Investigación de la Universidad Mc Gill, Canadá | 07 DIC 05

Bailar tango es tan saludable como hacer gimnasia

Al hacerlo, se accionan mecanismos fisiológicos que ayudan a prevenir enfermedades cardíacas y a mejorar la motricidad. Esto es necesario para evitar los tropezones y caídas en personas mayores de 60 años.

En un tercer estudio, a nivel mundial, el tango vuelve a ser noticia. Pero no por la espectacularidad de sus coreografías en escenarios lejanos sino porque distintos estudios médicos lo señalan como una danza con propiedades terapéuticas. Parece que, mientras uno le saca viruta al piso, se accionan mecanismos fisiológicos que ayudan a prevenir enfermedades cardíacas y a mejorar la motricidad, tan necesaria para evitar (por ejemplo) los tropezones y caídas en personas mayores de 60 años.

El estudio más reciente se presentó en la última reunión mundial de la Sociedad para las Neurociencias y fue realizado por la Universidad McGill, de Montreal, Canadá. Allí, bajo la dirección de Patricia McKinley se estudiaron a 30 personas con edades entre 68 y 91 años. El objetivo era claro: ver qué sucede con personas de la tercera y la cuarta edad al recibir la estimulación que propone una danza enérgica y sensual como el tango.

La elección del género musical no fue casual. Un trabajo de investigación realizado hacia fines del año pasado por la Sociedad Internacional de Cardiología reveló que bailar tango, salsa o merengue ayuda a disminuir la presión arterial y a prevenir la aparición de enfermedades cardíacas. Fueron resultados similares a los que ya habían arribado, científicos argentinos de la Fundación Favaloro en 1999 (Ver "Un sorprendente..."). Por eso, en la universidad canadiense no tuvieron dudas a la hora de seleccionar qué música debía llenar el ambiente de los laboratorios afectados a este singular estudio.

El grupo que participó en los experimentos de McKinley se dividió en dos. La mitad se dedicó a bailar tango; el resto, sólo realizó caminatas. En el informe difundido por la universidad canadiense, la investigadora señaló las primeras dificultades que debieron enfrentar. "Al principio, bailaban medio tiesos, sorprendidos por el contacto físico, pero a la tercera o cuarta clase, se soltaron y fue más fácil efectuar las mediciones", comentó.

Luego de 10 semanas de sesiones cotidianas de danza, se pudo observar una mayor estimulación del sistema nervioso central y más actividad cerebral en las personas que se habían dedicado a milonguear. Esos bailarines categoría senior tenían, además, una mayor coordinación y mejoría en su sentido de equilibrio.

"En realidad, cualquier movimiento con música estimula el cerebro. El hecho de coordinar brazos o piernas con un ritmo musical es muy estimulante: propone un esfuerzo integral", señala la psicogeriatra Haydeé Andrés, profesora de Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UBA. Según ella, se elige estudiar los efectos del tango porque es una de las pocas danzas que obliga a que la pareja se fusione en un abrazo. "Antes, hasta el fox trot se bailaba abrazado; ahora las nuevas generaciones no prac tican ese contacto. Los resultados sobre investigaciones de tango son previsiblemente positivos porque el contacto físico, sumado al gasto energético son un estimulante que toda persona necesita", explica la psicogeriatra.

"Es verdad, la asociación de cualquier tipo de baile con el movimiento del cuerpo es beneficioso. Y especialmente lo es para la motricidad. Por eso es bueno para las personas mayores; los ayuda a tener un mejor dominio de su cuerpo. Además, hay que te ner en cuenta que no es lo mismo decirle a alguien: usted debe hacer ejercicio y mandarlo a una bicicleta fija que decirle, mire, vaya, abrace a alguien y báilese un

 

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