El suicidio asistido es legal en este Estado norteamericano desde 1997. Desde entonces, entre seis y nueve de cada 10.000 muertes han sido el resultado de esta opción.
Esta investigación, publicada en The New England Journal of Medicine , estuvo basada en las entrevistas con 179 enfermeras y trabajadores sociales de pacientes que habían demandado el suicidio asistido. Los programas de los hospices donde trabajan están centrados en el alivio del dolor y en la cobertura de las necesidades emocionales y espirituales de los pacientes terminales, tanto en el centro como en el hogar de los enfermos.
Aparte del control de las circunstancias que rodearán su muerte, las razones más importantes de estos pacientes, según sus cuidadores, son el deseo de morir en casa y su preparación para la muerte. Por el contrario, la depresión, la falta de soporte social y el miedo a ser una carga económica para la familia fueron consideradas como las razones menos importantes.
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Portland Vetarans Affairs Medical Center
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NEJM
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