Dejen que los adolescentes duerman

Los adolescentes son algunas de las personas más privadas de sueño en los EE. UU. En promedio, los adolescentes no duermen lo suficiente y, lo que es más importante, no tienen suficiente calidad del sueño, dicen los investigadores. Podríamos culpar a los teléfonos celulares y otras tecnologías emisoras de luz por mantener a los niños despiertos por la noche, pero las noches largas son solo parte de la ecuación. Además de la tecnología, un factor bastante indiscutible contribuye a este sueño colectivo son los horarios de inicio de clases.

Durante décadas, los investigadores han acumulado evidencia que muestra que retrasar la primera campana de la escuela intermedia y secundaria beneficiaría la salud física, mental y emocional de los niños mayores, sin mencionar su rendimiento académico. Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), junto con varias sociedades médicas, han respaldado horarios de inicio más tardíos. Algunos distritos escolares, así como el estado de California, ya han mostrado respeto por esa evidencia con nuevos horarios de inicio.

Sin embargo, demasiados distritos escolares son reacios a hacer el cambio, ya sea por razones logísticas, financieras o culturales. Esto es injusto para los adolescentes. Una generación de estudiantes se está poniendo al día con el COVID y debemos priorizar su salud y bienestar retrasando el comienzo del día escolar. Honrar sus necesidades biológicas y sociales creará adultos más resilientes que puedan prosperar en un mundo lleno de complejidades actuales y futuras que no podemos comenzar a predecir.

Los adolescentes necesitan alrededor de nueve horas de sueño por noche, pero se acercan a las siete.

Y alrededor de la pubertad, sus relojes circadianos cambian un par de horas, lo que significa que se cansan más tarde en la noche que antes y se despiertan más tarde en la mañana que antes. Este cambio se invierte en la edad adulta. La naturaleza biológica de este ritmo diario significa que enviar a un adolescente a la cama antes no significa necesariamente que se duerma antes.

Los expertos nos dicen que los adolescentes se están perdiendo tanto el sueño reparador como el sueño REM, especialmente los ciclos que normalmente ocurren justo antes de que una persona se despierte. El sueño reparador ayuda a reparar el cuerpo después de un día duro y puede mejorar la función inmunológica y otros procesos biológicos. El sueño REM solidifica los eventos y el aprendizaje en recuerdos. Entonces, cuando un estudiante de décimo grado que naturalmente se acuesta alrededor de las 11 p. m. tiene que despertarse a las 6 a. m. para ir a la escuela, no solo pierde horas de sueño, sino también horas de sueño de calidad. E incluso si duermen hasta tarde los fines de semana, no se pondrán al día por completo.

Estos niños nos dicen que necesitan dormir más. En encuesta tras encuesta, dicen que cuando la escuela comienza más tarde, no están tan cansados ​​todo el día, tienden a llegar a la escuela a tiempo y es menos probable que tengan que regañarlos para que se levanten de la cama. Nos cuentan que a medida que disminuye su tiempo de sueño, aumenta su consumo de tabaco y drogas, incluso drogas que podrían ayudarlos a permanecer despiertos. Nos dicen que dormir una hora menos al día los hace sentir desesperanzados y, a veces, suicidas. Las investigaciones han demostrado que el riesgo de suicidio en los niños aumenta durante el año escolar y la falta de sueño podría ser un factor contribuyente. Otros estudios muestran que dormir una hora menos al día está asociado con el aumento de peso. Los investigadores nos han dicho que los adolescentes somnolientos son más propensos a los accidentes automovilísticos y que incluso 30 minutos extra de sueño ayudarían a aliviar algunos problemas de salud mental. Incluso los maestros han informado que con horarios de inicio más tardíos, sus estudiantes están más involucrados en la mañana y los maestros mismos están más descansados.