Los autores han logrado construir una obra que rompe con el estereotipo de libro psicológico. En otra línea argumental, con un estilo ameno pero riguroso y muy bien documentado, se exponen los temas más trascendentes de la salud en nuestros días. Desde las raíces filosóficas hasta sus implicancias sobre las políticas públicas, los modelos de atención son evaluados críticamente para luego ofrecer propuestas alternativas.
Una psicología con “los pies en la tierra” y una voluntad de diálogo entre disciplinas. Una apertura a los saberes diversos y la decisión de romper con la “babelización” que clausura el diálogo. Una experiencia que vale la pena realizar. Una lectura que no nos deja indiferentes y con la que es posible dialogar, discutir o acordar, en todos los casos saldremos enriquecidos.
Acerca del Libro
La actual situación sanitaria refleja una profunda mutación en las formas de nacer, vivir, enfermar y morir de los seres humanos. A su vez, las tendencias económicas, sociales y culturales en curso amenazan producir un colapso en los ecosistemas humanos y ponen en riesgo la sustentabilidad de la vida en el planeta.
El paradigma mecanicista, sobre el que se ha basado el enfoque científico tradicional, no puede dar una respuesta adecuada ante las problemáticas sanitarias emergentes. Por ello urge reorientar las políticas públicas de salud jerarquizando al factor humano e integrando los más recientes aportes provenientes de las ciencias sociales y de las ciencias de la vida.
Este libro aborda, en particular, las distintas alternativas y modalidades de inclusión de la psicología en el ámbito de las políticas públicas de salud, analizando los fundamentos conceptuales y valorativos que han orientado durante décadas la formación e inserción de los graduados en esta especialidad.
Entre otros aspectos, los autores cuestionan el tradicional concepto de salud mental y proponen, como contrapartida, el concepto de lo mental en la salud, a fin de reintegrar lo psicológico, lo biológico, lo ambiental y lo político como dimensiones difícilmente escindibles de la actividad humana, y alentar acciones sanitarias que no se aboquen de forma excluyente a la asistencia específica de la enfermedad. En el mismo sentido, indagan acerca de las condiciones que han permitido la emergencia del modelo asilar en el tratamiento de los enfermos y discapacitados mentales en el país, a la vez que exponen las iniciativas y reformas más importantes que se han ensayado en las últimas décadas para lograr su superación.
Este libro —dirigido a estudiantes, gestores de políticas públicas y profesionales de la salud— se plantea el importante desafío de posicionar a la psicología como una disciplina puesta al servicio del bienestar colectivo. En esto radica la dimensión humana y política que encierra, y que sin duda enriquece sus valores académicos y científicos.
Entrevista:
· ¿Quién es el lector destinatario promedio de vuestro libro?
Estudiantes y graduados en psicología. Específicamente, entre los graduados aquellos que desarrollan actividades en el sector público, insertos en el área salud u otros áreas sociales.
Secundariamente, estudiantes y graduados de las restantes disciplinas del área social (trabajo social, antropología, sociología entre otras) y del área médica. También aquellos decidores y formuladotes de políticas que se hallen insertos en cargos de responsabilidad ejecutiva.
· ¿De qué modo la obra caracteriza el modelo asistencial vigente?
El modelo asistencial vigente ancla en una raíz epistemológica de base cartesiana, que ha impulsado las ciencias positivas y que, en el campo de la medicina, ha dado como resultado la disociación entre la materia y la conciencia. Esta raíz epistemológica, que ha dividido al sujeto, lo ha descontextualizado del medio ambiente y ha centrado un predominio excesivo de las ciencias naturales sobre las restantes disciplinas que se ocupan de lo humano ha tenido como una de sus inevitables consecuencias la continua fragmentación del objeto de estudio en segmentos cada vez más irreductibles y la progresiva hiperespecialización de las disciplinas que trabajan en el campo de la salud y el bienestar.
Este desgarramiento que sobre el tejido de la realidad propone la visión atomista e hiperespecializada se ha enancado sobre las tendencias impulsadas por el mercado de la enfermedad, y ha dado como resultado una visión en la cual a cada problema se le trata de dar una solución focalizada, la mayoría de las veces sin reconocer cuáles son los efectos secundarios de dicha resolución sintomática y parcial. Las disciplinas actúan de manera disociada, atendiendo a los principios y supuestos que rigen su accionar, pero sin integrar marcos teóricos que den cuenta de las problemáticas comunes: por ejemplo, el peso que tiene el medio ambiente sobre la salud (especialmente, en los primeros meses de desarrollo), el efecto que tienen las redes de apoyo y sostén en el cuidado y mejoramiento de la salud, el papel que la desigualdad social y económica genera en el debilitamiento de la salud.
