Una medida en apariencia tan sencilla como lavarse las manos es capaz de modificar notablemente la transmisión de enfermedades infecciosas en un ámbito hospitalario. Sin embargo la adherencia a este procedimiento básico resulta extremadamente baja entre profesionales de la salud: menos del 50%.
Se ha publicado una investigación en Annals of Internal Medicine proveniente de un gran hospital universitario en Ginebra, Suiza. El estudio analiza el comportamiento, actitudes y creencias entre médicos respecto de esta práctica.
Cada profesional (163 en total) fue observado durante su práctica asistencial diaria e inmediatamente después se lo invitó a completar un formulario de encuesta autoadministrada. Se tomaron en cuenta las facilidades de infraestructura para el lavado de manos en cada sección en la que se realizó la observación. La iniciativa fue aprobada por un comité de mejoría de la calidad de atención del hospital.
Los resultados indicaron que en el 57% de los casos se cumplieron las recomendaciones vigentes al respecto. Esta baja tasa de adherencia promedio a las normas resultó notablemente diferente de acuerdo a las especialidades: 87% entre internistas, 23% entre anestesiólogos. Quienes mayor cumplimiento demostraron fueron: Internistas, Pediatras, Geriatras. El cumplimiento resultó mayor entre estudiantes de medicina y enfermeras que entre los médicos graduados.
También se registraron diferencias cuando el profesional advierte que es observado: 61% respecto de quienes no advirtieron la observación: 44%. Este hecho revela la importancia de la presión social como factor de motivación para las
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