Complicación postquirúrgica | 26 JUL 06

Neumoperitoneo evidente 3 semanas después de gastrostomía endoscópica percutánea

Se reporta un paciente que desarrolló un neumoperitoneo benigno aproximadamente 3 semanas después de la inserción percutánea de un tubo de gastrostomía.
Autor/a: Chen W, Kawahara H, Takahasi M el al. J Gastroenterol Hepatol 2006; 21(5): 919-921
INDICE:  1. Bibliografía | 2. Bibliografía
Bibliografía

La gastrostomía endoscópica percutánea (GEP) se ha convertido en el método más común de alimentación enteral en pacientes con dificultades prolongadas o inhabilidad para tragar. Es un procedimiento efectivo y seguro con una baja incidencia de complicaciones. Sin embargo, con el uso incrementado de esta modalidad se están encontrado complicaciones más frecuentemente. Varios reportes han mencionado un neumoperitoneo benigno, autolimitado después de la cirugía abdominal y laparoscopía, así como después de la colocación de un tubo por GEP. En la mayoría de los casos, el neumoperitoneo ocurre hasta 3 horas después de la GEP y usualmente se resuelve en 1 semana [1,2]. Aquí, se reporta un paciente que desarrolló un neumoperitoneo benigno aproximadamente 3 semanas después de la inserción percutánea de un tubo de gastrostomía.

Reporte del caso
En noviembre de 2001, una mujer de 29 años de edad fue admitida en el National Nanao Hospital en Japón, por disfagia debido a un estado apálico causado por una anoxia cerebral. El aporte nutricional se mantuvo mediante una sonda nasogástrica de alimentación durante 3 meses. Para mejorar el estado físico y la calidad de vida, se efectuó una GEP. Se le colocó un tubo de 20 F (Bard Interventional Products, Billerica, MA, USA) en marzo de 2002 utilizando la técnica de Gauderer y col. [3]. Se administraron antibióticos 30 minutos antes del procedimiento. Todo el procedimiento, incluyendo la panendoscopía completa, tomó aproximadamente 15 minutos. El procedimiento fue suave y bien tolerado por la paciente. Se comenzó con la alimentación por el tubo 10 días después y no ocurrieron complicaciones durante ese lapso.

Tres semanas después de la inserción del tubo, la paciente desarrolló distensión abdominal, elevación de la temperatura (37,8º C), frecuencia del pulso de 76/min, frecuencia respiratoria de 16/min y tensión arterial de 136/76 mmHg. Al examen físico se apreció enrojecimiento en la pared alrededor del estoma. El abdomen era blando, depresible e indoloro, con ruidos intestinales normales y disminución de la matidez hepática.
Los análisis de sangre revelaron un recuento de glóbulos blancos de 8.600/mm3, con 65% de neutrófilos. Los análisis de orina y materia fecal fueron normales. La etiología de la distensión abdominal permaneció incierta.

En consecuencia, se efectuaron radiografías de tórax y abdomen para indagar el origen de la distensión. La visión del abdomen en decúbito lateral izquierdo demostró evidente aire intraperitoneal libre (Fig. 1). Una tomografía computada del abdomen mostró un neumoperitoneo y reveló que el sujetador interno estaba separado por 1,5 cm, entre el estómago y la pared abdominal (Fig. 2). Una seriada gastroduodenal demostró que el tubo de GEP estaba dentro del estómago en posición adecuada, sin extravasación del contraste. Después de la suspensión de la alimentación por el tubo, se lo dejó abierto para reducir la presión intragástrica. La paciente fue alimentada por vía endovenosa y se la administraron antibióticos. El neumoperitoneo se resolvió dentro de los 7 días y 40 días después de haberse realizado la GEP se recomenzó con la alimentación por el tubo sin inconvenientes. El neumoperitoneo no recidivó y la paciente permaneció estable hasta la actualidad.

 

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