Nos hallamos a menudo en una situación similar a la que se encontró John Show cuando otorgó carta de ciudadanía científica a la epidemiología: podemos establecer asociaciones entre distintas variables pero no podemos explicar cabalmente las vías y mecanismos mediante las cuales se producen dichos fenómenos. La mayoría de las preguntas, por lo tanto, quedan sin una respuesta satisfactoria e invitan a retomarlas desde nuevas perspectivas y apoyos científicos. No en vano se ha afirmado, en el plano filosófico y científico, el paradigma de la complejidad como aquel que permite formular más satisfactoriamente las preguntas que serán luego retomadas desde perspectivas interdisciplinarias. La perspectiva de la complejidad desafía el paradigma tradicional y propone avanzar en una serie de supuestos que permitirían un importante avance en las líneas de investigación no convencionales. Allí, entonces, se halla el futuro más promisorio para el desarrollo y la integración disciplinaria.
· ¿Qué encontrará un profesional de la salud en el libro que lo estimule a encarar su lectura?
Una visión distinta sobre los supuestos que rigen el pensamiento de las ciencias básicas y las teorías tecnológicas que actúan en el campo de las políticas públicas de salud. Su aplicación a las distintas cuestiones que deben ser afrontadas en dicho escenario: el surgimiento y manifestación de las problemáticas sanitarias emergentes, la necesidad de desarrollar un enfoque axiológico que de fundamento a las decisiones, la necesidad de reformular las políticas públicas que se han orientado a la mejora de la salud mental y la discapacidad intelectual, la orientación de la formación de los recursos humanos en psicología. De particular interés, en la medida que permite ampliar el horizonte de las concepciones y prácticas profesionales, debe señalarse: el concepto de lo mental en la salud como sustitutivo del atávico concepto de Salud Mental que sostiene, al decir de Koestler, el mito del fantasma en la máquina y la inclusión de diversas momentos en los cuales puede participar la psicología en el ciclo de las políticas públicas. Finalmente, creemos que lo más estimulante, aún cuando no está expresado de modo explícito, será encontrar la naturaleza humana del proceso de salud y la dimensión social del mismo. También pensamos que sobre esta plataforma básica es posible mirar las cosas en términos éticos y obrar en consecuencia.
· ¿Es este un libro sobre Salud, sobre Psicología, sobre Medicina?
Se trata de un libro que enfatiza el enfoque sobre la psicología, pero en la medida que el modelo hegemónico de atención reconoce principios comunes a ambas disciplinas y que no es posible pensar las aplicaciones de una disciplina sin la restante las críticas y propuestas reconocen múltiples intersecciones. Contamos con una limitación que restringe fuertemente estos desarrollos, y es que la psicología social ha tenido un desarrollo muy precario, en virtud de dos procesos simultáneos:
a) La hegemonización del psicoanálisis como teoría más apta para explicar los procesos que afectan al psiquismo humano.
b) El desarrollo de una corriente seudo-científica que, de la mano de los desarrollos incipientes que planteara Pichon Riviere han confundido las aplicaciones de la psicología social con la elucidación de ciertos fenómenos grupales, fenómeno este que ha enmascarado muchas contribuciones potenciales de la psicología.
· ¿Desde qué concepción de la Psicología está escrito?
Desde la que surge de la disciplina tal como está avanzada hoy en el mundo entero, en sus diversas columnas teóricas y sus múltiples especialidades o campos de aplicación. En particular, el libro toma como supuestos los desarrollos de la psicología social aplicada que actúan en diversas áreas de importancia para el campo de la Salud Pública. Por ejemplo, la psicología ambiental, comunitaria, politica, de la salud, sanitaria, de las organizaciones. Es nuestro supuesto que para dar una respuesta satisfactoria a los principales problemas que se plantean en este campo, y para orientar intervenciones eficaces es necesario reconocer tales desarrollos.
· Frecuentemente se indica - desde el interior de la Psicología - que esta no tiene pretensiones, no quiere y no necesita ser "científica", lo cual es una posición admisible como teoría. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?
En lo que hace a la psicología hay que diferenciar entre Argentina y el resto del mundo. En este resto, ningún psicólogo o psicóloga afirmaría hoy que la psicología no es una ciencia y, en alguno de sus campos de trabajo, como la psicofísica por ejemplo, una ciencia dura.
