Médicos, azafatas, personal trainers... ¿hay profesiones que predisponen a la infidelidad?

Por Magela Demarco.

“Con un médico no me caso ni loca -dice riéndose Luciana, una enfermera de 29 años que trabaja en un hospital público- son todos unos fiesteros”. Para ella, la tendencia a ser infiel engloba a la mayoría de sus compañeros: camilleros, enfermeras, radiólogos. ¿Las razones? “En las guardias almorzás, cenás, te bañás y dormís con las mismas personas...eso ayuda”. Mientras cuenta algunos de sus affaires saca sus propias conclusiones “Yo diría que aquí, la infidelidad alcanza al 70 por ciento. Del 30 restante, hay un 15 que no sería infiel nunca y el otro 15 por ciento que lo está pensando”.

El tema de la infidelidad es complejo. Existen razones personales, sociales, culturales, de valores, modelos familiares y de las más rebuscadas para justificarla. Pero en el imaginario social hay ciertas profesiones que encabezan la lista de “sospechadas”. Médicos, enfermeras, pilotos de avión, azafatas, personal trainers, barmans, secretarias, cantantes, jugadores de fútbol y coordinadores de viajes de egresados suelen ser tildados de infieles a priori, hasta que demuestren lo contrario. Ahora, más allá de los mitos y fantasías circulantes, ¿qué hay de cierto en todo esto?

“No hay duda que hay ciertas profesiones que son facilitadoras. Mucha gente, por sus trabajos comparte mucho más tiempo con otras personas que con su propia esposa” dice el psicólogo Norberto Inda. El mundo laboral ha cambiado y con él, también, el concepto de infidelidad. “En mi consultorio escucho comentarios opuestos: lo que para unos es infidelidad para otros es respetar los propios deseos”, dice Inda, y hace centro en el modelo individualista que pregona la publicidad y la salida masiva de las mujeres al mundo laboral. “Hay muchas más mujeres dispuestas para esos hombres que están en las oficinas”, asegura.

Martín, un comisario de a bordo