Según señaló el Dr. Jesús Fernández Sandonís, jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital Central de Asturias, no existe una especial relación entre depresión y menopausia. No obstante, existen otro tipo de situaciones que se dan en este período y que afectan a la calidad de vida de la mujer, como son cese de la función ovárica, sofocos, insomnio, fatiga matutina o ganancia de peso, que en personas con un perfil de vulnerabilidad puede constituir un factor más de estrés.
En cuanto a la utilización de psicofármacos en esta etapa, se destacó la necesidad de individualizar las decisiones terapéuticas valorando en cada momento la relación riesgo-beneficio. Así, un inhibidor de la recaptación de la serotonina como la fluoxetina o un tricíclico como la nortriptilina, junto al haloperidol, no parecen tener un riesgo de toxicidad que obligue a descartar su utilización.
No obstante, "la valoración debe ser siempre individual; es importante ser muy cautos y prudentes, pero también hay que tener en cuenta que es necesario tratar a la paciente", según explicó el Dr. Sandonís.
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