Usuarios de AINE | 08 JUN 05

El Lansoprazol reduce la recaída de las ulceras luego de la erradicación de H. pylori

El lansoprazol redujo significativamente la tasa acumulativa de recaídas ulcerosas luego de la erradicación de Helicobacter pylori en pacientes bajo tratamiento crónico con antiinflamatorios no esteroides.
Autor/a: Dres. Lai KC, Lam SK, Chu KM y colaboradores  Aliment Pharmacol Ther. 2003 Oct 15;18(8):829-36.

Las drogas antiinflamatorias no esteroides (AINE) constituyen uno de los grupos de agentes farmacológicos prescritos con mayor frecuencia. Sin embargo, los individuos en tratamiento con AINE en forma crónica tienen un riesgo 2 a 6 veces mayor de presentar eventos del tracto gastrointestinal superior en comparación con aquellos que no reciben estas drogas. Los individuos de edad más avanzada, aquellos con antecedentes de úlcera o hemorragia y aquellos bajo terapia con corticoides o anticoagulantes en forma concomitante presentan un riesgo mayor.

Un estudio epidemiológico reciente y un ensayo endoscópico clínico sugirieron que los inhibidores de la bomba de protones podrían evitar las úlceras pépticas secundarias a AINE y sus complicaciones. Se recomienda la erradicación de Helicobacter pylori en todos los pacientes con úlceras pépticas, ya que de este modo se reduce marcadamente la recaída, aunque el papel de esta bacteria en los sujetos tratados con AINE aún es controvertido. Se desconoce si es necesaria la terapia con un inhibidor de la bomba de protones luego de la erradicación de H. pylori en individuos que reciben AINE en forma crónica.

El objetivo de los autores fue evaluar si la profilaxis con lansoprazol puede evitar la recaída de las úlceras luego de la erradicación de H. pylori en pacientes tratados con AINE y con antecedentes de úlceras pépticas asociadas. La hipótesis fue que es necesaria la supresión ácida gástrica aun después de la erradicación de H. pylori para evitar la recaída de las úlceras.

Material y métodos

Fueron elegibles para el estudio los pacientes de entre 18 y 80 años que concurrieron a la unidad de endoscopia a partir de enero de 1998 con antecedentes recientes (menos de 1 semana) de úlceras gastroduodenales complicadas o sintomáticas mientras estaban en tratamiento con dosis regulares y estables (al menos 5 días por semana por un mínimo de 3 meses) de AINE (no aspirina). Se seleccionaron aquellos cuyas úlceras gástricas o duodenales se detectaron por endoscopia, que estuviesen infectados por H. pylori (prueba de ureasa rápida o biopsia antral gástrica positivas) y que presentaban enfermedades que requiriesen terapia a largo plazo con AINE.

Todos los pacientes recibieron un curso de 1 semana de tratamiento para H. pylori con 30 mg de lansoprazol, 1 g de amoxicilina y 500 mg de claritromicina dos veces por día, seguido de 30 mg/día de lansoprazol durante 4 semanas. Al final del curso terapéutico, se repitió la endoscopia para confirmar la curación de las úlceras y la erradicación de H. pylori. A los pacientes que no lograron la curación de las úlceras se les realizó tratamiento con 30 mg/día de lansoprazol por otras 4 semanas, mientras que aquellos en los cuales no se consiguió la erradicación de H. pylori, recibieron 1 semana más de triple terapia con 400 mg de citrato de bismuto de ranitidina, 1 g de amoxicilina y 400 mg de metronidazol dos veces por día. Los individuos que lograron la curación o la erradicación fueron tratados con 750 mg de naproxeno en 3 dosis divididas por 8 semanas y fueron asignados en forma aleatorizada para recibir 30 mg/día de lansoprazol o ningún otro tratamiento durante 8 semanas.

A los pacientes se los proveyó con antiácidos y acetaminofeno (hasta 2 000 mg/día) para que los utilizasen a demanda. El seguimiento se realizó a las 4 y 8 semanas posteriores a la aleatorización. En cada visita se indagó acerca de síntomas de dispepsia y se tomaron muestras para análisis de sangre y estudios bioquímicos del suero. Se definió dispepsia como la sensación de dolor o malestar epigástrico y la gravedad se graduó en ninguna, leve (fácilmente tolerable), moderada (interferencia con las actividades normales) o grave (incapacitante). Los sujetos debían contactarse urgentemente con la enfermera si presentaban síntomas ulcerosos persistentes (dolor epigástrico, dispepsia o vómitos recurrentes) que no se aliviaban con los antiácidos o hemorragia gastrointestinal o complicaciones ulcerosas (melena, hematemesis o síntomas de perforación), en cuyo caso se adelantó la evaluación endoscópica.

A los pacientes que permanecieron asintomáticos y no presentaron complicaciones se les realizó una endoscopia a las 8 semanas de la aleatorización a fin de detectar recaída de la úlcera gastroduodenal. Cuatro semanas después del cese de todas las medicaciones se efectuó la prueba de ureasa para determinar el estado final de portación de H. pylori. El cumplimiento del tratamiento se valoró mediante el conteo de las tabletas no usadas y se consideró a los pacientes como no cumplidores si el consumo de lansoprazol y naproxeno fue menor del 70%.

El criterio de valoración principal fue la recurrencia de úlceras sintomáticas y complicadas, mientras que el secundario fue la recaída acumulativa de todas las úlceras (asintomáticas, sintomáticas y complicadas) a las 8 semanas. En cuanto a la metodología estadística, a fi

 

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