Un problema creciente | 23 JUL 03

Obesidad, resistencia a la insulina, y diabetes

El mejor abordaje de esta constelación de alteraciones metabólicas es la detección precoz y un tratamiento agresivo.
Autor/a: Dres. Steinberger J, Daniels SR Fuente: American Heart Association Atherosclerosis. Circulation. 2003 Mar 18;107(10):1448-53.

La obesidad desempeña un papel central en el síndrome de resistencia a la insulina que incluye hiperinsulinemia, hipertensión, hiperlipidemia, diabetes mellitus tipo 2, y un aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular. Se ha detectado además en niños, un crecimiento alarmante de diabetes tipo 2.

Obesidad y síndrome de resistencia a la insulina

La asociación de obesidad con síndrome de resistencia a la insulina y riesgo cardiovascular no solo está relacionada con el grado de obesidad sino que también depende en forma crítica de su distribución. Los individuos con adiposidad central desarrollan este síndrome más frecuentemente que aquellos con una distribución periférica de la grasa.
La disminución del peso corporal de un 10 a 15% produce una marcada reducción de riesgo cardiovascular y también aumenta la sensibilidad a la insulina.

Hipertensión y síndrome de resistencia a la insulina

La insulina aumenta la retención renal de sodio mientras que aumenta la depuración plasmática de agua libre. La resistencia a la insulina también promueve la actividad del sistema nervioso simpático y estimula el crecimiento del músculo liso vascular. Se ha demostrado que los niveles de insulina se encuentran aumentados en individuos hipertensos o de presión arterial en el límite superior de lo normal.

Alteración del perfil lipídico y síndrome de resistencia a la insulina

La asociación entre obesidad y dislipidemia observada en adultos también ha sido documentada en niños y adolescentes. Generalmente prevalece una elevación de la LDL  y los triglicéridos, junto con una disminución de la HDL. En estudios más recientes también se consideró a la resistencia a la insulina como un factor implicado. Investigadores del Bogalusa Heart Study informaron que en comparación con niños de peso normal en edad escolar, niños de la misma edad con sobrepeso tenían entre 2,4 y 7,1 más veces de tener hipercolesterolemia total, aumento de la LDL y de los triglicéridos y 12,6 veces más posibilidades de hiperinsulinemia.

Los mecanismos de este fenómeno serían varios. La hiperinsulinemia aumenta la síntesis hepática de lipoproteínas de muy baja densidad y por lo tanto puede contribuir en forma directa a un aumento de los valores de triglicéridos y de LDL. La resistencia a la insulina sobre la lipoproteína lipasa en los tejidos periféricos puede también contribuir a un aumento de los triglicéridos y de la LDL. Esta resistencia a la insulina sería también responsable de los bajos niveles del HDL-colesterol en pacientes con diabetes tipo 2 a pesar de una mayor síntesis de HDL y esto se debería a un aumento de la frecuencia de degradación de apolipoproteín

 

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