La masa y densidad ósea están determinadas por factores genéticos, hormonales, la actividad física, el estilo de vida y la alimentación. La nutrición adecuada es fundamental para que se exprese todo el potencial genético y se logre una buena mineralización ósea. Muchos factores nutricionales se relacionaron con la pérdida ósea asociada a osteoporosis y otras enfermedades metabólicas. El balance entre el calcio, fósforo, otro oligoelementos y demás componentes óseos como las proteínas, están regulados por la vitamina D y por todos los factores que interactúan con la absorción y excreción del calcio. Si bien muchos nutrientes participan del metabolismo óseo, el calcio es el foco de mayor atención, y se sabe que el balance negativo del mismo contribuye, si no es la causa, de la osteoporosis de todas las etiologías. Los principales nutrientes involucrados en la salud ósea son: calcio, fósforo, vitamina D, proteínas, energía, vitamina K, cobre, manganeso, zinc, magnesio y fitoestrógenos.
La ingesta recomendada de calcio por edad, por día es:
· 0-6 meses: 400 mg
· 6 meses a 1 año: 600 mg
· 1 a 5 años: 800 mg
· 6 a 10 años: 800-1200 mg
· 11 a 24 años: 1200 a 1500 mg
· hombres de 25 a 50 años: 1000 mg
· hombres mayores de 65 años: 1500 mg
· mujeres de 25 a 50 años: 1000 mg
· mujeres posmenopausia que reciben estrógenos: 1000 mg
· mujeres posmenopausia que no reciben estrógenos: 1500 mg
· mujeres mayores de 65 años: 1500 mg
· Embarazadas y mujeres que amamantan: 1200 a 1500 mg
Alimentos y nutrientes relacionados:
Hasta ahora los productos lácteos han sido indicados como la principal fuente de calcio para cubrir las recomendaciones diarias. Las fracturas de cadera en mujeres por osteoporosis se asocian con baja ingesta de vitamina D. En relación al calcio el consumo de poca leche en la niñez y adolescencia se asocian con menos masa ósea en la adultez y mayor riesgo de fracturas. Existe evidencia sólida que indica que la ingesta adecuada de calcio en etapas precoces de la vida protege de la pérdida de masa ósea en la adultez. Sin embargo, hay mucha gente a la que no le gusta la leche, o no la quiere ingerir por intolerancia a la lactosa, alergia a la proteína de vaca o bien por pensar que tiene mucha grasa y colesterol. Por eso, es necesario incluir otros alimentos que puedan cubrir el calcio y los nutrientes necesarios para estas subpoblaciones especiales. Algunas alternativas son:
· Agua mineral (aporta calcio)
· Productos de soja (aportan fitoestrógenos)
· Alimentos fortificados (aportan calcio y vitamina D)
· Alimentos funcionales (aportan calcio y vitamina D)
· Hierbas comunes y aceites esenciales (calcio)
· Vitamina E (por su efecto antioxidante)
· Vitamina K (para la síntesis de la matriz proteica)
La primera alternativa son las aguas mineralizadas con alto contenido de calcio. Estudios recientes sugieren que la biodisponibilidad de calcio de estas fuentes es similar a la leche. Estos resultados sumados a la introducción en el mercado de muchas aguas mineralizadas, hacen que esta sea una opción posible para la gente con obesidad o con intolerancia a la lactosa. La absorción del calcio de este agua puede ser mayor a los suplementos en tabletas, ya que la absorción es inversamente proporcional a la cantidad ingerida.
Otra fuente interesante son los alimentos fortificados. Sin embargo, al suprimir los lácteos otros nutrientes pueden ser también deficientes.
La baja ingesta de calcio se asocia, en ocasiones, a baja ingesta de magnesio, riboflavina, B6, B12 y tiamina. Debería considerarse la suplementación de estos otros nutrientes acompañando al calcio, para que la ingesta sea similar a una porción de lácteos fortificados con vitamina D. Los alimentos más habitualmente usados como vehículos para la suplementación de calcio son la leche con vitamina D, otras "leches" (de soja o de arroz), bebidas y cereales. Para decir que un producto es una buena fuente de calcio debe aportar 100 mg de calcio como mínimo por porción. Estudios preliminares proponen a las semillas de sandía y zapallo como suplementos potenciales y alimentos funcionales.
Otro capítulo en el metabolismo del hueso son las isoflavonas. Los fitoestrógenos son una opción interesante en las mujeres después de la menopausia, ya que suplementadas con una buena cantidad de calcio protegen de la pérdida de masa ósea en la columna y en el fémur. La vitamina D y la E (por su capacidad antioxidante) suprimen la resorción ósea y favorecen la síntesis. La vitamina K interactúa con 3 componentes de la matriz ósea: la osteocalcina, proteína Gla de la matriz, y proteína S, todos son proteínas K dependientes producidas por los osteoblastos.
Conclusión:
Las actuales recomendaciones de calcio, vitamina D e ingesta proteica maximizan la acreción ósea durante el crecimiento y el pico de masa ósea, reducen el riesgo de osteoporosis y fracturas décadas más tarde. Los lácteos son la principal fuente de calcio, pero el uso de nuevos alimentos podría ser útil en muchos casos. Las aguas minerales ricas en calcio, los alimentos fortificados, los alimentos funcionales enriquecidos, los fitoestrógenos de soja, las vitaminas K y E son posibles alternativas.