Reporte Mundial de la Felicidad 2023

Además de apasionante, este tema es reiterativo por su trascendencia. Grandes pensadores, filósofos, psicólogos, científicos, religiosos, y otros, lo han abordado latamente, por tanto, este relato es producto consciente o inconsciente, de mi propio acervo cultural y de mis vivencias existenciales.

“Felicidad o Espejismo”, escribió la psicóloga Clemencia Sarquis, ahí está también el sentido de la vida desarrollado magistralmente por el neurólogo y psiquiatra austríaco Viktor Emil Frankl (1905-1997).

Buscamos la felicidad con ahínco todos los días de nuestras vidas y descubrimos que no somos felices todo el día ni todos los días. Muchas personas se sienten infelices, frustradas, deprimidas a causa de su baja autoestima, metas fracasadas, logros inalcanzables.

El sabio Aristóteles afirmaba que, “la felicidad es el significado y propósito de la vida, el fin de la existencia humana”. Es un estado del alma, una emoción, o un estado de ánimo en momentos de bienestar cuando se han logrado metas o reconocimientos.

Desde la génesis somos dueños de nuestras vidas, tenemos el libre albedrío. Cada cual es tan feliz como se permite y decide serlo, la felicidad está en uno.

Todos buscamos con afán ser felices, y cuanto más o menos vivimos momentos felices –la mayoría efímeros–, concentramos esfuerzos en pensar que seremos felices el día en que logremos ese tan anhelado título profesional, o llegue el primer auto.

Recordemos a Antoine de Saint-Exupéry: “El sentido de las cosas no está en las cosas mismas, sino en nuestra actitud hacia ellas”. Y podría dar muchos ejemplos para referirme a los distintos tipos de felicidad. Es una sed permanente, inerte a la esencia del ser humano, pero pronto nos sentimos vacíos.

El top 10 de los países más felices del mundo se ha mantenido muy similar al del año pasado. De hecho, los tres primeros países repiten posición: Finlandia continúa liderando la lista, seguida de Dinamarca e Islandia.

Actitud de vida altamente contagiosa, Mark Twain aseguró: “A los generosos les hace felices ver a otros felices; los avaros no proceden igual, porque pueden conseguir una felicidad mil veces mayor no haciéndolo. No existe otra razón”. Ante lo cual vale la pena sumar a esta breve reflexión las palabras de la relevante figura de la primera mitad del siglo XX, Ana Frank: “El que es feliz hace feliz a los demás; el que tiene valor y fe, nunca estará sumido en la desgracia”.

La felicidad es una meta digna de respeto, la Neurociencia nos asegura que es posible de investigar y que este sentimiento tiene mucho que ver con la sabiduría, el placer y la verdad.

El estado mental es factor fundamental para alcanzar este nivel. El primer paso es aprender que las emociones y los comportamientos negativos (celos, cólera y resentimientos, entre otros) son nocivos. Indiscutiblemente los éxitos y los fracasos están relacionados con momentos felices e infelices respectivamente, pero sin duda quien no conoce momentos ingratos, fracasos, aciagos acontecimientos, no puede reconocer los momentos exitosos y, por ende, placenteros. La revisión retrospectiva de nuestra vida nos dirá cuántos instantes felices hemos vivido.

Igual que la fragancia de una flor, se trata de una expresión de nuestro Yo condicionado, nuestro yo auténtico. Nos desafía a hacer las paces con nosotros mismos. Comprometernos de todo corazón con esta cruzada es una potente medicina. Aloha, ¡Seamos felices!

Hace diez años que la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad. También existe un consenso cada vez mayor sobre cómo debe medirse la felicidad. Este consenso significa que la felicidad nacional puede convertirse en un objetivo operativo para los gobiernos.

Bután fue el primer país del mundo en cambiar la tradicional medición del Producto Interno Bruto (PIB) por el de Felicidad Nacional Bruta (FNB).