Asociación | 26 JUL 05

Las personas sometidas a estrés crónico son más proclives a la obesidad

Obesidad y stress: "relaciones peligrosas"

Las personas sometidas a estrés crónico suelen ser más proclives a desarrollar el tipo de obesidad que se asocia con un mayor riesgo cardiovascular: la abdominal.

No es igual obesidad central/abdominal que obesidad periférica/gluteofemoral. La obesidad gluteofemoral se localiza en la zona de glúteos y muslos, es más propia de la mujer y no se asocia con riesgo cardiovascular. Sin embargo, la obesidad central o abdominal se caracteriza por la acumulación de grasa en el tronco y especialmente en el abdomen, tanto en el espacio subcutáneo como en la región intraabdominal. Es precisamente esta última forma la que guarda una estrecha relación con el riesgo cardiovascular, aumentándolo significativamente.

"La asociación de obesidad abdominal y riesgo cardiovascular es un dogma médico indiscutible. Está demostrada la relación entre estrés y obesidad central y entre ésta y el riesgo cardiovascular, quedando igualmente vinculado el estrés al riesgo cardiovascular", ha declarado el Dr. Francisco Javier Tébar, Jefe del Servicio de Endocrinología del Hospital La Arrixaca de Murcia y presidente del Comité Organizador del VII Congreso de la SEEDO. Para este experto, "no cabe duda ya de que las personas con estrés crónico ven incrementado el depósito de grasa intraabdominal, elevando de esta forma su riesgo cardiovascular".

Aunque pueden ser varios los mecanismos implicados en la obesidad asociada al estrés, es fundamentalmente una hormona (el cortisol o cortisona), que es el nexo de unión entre estrés y obesidad. La producción de cortisol se realiza principalmente en la corteza de la glándula suprarrenal ante el estímulo del eje hipotálamo –hipófiso- suprarrenal, que se autorregula según la cantidad de cortisol circulante y las necesidades del organismo. Pero, independientemente, a nivel periférico el cortisol puede transformarse en cortisona (que es una hormona menos activa), al igual que la cortisona puede transformarse en cortisol.

En el tejido adiposo hay una mayor transformación de cortisol a cortisona, lo que induce un estímulo del eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal y, por tanto, aumenta la producción de cortisol, hormona que induce cambios en la distribución de la grasa (dando lugar a un incremento de la grasa intraabdominal).

Ante el estímulo crónico de estrés, según ha explicado el Dr. Tébar, "la producción de cortisol se incrementa y el estado de hipercortisolismo induce una menor respuesta periférica de esta hormona por bloqueo de su receptor, lo que empeora progresivamente la situación". En definitiva, destaca este experto, "el estrés crónico a través de un hipercortisolismo mantenido provoca un incremento de la grasa abdominal, con su correspondiente riesgo cardiovascular".

Por otra parte, en un estudio de la Dra.

 

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