Cuanto más bajo mejor

¿Son adecuadas las metas actuales de Colesterol para prevenir la Ateroesclerosis?

Un inquietante artículo publicado recientemente en JACC pone en discusión la validez de las metas actuales de Colesterol.

Autor/a: Dres. O'Keefe JH Jr, Cordain L, Harris WH, Moe RM, Vogel R.

Fuente: J Am Coll Cardiol. 2004 Jun 2;43(11):2142-6.

Indice
1. Desarrollo
2. Niveles de LDL y progresión de la ateroesclerosis

Un inquietante artículo publicado recientemente en JACC pone en discusión la validez de las metas actuales de Colesterol provenientes de los grandes consensos internacionales.
Analiza datos de biología comparada, antropología y los más importantes estudios con estatinas para extraer importantes conclusiones respecto de las ideas vigentes en el tema.
De acuerdo a las guías ATP III las metas deseables de Colesterol LDL en prevención secundaria son de 100 mg/dl, mientras que en las recomendaciones europeas este valor es de 115 mg/dl. Los datos provenientes de numerosas evidencias parecen sugerir que el nivel fisiológico y el límite para el desarrollo de ateroesclerosis se encuentra entre 50 y 70 mg/dl.

¿Por qué el promedio no es el óptimo?

La ateroseclerosis es la resultante de múltiples factores pero el nivel de Colesterol parece ser de los más significativos.  Si bien ya no caben dudas que entre quienes tienen niveles muy altos de Colesterol la ateroesclerosis es más frecuente, también es cierto que las manifestaciones de esta enfermedad son detectables a menudo entre personas con niveles cercanos a los valores actualmente considerados "normales".

Puede establecerse que el 10% de quienes presentan las cifras más elevadas de Colesterol representan sólo el 20% de la carga epidemiológica de eventos coronarios.
Concentrar los esfuerzos en esta pequeña proporción de pacientes con valores muy elevados podría estar ignorando al 80% de las personas que padecerán un episodio coronario mayor.

Actualmente disponemos de datos provenientes de numerosos estudios clínicos con estatinas que evidencian beneficios sustanciales en poblaciones con valores cercanos a las metas de Colesterol LDL. Puesto que las investigaciones han mostrados claramente un 25% de reducción de eventos coronarios, aproximadamente 3 de cada 4 de estos episodios ocurrirán pese al tratamiento con estatinas. Las evidencias parecen indicar que la protección obtenida con los actuales niveles es sólo parcial y que descensos aún mayores del LDL aportarían beneficios sustanciales en términos de reducción del riesgo cardiovascular.

El colesterol total promedio entre la población de EUA es de 208 mg/del y para el LDL de 130 mg/dl en tanto que el 40 o 50% de las personas de ambos sexos por encima de los 50 años presentan alguna manifestación de ateroesclerosis. Esto permitirá afirmar que los valores promedio no pueden considerarse los valores normales. La alta prevalencia de ateroesclerosis podría originarse en que los valores promedio de LDL son actualmente el doble de los fisiológicos.

Un conflicto entre biología y cultura:

Existe una inadecuación entre el mundo real en que vivimos y aquél para el que estamos genéticamente preparados. Esta discordancia entre la biología el medio ambiente cultural, nutricional, estilo de vida es la responsable de la aparición de las enfermedades de la civilización entre las que la ateroesclerosis ocupa un lugar preponderante.

Se conoce que poblaciones que practican modos de vida similares a los de los cazadores recolectores paleolíticos no tienen evidencias de padecer ateroesclerosis incluso en edades avanzadas de la vida. Estos grupos tienen niveles de Colesterol entre 100 y 150 mg/dl y LDL: entre 30 y 70 mg/dl. De hecho los humanos del mundo moderno son los únicos mamíferos (exceptuando ciertas mascotas domésticas) que tienen niveles de LDL por encima de 80 mg/dl.  Aunque los valores mencionados aparezcan como excesivamente bajos para el hombre moderno todo parece indicar que son los niveles para los que nos encontramos genéticamente adaptados.

Adaptado de O´Keefe Jr et al. The optimal LDL is 50 to 70 mg/dl

Artículo comentado por el Dr. Daniel Flichtentrei, editor responsable de IntraMed en la especialidad de Cardiología.