Inequidad de género

Sólo el 0,5% de los estudios de neurociencia se centran en la salud de las mujeres

Una nueva iniciativa desafía el grave abandono de la salud cerebral de las mujeres desde la pubertad hasta el embarazo y la menopausia.

Emily Jacobs

Los neurocientíficos ahora tienen un acceso sin precedentes al cerebro vivo, gracias a la resonancia magnética (MRI). Se han publicado más de 50.000 artículos sobre imágenes del cerebro humano desde que la resonancia magnética apareció en escena en la década de 1990. Pero de ellos, menos del 0,5% considera factores de salud específicos de las mujeres.

La salud de las mujeres está poco estudiada y no cuenta con fondos suficientes. Este descuido es especialmente preocupante dado que el 70% de las personas con Alzheimer y el 65% de las que padecen depresión son mujeres. Algunas afecciones neurológicas las experimentan únicamente las personas que tienen períodos menstruales: depresión posparto, "niebla mental perimenopáusica”, endometriosis y migrañas menstruales, por nombrar solo algunas. En todo el mundo, alrededor de 400 millones de mujeres toman anticonceptivos hormonales. Algunas de esas personas experimentan depresión como efecto secundario, pero no se ha realizado ningún estudio exhaustivo de neuroimagen para comprender cómo influye la supresión hormonal a largo plazo en el cerebro.

La representación no es el problema: alrededor del 50% de las personas inscritas en estudios de neuroimagen que figuran en OpenNeuro.org son mujeres. Los investigadores simplemente no eligen estudiar (ni los financiadores invertir en el estudio de) factores de salud específicos de las mujeres, lo que tal vez no sea sorprendente cuando el 80% de los neurocientíficos titulares son hombres.

Recién ahora la comunidad científica está empezando a darse cuenta de cuán marcado es el desequilibrio. Asignar igual valor a la salud de hombres y mujeres requerirá “un cambio global en la cultura científica” (RM Shansky & AZ Murphy Nature Neurosci. 24, 457–464; 2021).

Por eso, el 16 de noviembre, la Universidad de California (UC) lanzó la Iniciativa de Salud Cerebral de las Mujeres Ann S. Bowers, de la que soy directora. Es un consorcio de imágenes cerebrales cuya misión es cerrar la brecha de datos de género y hacer que la neurociencia sea inclusiva, tanto en términos de quién hace las preguntas como de quién recibe las respuestas.

Nuestra iniciativa también nació de una segunda observación: el actual modelo aislado de neurociencia es un callejón sin salida. Los estudios de neuroimagen a pequeña escala conducen a conjuntos de datos con poca potencia y a serias dudas sobre la reproducibilidad.

El sistema UC se encuentra en una posición única para ofrecer un camino alternativo a seguir. Sus campus abarcan un estado geográfica y demográficamente diverso.

La iniciativa incluye a siete miembros del sistema UC, y habrá más por venir. Juntos, estos campus generan datos de miles de participantes en resonancias magnéticas cada año. Los datos de resonancia magnética y las métricas de salud se agrupan en todos los sitios, mientras que nuestro centro de coordinación de datos en la Universidad de Stanford supervisa la automatización del almacenamiento de datos, el control de calidad, la estandarización y el intercambio de datos de acceso abierto en la plataforma OpenNeuro.

Cómo la menopausia remodela el cerebro

Este enfoque de consorcio y la adopción de big data han dado lugar a importantes descubrimientos en campos como la genómica y la física de partículas, y podemos hacer lo mismo por la salud cerebral de las mujeres.

Hemos construido la infraestructura para recopilar datos de resonancia magnética de decenas de miles de mujeres en todo el sistema de la UC. Analizar esta información utilizando herramientas de aprendizaje automático nos ayudará a establecer tendencias a nivel poblacional, vinculando factores de salud como el uso de anticonceptivos hormonales, complicaciones perinatales del parto, migrañas menstruales y síntomas de la menopausia con datos de resonancia magnética.

Además, el proyecto recopilará una gran cantidad de datos de resonancia magnética de individuos. Los estudios de imágenes de precisión que rastrean intensamente a las personas a lo largo del tiempo ya están transformando lo que sabemos sobre las propiedades dinámicas del cerebro (C. Gratton & RM Braga Curr. Opin. Behav. Sci. 40, iii–vi; 2021). En la salud cerebral de las mujeres, estas técnicas están comenzando a arrojar información sobre la capacidad del cerebro para cambiar tanto en estructura como en función a lo largo del ciclo menstrual (EG Jacobs Nature Mental Health 1, 700–701; 2023). La aplicación de lentes de imágenes de precisión a otras transiciones hormonales importantes, especialmente el embarazo y la menopausia, es muy prometedora. Además de arrojar luz sobre la neurobiología básica, podría ser la clave para descubrir indicadores tempranos de, por ejemplo, el riesgo de depresión durante el embarazo, el posparto y la menopausia.

Salud de la mujer: acabar con la disparidad en la financiación

Con este conjunto de datos sin precedentes, pretendemos avanzar en la comprensión de la depresión y sus vínculos con las hormonas, y realizar mejoras materiales en la atención clínica. Antes de la pubertad, las tasas de depresión son aproximadamente iguales en niños y niñas, lo que da a entender que la depresión suele estar ligada a transiciones hormonales. Esperamos utilizar las herramientas de la neurociencia para desarrollar modelos predictivos para que los médicos puedan preparar intervenciones terapéuticas tempranas y brindar a las personas el apoyo adecuado. También esperamos comprender por qué algunas personas que toman anticonceptivos hormonales experimentan depresión, mientras que otras experimentan resultados de salud mental benignos o positivos. Hace tiempo que se necesitan respuestas a estas y otras preguntas.

La Iniciativa de Salud Cerebral de las Mujeres de Ann S. Bowers incluye a personas trans y no binarias, porque los datos de calidad sobre esta población son aún más pobres que los datos sobre las mujeres. Al comprender cómo, por ejemplo, la terapia de reemplazo hormonal y otras formas de atención de afirmación de género afectan la función cerebral y la experiencia subjetiva, esperamos mejorar la atención clínica y la vida de las personas.

En todo esto, nos impulsa una idea radicalmente simple: que el progreso en la neurociencia florecerá cuando la salud de las personas de todos los géneros se valore por igual.


Referencia: Nature 623, 667 (2023). doi: https://doi.org/10.1038/d41586-023-03614-1