La carencia de estos tejidos de reemplazo va en aumento Antes se importaban de bancos norteamericanos Pero una nueva legislación hizo más lento el trámite
"El déficit de córneas que existe es acuciante y no se está operando a la misma cantidad de pacientes que un año atrás. En este momento, tenemos en el país una gran cantidad de pacientes en lista de espera y no hay aún muchos más porque no se están derivando a trasplante casos más benignos, dado que los médicos sabemos que tendrán que esperar mucho tiempo una córnea", afirmó a LA NACION el doctor Omar López Mato, vicepresidente del Consejo Argentino de Oftalmología (CAO).
La espera de los casi 3000 pacientes que están en la lista del Incucai para recibir una córnea podría solucionarse rápidamente con tan sólo mayor información a los familiares de los posibles donantes y con un mejor aprovechamiento del tejido corneal que hoy se desecha.
En los últimos años, para paliar esta situación, se podían importar córneas de los distintos bancos de los Estados Unidos. Pero recientemente, un cambio en la legislación estadounidense hizo más lento el trámite de importación y hoy se tarda entre cuatro y doce semanas para recibir los órganos, que cuestan entre 500 y 1500 dólares.
"Hoy, esto no es muy accesible para la población", comentó el doctor López Mato, que impulsa distintas soluciones prácticas para resolver el problema.
Según estadísticas del Incucai, en 2005 hubo una donación efectiva de 1482 córneas y, a la fecha, hay 2947 personas a la espera de órganos de reemplazo por motivos que no constituyen una urgencia. De serlo, como puede ser una perforación permanente, aclaró el especialista, el Incucai provee el tejido rápidamente.
Las afecciones más comunes de esos pacientes son las distrofias corneales, los procesos degenerativos, las heridas por accidentes traumáticos, el rechazo de injertos anteriores (que ocurre en más del 20% de los casos), el leucoma (cuando la córnea pierde su transparencia) y el queratocono (cuando la córnea toma la forma de un cono). En los últimos años, el avance de los tratamientos oftalmológicos sumó a pacientes con complicaciones por cirugía refractiva para corregir la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo y la cirugía de cataratas.
"En el país, cada año mueren unas 10.000 personas por accidentes de tránsito. Con sólo aprovechar el tejido corneal de la tercera parte de esas personas podríamos cubrir la necesidad de los pacientes en espera. Pero esto no se está haciendo por falta de organización", afirmó López Mato.
La última crisis económica en el país provocó el cierre de los bancos de córneas privados que, según señaló López Mato, eran de acceso gratuito para los pacientes.
"El problema es cultural -afirmó el oftalmólogo-. Hoy no se donan córneas, aunque también hay un manejo psicológico inadecuado de los posibles donantes y de sus familiares para promocionar la donación."
Frente a esto, le propuso desde el CAO a la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires y a COAS realizar una prueba modelo: enviar a alumnos de psicología como practicantes a las guardias de los hospitales para asistir a pacientes en situación terminal y a sus familias e informarlos sobre la posibilidad de donar los órganos. Es que, según estudios realizados, los médicos son los menos indicados para tratar de conseguir la donación del paciente, según destacó López Mato.
Material útil
El material corneal que no sea útil para realizar trasplantes se podría destinar a las cirugías necesarias para tratar a los pacientes en lista de espera. "Es mucho mejor conservar la propia córnea para reducir el riesgo de rechazo", dijo a LA NACION el doctor Roberto Albertazzi, representante argentino ante la Sociedad Internacional de Cirugía Refractiva de la Academia de Oftalmología de los Estados Unidos.
Así, las córneas de donantes añosos o que no estén en muy buen estado se podrían utilizar como un parche provisional de varios de los pacientes en espera de un órgano para el trasplante hasta conseguir órganos viables. Así, ciertas perforaciones o tratamientos de complicaciones de cirugías refractivas podrían hallar una solución transitoria.
Para ello, según López Mato, bastaría con liofilizarlas (secarlas) para poder conservarlas por más tiempo y volverlas a humedecer para utilizarlas. "Las córneas no son iguales al corazón, ya que se pueden extraer hasta seis horas después de fallecida la persona", explicó.
En la lista de trasplantes, según coincidieron ambos especialistas, las prioridades las tienen los pacientes que sólo pueden solucionar su problema con una córnea de reemplazo, como ocurre cuando la propia está perforada, infectada y en riesgo de perderse.
Pero los pacientes con enfermedades crónicas en espera tienen otras alternativas. Para los leucomas, señaló Albertazzi, se pueden usar córneas no viables para hacer trasplantes de la superficie y devolverles transparencia o hacer rotaciones en las que sólo se usa parte de las córneas. Otra alternativa es crear nuevos enlaces dentro del colágeno corneal.
"El solo hecho de ser un cuerpo extraño, el material utilizado genera una reacción que hace modificar el proceso de una afección -dijo Albertazzi-. Si las córneas están transparentes, hay muchas alternativas del trasplante, pero los médicos necesitamos los tejidos."
Y López Mato concluyó: "Esperamos que la ley de donante presunto (que comenzará a regir desde abril) contribuya a paliar esta situación".