Una lectura infrecuente sobre la mujer | 21 NOV 05

Cuerpo de mujer

La mujera analizada por un zoólogo que diseca su anatomía con una mirada no convencional. (Nota actualizada con una entrevista al autor).
Autor/a: El País 
INDICE:  1. La mujer bajo los ojos de un zoólogo | 2. Entrevista Desmond Morris
Entrevista Desmond Morris

Reflexiones del antropólogo británico Desmond Morris:

"El matrimonio gay se explica como freno a la superpoblación" 
 
"La mujer progresó más que el hombre", dice Desmond Morris


LONDRES.– ¿Qué es más peligroso que un mono con ametralladora? Para el mundo del arte, un mono con pincel. Si se trata, claro, de Congo, el chimpancé del zoólogo Desmond Morris, del que se vendieron, en junio pasado, tres obras por 20.000 euros, en uno de los grandes remates de arte contemporáneo de esta ciudad.

“Fue un momento histórico: no sólo era la primera vez que un artista no humano se cotizaba en una subasta, sino que el precio alcanzado fue increíble”, dice Morris, antropólogo y el mayor especialista del mundo en primates, investigador de la Universidad de Oxford y responsable, durante años, de la sección mamíferos del zoológico de Londres.

Morris está convencido de que los monos pueden ser grandes artistas: una vez, su amigo Joan Miró le cambió uno de sus cuadros por uno de Congo, y cuando a Picasso un periodista le preguntó qué opinaba del arte de este chimpancé, el genial malagueño le mordió la mano, como para demostrarle que ambos estaban en el mismo negocio.

Pero a Morris los monos no sólo le interesaron siempre por lo que pueden decirnos sobre la especie humana. Así, en 1967 Morris publicó "El mono desnudo", un estudio del hombre desde el punto de vista de un experto en evolución y comportamiento animal. El revolucionario best-seller lleva diez millones de ejemplares vendidos en más de veinte idiomas, pero sólo este año Morris se animó a sacar su continuación: "La mujer desnuda", de flamante traducción al castellano por Planeta.

En este libro, Morris vuelve a la polémica. Se opone a la visión políticamente correcta de que los sexos son iguales y de que toda diferencia es cultural; dice que el matrimonio gay se explica como un modo de limitar la superpoblación del planeta y asegura que, a pesar de que toda la evidencia apunte a lo contrario, "el hombre es monógamo por naturaleza".

-Usted asegura que los sexos son distintos, que no nacemos como una tabla rasa sobre la cual a las niñas nos enseñan a que nos gusten las muñecas y a los hombres los autitos. Pero por insinuar algo así, a Lawrence Summers, el presidente de Harvard, casi lo echan?

-Sólo pueden negar que haya diferencias básicas entre el hombre y la mujer quienes tengan un objetivo político con eso, porque están negando la evolución. Son las diferencias las que ayudaron a la supervivencia y el progreso de la especie humana. Al hombre se lo puede empujar para que tenga conductas más femeninas y a la mujer, para que las tenga más masculinas, pero un hombre nunca será mujer, y viceversa. Por ejemplo, realizamos gammagrafías cerebrales a hombres y mujeres mientras se les hacía una misma pregunta. Pudimos ver cómo, para responder, usaban distintas partes del cerebro. ¡Eso no es una diferencia cultural! Sin la diferencia entre los sexos no hubiéramos podido tener la división del trabajo, que llevó a la especialización del hombre en un papel fundamental de proveedor, mientras que la mujer se volvía más hábil en resolver varios problemas a la vez. Así se fue creando la civilización. Sin las diferencias entre los sexos, hoy seríamos como los monos.

-¿Pero la mujer es fisiológicamente superior al varón, como parecería decir en su libro?

-Las mujeres han avanzado mucho más que el hombre en la evolución de sus cuerpos; los hombres, por el contrario, se mantienen mucho más cercanos a sus características primitivas. Esto se refleja de una manera muy evidente: las mujeres tienden a vivir cinco años más que los hombres. El hombre sigue siendo más desechable. Por eso, cuando nos movíamos en tribus de pocos miembros, eran los hombres los que iban de caza, porque si morían, bueno, no era tan grave como si moría una mujer: de ella dependía que el grupo no se extinguiese. Es verdad: los hombres son más fuertes, pero el cuerpo femenino es más resistente a las enfermedades y tiene mejor olfato, oído y hasta vista.

-¿Cómo es eso?

-Respecto del olfato, hicimos un experimento muy simple. Tapamos los ojos de madres recientes y les fuimos pasando distintos bebes por debajo de las narices. El ciento por ciento pudo reconocer al propio. En cambio, cuando lo repetimos con hombres, sólo el 50 por ciento pudo adivinarlo. Por eso las mujeres son las mejores catadoras de vino. Yo creo que los hombres lo intuían y, para defender su feudo, inventaban leyendas, como la que decía, en la Edad Media, que si una mujer pasaba por una bodega cuando estaba menstruando, arruinaba el vino. Respecto del oído, una madre sabe reconocer a su bebe por el llanto. Entonces, cuando en la sociedad tribal lloraba un bebe, sólo se despertaba su madre, y no las demás. Respecto de la vista, el daltonismo es, básicamente, un problema masculino. Los hombres, a su vez, tienen sus propias ventajas. O sea, en concreto, entre hombres y mujeres no hay superior o inferior, pero somos diferentes.

-Pero, ¿por qué hubo tantos más famosos inventores hombres que mujeres, por ejemplo?

-Una de las consecuencias de que hombres y mujeres no hayan seguido la tendencia evolutiva de la misma forma es que los hombres son ligeramente más infantiles en su comportamiento. Por ejemplo, a los 30 años, los hombres son quince veces más propensos a los accidentes que las mujeres, porque han conservado el elemento de la asunción de riesgos del juego infantil de una manera más clara que las mujeres. Aunque esta cualidad los pone a menudo en peligro, era importante cuando estaban a cargo de la caza. El tema de los inventos se debe a que la asunción de riesgos no es sólo física, sino mental. La innovación siempre implica riesgos, experimentar con lo desconocido en vez de confiar en tradiciones probadas. Las mujeres primitivas, responsables de todo en la sociedad, salvo de la caza, no se podían permitir errores graves. Como los hombres mantuvieron más características de niños pequeños en su cerebro, además se hicieron más imaginativos y, a veces, perversos. Las mujeres fueron más sensatas y cuidadosas.

-¿La mujer va a seguir evolucionando?

-No veo la necesidad de que lo haga. Lo que va a pasar es que va a encontrar una forma de vida acorde con la forma en la que evolucionó, para sacar ventaja de la tecnología moderna. Cuando los hombres salían a cazar, las mujeres se quedaban como centro de la sociedad tribal. Luego pasamos a vivir en aldeas, pueblos, finalmente ciudades, y los hombres se volvieron el centro de la

 

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