró el "Documento sobre el plagio y el uso indebido de fuentes en la universidad", basado a su vez en la experiencia de sus pares norteamericanas, como Harvard. Y en la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA las tesinas de graduación se consultan en papel en la biblioteca. "Decidimos no 'colgarlas' en la página web para evitar que sean copiadas", explica Mariana Moyano , docente del Taller Multimedios.

Muchas veces los profesores universitarios googlean los trabajos de sus estudiantes: "Copiamos parte del fragmento sospechado para identificar el texto madre del que fue extraído", dice Claudia Torre, coordinadora de los Talleres de Escritura Académica de San Andrés. "Y recurrimos a estrategias para que no puedan fácilmente copiar y pegar —explica Celia Sábato, rectora del Instituto Superior de Profesorado Joaquín V. González—. Por ejemplo, plantearles preguntas o consignas que los obliguen a la elaboración propia, como presentar una comparación entre hechos".

Hay consenso en que el copy-paste se extiende, que atraviesa todos los niveles de enseñanza —postgrado incluido— y que las instituciones y los docentes salen a responderle de forma amateur. Pero ¿qué hay de sus causas y de su trasfondo? Aquí las opiniones toman más de un camino.

"Antes de Internet —dice Moyano— quien copiaba a otro (artículo, libro) y no citaba la fuente tenía claro que era una falta. Pero como nos acostumbramos tanto al discurso de que Internet es 'información libre', pareciera que todos podemos sacar textos sin tener la obligación ética de citar de dónde salió. Creo que se naturaliza una situación y se invisibiliza la falta".

Así lo vivió la profesora Merciai al recibir los trabajos sobre "La Patagonia Rebelde". "Cuando les hice ver la falta se enojaron —recuerda— porque no consideran un problema ético 'copiar y pegar'. Creen que así se hace un trabajo. Recién cuando lo debatimos lo entendieron." Para ella la causa de esta práctica excede la escuela. "Es producto de la cultura del facilismo que nos dejaron los años 90", dice. Y trae un tema clave en el que todos coinciden: la falta de conocimiento para citar las fuentes virtuales.

Celia Sábato dice que los chicos llegan al profesorado con un nivel muy bajo y, entre muchas otras falencias, son inexpertos en el manejo de las citas. "A lo largo de la carrera tratamos de fomentar la cultura del estudio y del respeto al trabajo intelectual. De todas formas —agrega— creo que entienden que copiar la producción de otros es algo que no deberían hacer pero el ejemplo social no ayuda: estacionamos mal el auto y nos quejamos porque nos sacan una foto".

La escuela secundaria está en la mira de Claudia Torre. Dice que el no registro de las autorías en Internet —obviar que los materiales pertenecen a uno o a varios autores—, tiene un antecedente fuerte en la práctica de muchos profesores que reparten fotocopias sin citas bibliográficas. "Es el módulo 4 de la bolilla 7 y no el artículo de fulano. Y así llegan a la universidad. Por supuesto que también está la picardía y la falta de ética pero creo que muchos estudiantes no sienten que cometen plagio porque tienen un desconocimiento absoluto. El tema está naturalizado y hay que desarmarlo".

En términos históricos el problema es nuevísimo y el debate recién empieza. Moyano lo pone en contexto: "Frente a la fascinación inicial que sentimos por Internet dejamos de hacernos muchas preguntas acerca del impacto que iba a generar. Este es uno de ellos".


Comillas y citas
Silvina Heguy
sheguy@clarin.com

Como en todos los casos, y en este más que en otros, bien vale una cita. Claudia Torre, coordinadora de los Talleres de Escritura Académica de San Andrés, explica cómo "levantar" textos de Internet. "Copiar el texto literalmente y colocarle comillas independientemente de su extensión". Cinco líneas o cincuenta es lo mismo. Insiste en que siempre hay

 

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