Sí puede ser que desde un determinado desarrollo teórico, en manos de ciertos cultores del mismo, se afirme que no es una ciencia y encontramos que está bien, son desarrollos conceptuales que no entran ni pueden entrar en los cánones del hacer ciencia. Lo que habría que discutir un poco, es si esos desarrollos son parte de la psicología o más bien de la filosofía. Esta posición, sustentada a menudo en un neoirracionalismo o en la convicción de que el acceso al conocimiento de ciertas temáticas de la psicología debe sustentarse en otros principios epistemológicos ha tenido como consecuencia:
a) Una baja integración al trabajo interdisciplinario
b) Una confrontación a menudo pueril con los epígonos del conocimiento neurocientífico.
c) Una posición descontextualizada y abstracta respecto de los determinantes de la salud y la enfermedad
· ¿Podrían ampliar la definición de Salud que el libro propone?
La definición de salud arrastra a menudo posiciones antagónicas e irreductibles, del tipo salud pública/salud privada; salud individual/salud colectiva, salud orgánica (y acá se alude a todas las especialidades, como si pudiera hablarse de salud cardiovascular, salud renal, salud bucal prescindiendo de la totalidad organísmica en que ella se inserta salud mental, etc, etc. Creo que un concepto de Salud debe ir hacia la convergencia de estos falsos antagonismos y lograr una definición suficientemente comprehensiva y satisfactoria.
. ¿De qué modo entienden la "Salud Mental" como concepto?
Es un concepto vacío y su uso encierra riesgos, dado que refuerza las concepciones dualistas cartesianas, propias del medioevo. Decir salud mental es como postular una salud del alma, lo cual es válido, si nos movemos en el campo de las creencias religiosas o de ciertas filosofías de la trascendencia, pero no cabe en el campo de las ciencias.
Por otra parte, siempre que uno reflexiona sobre cuestiones del proceso de salud y sus emergentes hay que tener en cuenta el núcleo de la definición de salud acuñada por la OMS hace ya casi cincuenta años y que nadie discute. El ser humano no puede estar mentalmente mal y orgánicamente bien o viceversa; son las personas en su integridad las que están en condición de salud o de enfermedad.
Esta discusión se vuelve anacrónica frente a los logros de las neurociencias en los últimos diez o vente años, sobre todo, de la psicoinmunoneuroendocrinología. Hace ya varias décadas que el sistema nervioso, el sistema endocrino y el sistema inmune dejaron de considerarse como entidades o componentes separados y pasaron a integrar un único sistema.
Por otra parte, insistir con lo de la salud mental también refuerza la idea de una salud somática y que haya profesionales que se ocupen de la enfermedad desde esta perspectiva prescindiendo de la mente, justo cuando el perfil epidemiológico prevalente involucra a las enfermedades psicosomáticas. Es la contrapartida de los profesionales que se ocupan de las enfermedades mentales prescindiendo del componente orgánico. Lo malo de estos errores conceptuales es que las consecuencias negativas de los mismos la sufre la población.
· ¿Qué es Higiología?
Higiología es sinónimo de teoría de la salud. Tiene la misma etimología que higiene (Hygieia, hija de Asclepio, era la diosa de la salud), ese viejo campo conceptual y propedéutico en el que antes se formaba a los médicos y que desgraciadamente fue excluido hace muchos años de las facultades de medicina. Si hubiera perdurado, es posible que hoy, como vaticinó John A. Ryle hace más de cincuenta años cuando asumió la cátedra de Medicina Social en la Universidad de Oxford, los médicos se estarían formando fundamentalmente en higiología y se habría pasado del arte de la higiene a la teoría científica de la salud positiva. Fíjese cómo están de distorsionadas las cosas (y no por culpa de la ciencia), que al decir salud tenemos que agregar “positiva” para que no se interprete que estamos hablando de enfermedad. Hoy las ciencias de la salud son en realidad sólo ciencias de la enfermedad y de la cura.
· ¿Qué es "salutogénesis" y Promoción de la Salud desde vuestra perspectiva?
Es un concepto elaborado y trabajado por Anton Antonovsky y que involucra cuestiones tales como la idea de comportamientos y ambientes que generan salud. Antonovsky también trabajó con respecto al concepto de sentido de coherencia como fuente de salud, llegando a construir un muy útil Cuestionario de Orientación Ante la Vida.
· Formulan Uds. una crítica las ideas de: "Indicadores de Salud" y "Riesgo". ¿Podrían sintetizar sus argumentos y cuál es su propuesta superadora para esos conceptos?
