Con el aplomo que le dan sus 73 años recién cumplidos, Elsa Moreno puede contar lo que pocos. La historia de esa chica de pueblo, esa tucumana que se recibió de médica, triunfó en Buenos Aires y después en América. Empezó como pediatra, atendiendo niños en su provincia, pero no le alcanzó. Y se dedicó a trazar planes sanitarios para todo el país. Y luchó contra la poliomielitis. Y ayudó a erradicarla del continente. Y ahora da clases para enseñarle lo que sabe a las nuevas generaciones. Su trayectoria se corona con un título que con humildad dice no merecer: la Organización Panamericana de la Salud la nombró "heroína de la salud pública", del continente.
"En realidad nací en el Chaco, pero cuando cumplí tres años mi familia se mudó a Tucumán. Me crié y estudié ahí, por eso todos dicen que soy tucumana", dice con amabilidad extrema y acento inconfundible. Es de una familia de inmigrantes españoles y recuerda que su papá, Job, era comerciante y su mamá, Mercedes, se dedicaba a cuidarla a ella y a sus cinco hermanas mayores.
Médica de alma. "Ya de chica sabía que iba a ser médica. Pero en Tucumán no existía la carrera, y me anoté en Farmacia. Me recibí, pero después abrieron medicina, así que estudié un poco más y cumplí mi sueño". Trabajó en su consultorio particular y en el Hospital de Niños de su ciudad, pero sentía que quería dedicarse a atender a más gente y se dedicó a la Salud Pública. Estudió en Chile y España y en 1996 fue subsecretaria de salu
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