En el Hospital de Niños.

Cada vez hay más chicos tratados por tragar pilas.

Muchos juguetes no respetan normas básicas de seguridad.

Hoy los chicos pueden ser víctimas hasta de sus juguetes. Más precisamente, de aquellos que, por no cumplir con normas de seguridad mínimas, dejan al alcance de los pequeños las pilas, que, de ser engullidas, aspiradas o introducidas en el orificio de la oreja, pueden causar lesiones muy severas. Y hasta la muerte si no son extraídas a tiempo.

Las estadísticas del Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez muestran que en los últimos cinco años ha aumentado significativamente el número de chicos pequeños que acuden al hospital por síntomas que delatan la ingestión de las diminutas pilas chatas que habitualmente se utilizan en calculadoras, relojes y, cada vez con mayor frecuencia, en juguetes.

De un año a otro, el número de accidentes prácticamente se ha duplicado, y el de los casos más leves se ha multiplicado por 10 en apenas cinco años, según estadísticas que fueron presentadas en el último congreso de la Sociedad Argentina de Pediatría y, más recientemente, en un ateneo clínico del citado hospital.

"El aumento de los casos se explica por la aparición y masificación de juguetes que contienen pilas chatas, generalmente importados, que no respetan las normas de seguridad", dijo a LA NACION la doctora Ruth Faifman, médica de guardia de la Unidad de Endoscopia del hospital Gutiérrez, a cargo del doctor Mario Harold Dillon.

En los Estados Unidos -país donde se producen alrededor de 2000 casos de ingestión de pilas chatas al año-, la frecuencia de estos peligrosos accidentes se ha reducido un 70% en los últimos ocho años. "Esto refleja los esfuerzos de la industria por lograr que los compartimentos que contienen las baterías sean seguros, de modo tal que no puedan ser abiertos por los chicos", señala un reciente informe del Centro Nacional para Envenenamientos ( National Capital Poison Center ), de los Estados Unidos.

En la Argentina no existen estadísticas nacionales sobre este problema. De todos modos, comentó el doctor Jorge Fiorentino, jefe del Departamento de Emergencias del hospital Gutiérrez, "esta estadística es bastante representativa de lo que pasa en el país, ya que es el único centro de endoscopia de urgencias público de la Capital y la provincia de Buenos Aires".

Electricidad interior

Como se suele creer, el peligro de la ingestión de pilas no sólo está relacionado con las sustancias que contienen -más allá de que efectivamente son tóxicas-, sino con su capacidad de producir quemaduras en tejidos internos. "El peligro de las pilas chatas se debe a que los dos polos se encuentran en la misma cara, de modo tal que al entrar en contacto con la superficie húmeda de la mucosa que recubre las paredes del esófago o del interior de la nariz se libera la electricidad que produce una quemadura", explicó la doctora Faifman.

El efecto es instantáneo. Si, una vez tragada, la pila que ingresa al esófago se "pega" a las paredes, la descarga es inmediata y sus efectos no se hacen esperar. "Bastan dos horas para que lesione la pared del esófago y doce para que atraviese esa pared y genere una mediastinitis", asegura la endoscopista de guardia.

Esta es la inflamación del mediastino, que es el sitio donde convergen el corazón y los pulmones. Esa inflamación puede devenir en una infección pulmonar o una infección general, afirma Faifman: "El riesgo de muerte por mediastinitis es alto y su atención requiere internación en terapia intensiva".

Un proceso similar ocurre cuando la diminuta batería es introducida en la oído o en la nariz, aunque no pone en peligro la vida, sus secuelas no son menores: puede causar la pérdida de la audición o una predisposición a infecciones crónicas de la nariz.

Los expertos recomiendan prestar atención a los posibles síntomas: en caso de ingestión, un babeo intenso, dolor y la imposibilidad de tragar alimentos; si el chico se ha metido la pila en la nariz, lo delata la presencia de gran cantidad de moco (a veces con sangre) y el dolor; y si la oreja es el sitio afectado, dolor y alguna dificultad auditiva.

En todos los casos, no hay que perder tiempo, sino acudir inmediatamente a un servicio de emergencia.

Por Sebastián A. Ríos 

 
Qué normas de seguridad deben respetar los juguetes

Para evitar que las peligrosas pilas planas caigan en manos de los más pequeños, la doctora Ruth Faifman, médica de guardia del Servicio de Endoscopia del hospital Gutiérrez, recomienda:

No dejar pilas al alcance de los chicos. Cada vez que se realice el cambio de las pilas de una calculadora, un audífono u otro artefacto electrónico, desechar inmediatamente las pilas usadas.

Comprar sólo aquellos juguetes con pilas que respeten los mecanismos de seguridad. "En principio, los juguetes para menores de 3 años no deben tener piezas que puedan ser desprendidas -explica la doctora Faifman-. Un muñeco de peluche que tiene ojos duros no es apto para un chico de menos de 3 años, ya que hasta que le desprenda los ojos no va a estar conforme." Los juguetes aptos para menores de 3 años son aquellos de una sola pieza y sin relleno expuesto.

"En cuanto a los juguetes con pilas, aquellos que respetan las normas son los que poseen un doble mecanismo de seguridad que mantiene las pilas fuera del alcance de los chicos -agrega Faifman-. Son esos juguetes en los que para sacar la pila hay que sacar un tornillo que se encuentra a su vez protegido por una tapa, por ejemplo."

Los mecanismos de doble seguridad implican la coordinación de ambas manos para llegar al compartimento que contiene las pilas: "Si uno puede sacar la pila con una mano, sosteniendo el juguete con la otra, no es un juguete seguro."