Antecedentes
A pesar de que las fracturas de pie y tobillo se encuentran entre las fracturas más comunes no medulares que ocurren entre mujeres ancianas, es poco lo que se conoce acerca de su epidemiología.
Este estudio fue diseñado para determinar la incidencia y los factores de riesgo de las fracturas de pie y tobillo en un cohorte de 9.704 mujeres blancas ancianas, enroladas en el Estudio multicéntrico de Fracturas Osteoporóticas.
Métodos
En su primera visita clínica, entre 1986 y 1988, las mujeres aportaron información en relación a su estilo de vida, salud subjetiva y funcionamiento. La densidad mineral ósea fue medida en las partes distales y proximales del radio y en el calcáneo.
Las mujeres fueron seguidas durante un promedio de 10.2 años, durante el cual 301 de ellas sufrieron una fractura de pie y 291 una fractura de tobillo. Las fracturas fueron clasificadas a partir de guías modificadas de la Asociación de Trauma Ortopédico.
Resultados
La incidencia de las fracturas de pie fue de 3.1 cada 1000 mujeres-años y la incidencia de la fracturas de tobillo fue de 3.0 cada 1000 mujeres-años. La fractura de tobillo más común fue una fractura fibular aislada (prevalencia, 57.6%) y la fractura de pie más común fue la fractura en el 5 metatarso (56.9%).
Las mujeres que padecieron una fractura de tobillo habían sido levemente más jóvenes en el momento del enrolamiento al estudio que las mujeres que no padecieron esta fractura (71.0 comparado con 71.7 años), tuvieron un mayor índice de masa corporal (27.6 comparado con 26.5) y fueron más propensas a sufrir caídas dentro de los 12 meses previos a completar el formulario original (38.1% comparado con 29.7%). La densidad mineral ósea apendicular no fue significativamente diferente entre ambos grupos.
Las mujeres que padecieron una fractura de pie presentaron menor densidad ósea en la parte distal del radio (0.345 g/cm 2 comparado con 0.363 g/cm 2 ) y una menor densidad mineral ósea en el calcáneo (0.394 g/cm 2 comparada con 0.404 g/cm 2 ) que las mujeres que no sufrieron esta fractura, fueron menos propensas a estar físicamente activas (62.3% comparadas con 67.8%) y fueron más propensas a haber padecido una fractura previa luego de los 50 años (45.5% comparado con 36.8%) y a utilizar benzodiazepinas de larga o corta acción.
Conclusiones
En conjunto, las fracturas de pie aparecieron como fracturas osteoporóticas típicas, mientras que las fracturas de tobillo ocurrieron en mujeres más jóvenes con un índice de masa corporal relativamente alto.