Es un tema largo de tratar, pero haciendo una síntesis muy apretada podemos decir que el problema de los indicadores de salud es que siempre son indicadores de enfermedad; hay muy pocos trabajos sobre salud en los cuales sólo se hable y se mida la salud positiva. Hay un libro muy interesante sobre esta cuestión; su autora es Ann Bowling y se titula “La Medida de la Salud”. Tal vez hoy comience a ser más importante saber porqué hay gente que está sana cuando otras personas enferman.
Con respecto al concepto de riesgo, el problema está en que lleva a pensar en cómo evitar el daño que el riesgo anuncia y no nos ocupamos del daño actual, dado que siempre que hay un riesgo es porque ya hay un daño. De este modo, en general (hay excepciones, sobre todo en el campo de la inmunología), no evitamos ese daño avizorado y perdemos la oportunidad de actualizar el potencial de salud que, cualquiera sea el daño, siempre existe y cuando se lo activa tiende a desaparecer el daño actual y no acaece aquel otro daño previsto.
· El libro caracteriza al modelo clínico restrictivo como responsable de respuestas fragmentadas, tardías e ineficaces lo cual es perfectamente comprensible, pero ¿No pueden aplicarse las mismas categorías al modelo empleado generalmente por la Psicología en nuestro medio?
La respuesta es simple: SI, absolutamente.
· Hay un predominio de reflexiones acerca del modelo asistencial con extensos desarrollos respecto del paradigma médico asistencialista en crisis. Sin embargo no observo que la crítica al modelo Psicológico imperante en nuestro medio tenga la misma intensidad, extensión, fundamentación ¿A qué obedece esto?
A que la psicología en Argentina tiene una incidencia mucho menor en la atención de la enfermedad, por lo tanto el modelo asistencial es criticado en relación a la profesión que más peso y visibilidad tiene. No obstante, el modelo que impera en la psicología es precisamente el modelo médico asistencial. Esto viene de los desarrollos prácticos de Ribot, en Francia a fines del siglo XIX, que luego pasan a Estados Unidos dando origen, a partir de Lighner Witmer, a la denominación de psicología clínica y a la fundación de la primera institución con este nombre, en Pensilvania, en 1896. Ribot era filósofo, pero sus discípulos (Dumas, Wallon, Janet y otros) son inducidos por él a estudiar medicina y es desde la medicina que entra este modelo en la psicología. Fíjese que en 1958 Sanford, representando a la Comisión Mixta de Salud y Enfermedad Mental del gobierno de Estados Unidos, encargada de evaluar las necesidades de salud mental en todo el país, afirmó que para que los psicólogos y psicólogas fueran más eficaces en su participación en el movimiento de salud mental (vigente en esa época y país) tenían que abandonar el modelo médico-clínico.
· Respecto de las políticas públicas: ¿De qué modo se podría alentar la formación de la autonomía de las personas y la participación comunitaria en la promoción de la salud?
Es nuestro parecer al respecto que, por un lado, esto se logrará cuando los funcionarios políticos se democraticen y pierdan el miedo de diluir un poco de su poder en el conjunto social y, por otro, cuando las políticas públicas desemboquen en programas intracomunitarios y participativos. En esta última alternativa tendrán que ser democráticos los profesionales y también delegar parte de su poder a la población, pero cuando hablamos de poder en el campo de las profesiones estamos refiriéndonos al conocimiento científico-técnico el cual, en parte, debe ser transferido a los miembros legos de las comunidades. Por supuesto este proceso debe ser, literalmente, arrancado de quienes hoy conservan o detentan la concentración del poder decisional porque el poder no se cede con facilidad, pero en la medida que se incrementen los procesos de empoderamiento ciudadano (y esto no se logra sin que medie un importante protagonismo de las organizaciones sociales y una voluntad de los representantes académicos de socializar el conocimiento hacia la comunidad) y ello se exprese en demandas más activas y calificadas el proceso de formulación e implementación de las políticas públicas cobrará una dimensión más humana y centrada en las reales necesidades de la sociedad. Al menos, hacia esto tendemos o esperamos que el libro contribuya a forjar.
· El libro formula una crítica profunda al modelo centrado en la demanda - lo cual también se hace desde la Medicina desde hace años – pero: ¿En qué consiste el modelo alternativo que proponen?
