¿En qué punto se encuentra hoy la investigación sobre el asma?
En este momento hay tres grandes áreas de enorme interés en asma: la primera es la genética, en la que nosotros estamos muy comprometidos; tenemos un laboratorio de genética muy importante y hemos obtenido un Grant (beca) por parte del Instituto Nacional de Investigación Científica (NIH) para ser uno de los centros que estudie, a alto nivel, la relación entre polimorfismos genéticos, variantes genéticas y, tanto la probabilidad de desarrollar asma como la respuesta terapéutica en el asma.
¿Qué aspecto de la genética va a poder ser utilizado en forma más temprana por la clínica?
Sin duda, la farmacogenética; la idea de que hay individuos que responden mejor o peor a los tratamientos que hoy en día estamos usando. Así podremos orientar o escoger los mejores tratamientos para nuestros enfermos en base a su capacidad de responder a dichos tratamientos por su variante genética. Parece ciencia ficción, pero creo que está muy cercano a ser realidad. También me interesa la búsqueda de polimorfismos genéticos que puedan explicar algunos de los distintos fenotipos que existen en el asma infantil y relacionarlos con el background (base) genético de la persona. Siendo pediatra, es un aspecto que me resulta fundamental.
¿Qué novedades se esperan en el tratamiento de la enfermedad?
En los últimos meses ha habido un replanteamiento con respecto al tratamiento del asma y sus potenciales acciones sobre la historia natural de la enfermedad. La reciente publicación en el New England Journal of Medicine de un estudio llamado CAMP que demuestra que el tratamiento con corticoesteroides inhalados entre 4 y 6 años no cambia el nivel de función pulmonar en niños que han sido tratados en forma regular con Budesonide, respecto a algunos que fueron tratados con Nedocromil y otros que recibieron el tratamiento habitual para el asma, constituye un desafío muy importante para aquellos que han pensado durante años que los corticoesteroides inhalados dados a cualquier edad pueden cambiar la historia natural de la enfermedad. No cabe duda de que se trata de medicamentos potentísimos para controlar los síntomas respiratorios de los asmáticos, pero no parece que, al menos dados después de la edad de 6 años, puedan cambiar la historia de la enfermedad. Nosotros estamos interesados en averiguar qué ocurre cuando los corticoesteroides son recetados antes de esa edad. Queremos saber si sujetos con alto riesgo de desarrollar asma crónico atópico, identificados durante los primeros años de la vida, utilizando un tratamiento con corticoesteroides en forma prolongada pueden cambiar esa historia. Por eso vamos a comenzar un estudio multicéntrico en cinco centros dentro de EEUU, en el que van a ingresar niños con alto riesgo de desarrollar asma de tipo crónico, con síntomas actuales, además de un grupo control. Será un estudio doble ciego en el que recibirán corticoesteroides inhalatorios y placebo.
¿Qué edades tendrán los niños seleccionados?
Serán niños de entre 2 y 4 años que vamos a seguir por tres años. Durante dos años vamos a tratar a los niños con corticoesteroides inhalados y durante el tercer año vamos a determinar si el grupo que fue tratado con corticoesteroides tiene menos síntomas que el que fue tratado con tratamiento habitual para el asma. El resultado final se medirá al finalizar, y no durante el tratamiento: esta es la gran novedad. Yo creo que es un estudio esencial, porque nos va a decir si se puede cambiar la historia natural de la enfermedad. Es muy caro, pero al mismo tiempo muy importante. Comenzará el 1 de Enero del 2001 y esperamos tener los resultados el 1 de enero de 2004.
Además del aspecto genético, ¿qué otras áreas le resultan de interés?
Un aspecto en el cual estamos muy interesados es el biológico, sobre todo lo referente a biología molecular y su relación con el desarrollo de la atopía en el asma. Tenemos un nuevo laboratorio de biología molecular, dirigido por la Dra. Donata Vercelli -una muy prestigiosa investigadora en el campo de la producción de IgE-, que se ha unido a nuestro grupo y ha desarrollado un laboratorio extraordinario. Ella está investigando las funciones inmunológicas que son alteradas o modificadas por polimorfismos genéticos, que ya sabemos que de alguna manera afectan el riesgo de atopía y/o de asma. También está trabajando con la posibilidad de descubrir aspectos biológicos de la enfermedad que no hemos descifrado aún completamente y que pueden ofrecernos caminos de acción terapéutica. Lo importante en este sentido es que nos demos cuenta que no podemos conformarnos con el arsenal terapéutico que tenemos. Ninguno de los medicamentos que tenemos trata de manera específica a una forma de asma con la potencialidad de cambiar su historia natural y, en ese sentido, lo que espero poder hacer en los últimos 15 años de mi carrera es descubrir o ayudar a descubrir medicamentos que traten la esencia de la enfermedad. En eso estamos. Para hacerlo deberemos distinguir las diferentes formas de la enfermedad.
¿Qué prevalencia de asma tienen en EEUU?
Es muy alta. Entre los niños pequeños, entre un 20 a 25% tienen sibilancias frecuente antes de los tres años. La prevalencia tiende a mantenerse relativamente alta con la edad pero hay una disminución de los niños que tienen sibilancias en relación con infecciones respiratorias que vemos más frecuentemente en los primeros años de la vida y tienden a aumentar enormemente en los niños que son atópicos. De la relación que existe entre atopía y asma en la Argentina o en América Latina no hay datos. En Chile me dicen que hay trabajos realizados, no publicados aún, que indican que de niños con sibilancias frecuentes entre 10 y 14 años, no más del 40% son atópicos, entendiendo esto como que tengan test cutáneo positivo a los alergenos locales. Eso sería equivalente a un 85 a 90% en los EEUU. Entonces me pregunto: ¿no será que estamos hablando de distintas asmas en América Latina que en EEUU? Este sería un estudio muy interesante para realizar.
*El Doctor Fernando Martinez es médico pediatra neumonólogo y se desempeña como Jefe del Centro de Estudios en Enfermedades Respiratorias de la Universidad de Arizona (USA). Ese centro multidisciplinario estudia principalmente el asma, pero también investiga otras enfermedades como la obstrucción respiratoria alta en relación con el sueño.