Debate | 21 MAR 06

Sexo: ¿En qué andan los varones?

Cuatro especialistas opinan sobre los cambios en el deseo masculino, las nuevas prácticas sexuales y el sexo virtual.

El avance de la mujer en el espacio público, en el trabajo, en el dominio de su cuerpo y el permiso para el placer sexual, ¿cómo impactó y sigue impactando en la sexualidad de varones y mujeres?

Juan Carlos Kusnetzoff. Para mí el avance de la mujer en relación a su vínculo con el varón se ve más que nada en cierta feminización de los varones. Cuando digo feminización no hablo de homosexualidad. Me refiero a que ciertos rasgos típicos de la mujer ahora están presentes en el varón. Si antes en una columna estaba el macho, ahora en otra está la transformación de ese macho en un hombre. En alguien que tiene afectos, sentimientos, que puede expresarlos y eso modula toda su vida, particularmente, su vida sexual.

Alcira Camillucci. En las mujeres también pasó esto. Cuando salimos del ámbito privado al mundo laboral también se nos identificó con una imagen masculina. Desde lo estético, de la vestimenta hasta cómo teníamos que actuar y mandar en el trabajo. Pero la mujer ya se transformó y hoy tenemos empresarias, políticas, que son muy femeninas. Encontramos la síntesis. Creo que los varones están en ese proceso: salieron de la posición de macho, de protector, proveedor, agresivo, y están encontrando esos aspectos culturalmente femeninos: la ternura, la expresión de las emociones, la vulnerabilidad. Este cambio le cuesta al hombre y también a la mujer.

Pero, ¿cómo incide, cómo afecta a la vida sexual de una pareja?

Andrés Flichman. Y sí, la sexualidad hay que verla en un contexto histórico, social, político. Por ejemplo, siempre me ha impresionado el cambio frente a la eyaculación precoz, un motivo de consulta muy frecuente. Cuando Alfred Kinsey hizo su famoso informe sobre la sexualidad del varón en el año 48, definió al hombre eyaculador precoz como muy potente. Y dijo que si en la naturaleza, el animal macho lo hace rápidamente, por qué no tomar a la eyaculación precoz como un signo de potencia. En la medida que va cambiando el reclamo de placer sexual de la mujer, ese hombre macho, potente, es el que empieza a golpear los consultorios de los sexólogos.

¿Entonces cuando la mujer pasó de objeto a sujeto sexual el varón se complicó?

Camillucci. Históricamente para el varón el sexo fue siempre una cuestión de aventura y de poder.

Diana Resnicoff. Recordemos que así como las mujeres no somos una vulva, ellos tampoco son un pene. Si los varones pudieran entenderlo, estarían más aliviados. Si dijeran "hoy no tengo ganas", se sacarían una mochila pesada. ¿Cuántas disfunciones hemos visto producto de esta mochila que carga el varón? Yo a los varones los veo angustiados. Pienso en los nombres que les ponen desde los medios "metrosexual", "vitalsexual", "tecnosexual". Y pregunto por qué siempre están adosados a la palabra sexual, a la idea de pene erecto.

Si hablamos de los medios, ¿qué pasa con el sexo cibernético? ¿Están recibiendo consultas de hombres que se vuelven adictos al sexo virtual?

Camillucci. Sí, y lo dicen sus mujeres. Hay muchos hombres que entran a las páginas pornográficas y se quedan hasta las tres, cuatro de la mañana, o que están chateando hasta tarde con otras u otros, nunca se sabe. Y la mujer se siente descuidada, no van a la cama juntos. Hay muchos celos.

Kusnetzoff. Trae situaciones de conflicto en las parejas. Si uno compara el sexo virtual con la situación de ver una película pornográfica, en este último caso generalmente uno está al lado de su compañera, hay cercanía física. En cambio, el sexo cibernético es algo individual, la compañera está lejos. No sé cómo puede manejar esta situación una pareja. Y la adicción al sexo virtual es muy fuerte y muy difícil de superar.

Flichman. Es cierto. El sexo virtual atrae mucho porque es muy accesible, económico y visual. Y los hombres se han formado visualmente en la sexualidad. Las mujeres, en cambio, son más táctiles. Yo tuve en el consultorio tres o cuatro casos y realmente son bastante complejos. Hay una cuestión muy ligada a lo adictivo que es difícil de trabajar. Puede estar motivado por un problema de pareja o no. A veces la pareja funciona bien y el hombre busca eso en algún momento. Y hay celos porque la mujer suele identificarlo con una infidelidad. Yo no lo considero una infidelidad.

Kusnetzoff. Se trata de una situación en la que la mujer queda completamente excluida. Es algo que duele mucho. A lo mejor no es una infidelidad, pero seguro se lastima al otro al excluirlo.

Resnicoff. A mí me preocupa cómo se han instalado estas nuevas modalidades. Esto conduce a una deshumanización del erotismo. Hay muchas cosas que hacen al encuentro con el otro que quedan descartadas en el sexo virtual: el contacto piel a piel, los olores, los sabores. Todo lo sensorial queda desvirtuado. Espero que no se inventen computadoras que emitan olores.

Camillucci. Pero ahí hay una diferencia entre varones y mujeres. Lo sensorial es más femenino. Si vemos las novedades sexuales, para llamarlas de alguna manera, son más del mundo masculino: el sexo virtual, el consumo de travestis, las reuniones swingers. Es el varón, en general, el que impulsa a su mujer a tener encuentros swingers.

¿En sus consultorios encuentran cada vez más pacientes bisexuales? ¿Hay un aumento de la bisexualidad, hay más permiso para cierta ambigüedad sexual?

Resnicoff. En estos últimos años he tenido muchas consultas de mujeres que tuvieron experiencias con mujeres y que les gustó. Es algo que hoy se escucha. Mujeres que abiertamente con

 

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