Al estar inficionado por la lógica segmentada, individualista y centrada en la reparación de lo enfermo, el modelo clínico naturalmente privilegiará la respuesta a la demanda y no el desarrollo de acciones planificadas que, al trabajar con criterios de eficacia y eficiencia susceptibles de evaluación, permita a los equipos profesionales anticiparse proactivamente a los eventos sanitarios y trabajar desde una perspectiva protectiva-promocional. Lamentablemente este último enfoque, en la medida que no da claros dividendos económicos (es difícil convertirlo a la lógica del intercambio de la oferta y demanda) no es estimulado por el complejo asistencial-industrial, hecho que se ve reflejado (entre otros aspectos) en la orientación dominante en las Universidades y Escuelas que forman a profesionales y técnicos de la salud.
· ¿Dónde, cómo, con quién podría un profesional interesado en las perspectivas complejas formarse en teorías tan alejadas de la educación imperante en las universidades de nuestro medio?
Esta es una pregunta difícil de responder. Institucionalmente hay un vacío total en este sentido, razón por la cual la única posibilidad radica en el autodidactismo. Al fin de cuenta, el conocimiento se construye pelándose los ojos sobre los libros, no por lo que una persona parada al frente de la clase exprese a sus oyentes esto, a lo más, si es muy buen profesor, motivará al alumno a estudiar en buenos libros y, en todo caso, señalará levemente un camino de reflexión a los alumnos. Pero nada se concreta sin esfuerzo y sin un camino de elaboración personal en el cual cada uno va hallándose sus referentes, sus apoyos teóricos, sus caminos de experimentación en la formulación de ideas y en la contrastación empírica de las hipótesis de investigación que vayan siendo enunciadas.
· ¿Qué razones obstaculizan la interacción productiva entre médicos y psicólogos? ¿De qué beneficios se priva la población a consecuencia de este "malentendido"?
Usted hace preguntas que implican respuestas complicadas. Para ser breves e ir directo al grano, el obstáculo fundamental está:
a) En el mercado segmentado y atomizador de las prácticas profesionales.
b) En la endeble formación de los profesionales de las ciencias de la salud.
c) En los estereotipos y prejuicios dominnates en torno a las potenciales contribuciones que cada disciplina puede hacer en el contexto del equipo interdisciplinario de salud.
La población se priva de esta inconexión y, a menudo, autismo de los profesionales que cultivan un campo segmentado del saber cientifico, por la sencilla razón de que la atención misma se vuelve parcial, fragmentada, incapaz de verse las totalidades más complejas en las cuales se inserta la problemática sanitaria de individuos y poblaciones.
· ¿Qué impide que vuestras propuestas metodológicas sean discutidas entre profesionales de la salud?
Creemos que nada. Tal vez haya una cierta apatía en los campos profesionales y mucho desaliento. Pero la discusión respetuosa y constructiva, o sea, buscando acercarse a la verdad, es siempre estimulante y salutógena. Esta apertura al diálogo debe hacerse con el menor nivel de prejuicio y dogmatismo posible, tratando de comprender la perspectiva del otro y trazar caminos de construcción conjunta entre las distintas corrientes de pensamiento y de acción.
· ¿Qué esperan en el futuro mediato en la Salud de nuestros países?
Argentina y gran parte de América Latina tiene todo lo necesario para un mejoramiento muy significativo de las condiciones de salud de sus poblaciones, sólo hace falta voluntad y coraje político para lograrlo; por lo tanto, tenemos esperanzas de que tal cosa ocurra. Soplan buenos vientos en este momento de Latinoamérica, tal vez el barco comience a moverse. Falta, eso sí, mayor voluntad de organización y construcción conjunta entre todos aquellos grupos de profesionales que trabajando ante obstáculos y limitaciones comunes, aspiran a lograr respuestas más integrales, más apropiadas, más sustentables y más eficaces para contribuir al bienestar de la sociedad.
· ¿Cómo imaginan el futuro mediato de la Psicología como disciplina?
Depende del escenario al que refiera esta pregunta. Si es en Argentina, la tarea para alcanzar un buen futuro es titánica, pero posible. También para esto hace falta políticos con coraje y voluntad de cambio en función de lo que la sociedad necesita y el desarrollo nacional exige. Que la Universidad pública se abra a la sociedad, y que la sociedad interrogue y demande (con el derecho que le asiste) para que la Universidad pública de respuesta a los urgentes y graves problemas que aflige a la sociedad actual.
Psicología y Políticas Públicas de Salud
De Lellis, Martín y colaboradores
Colección: Tramas Sociales
ISBN: 950-12-4538-1
Páginas: 320