Un reciente estudio del Ohio State University College of Medicine and Public Health, de Columbus (Estados Unidos), confirma que el índice de ruptura uterina, una de las consecuencias más serias en una cesárea, es de entre el 0,5% y el 1%.
Los riesgos absolutos asociados con el parto vaginal tras haber tenido una cesárea previamente son relativamente pequeños, han asegurado los autores en una información publicada en “The New England Journal of Medicine”.
Los autores compararon las consecuencias maternas y perinatales entre las mujeres que se sometieron a un parto y las que tenían programada una nueva cesárea sin parto: 17.898 mujeres intentaron el alumbramiento por vía vaginal y 15.801 se sometieron a una nueva cesárea programada sin parto. En 124 de las mujeres, lo que supone un 0,7%, que se sometieron a un parto se produjo una rotura uterina sintomática.
No se produjo encefalopatía hipóxico-isquémica en ninguno de los niños cuyas madres se sometieron una nueva cesárea programada, pero sí en doce lactantes nacidos a término cuyas madres se sometieron a la prueba de parto. Siete de estos casos de encefalopatía hipóxico-isquémica siguieron a la rotura uterina (riesgo absoluto:
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