Ciclo de entrevistas “Invisibles” | 26 FEB 23

Dra. Marina Pekaroff: “Cuando empecé a atender en los pueblos, me reencontré con la medicina”

La pediatra ejerce en el Hospital Zonal de Bariloche, pero dos veces por mes va a las localidades de Comallo y Pilcaniyeu. Hoy busca incentivar a colegas para que sigan con esas visitas.
Autor/a: Celina Abud 

Invisibles: No siempre el valor y la fama coinciden; ni los médicos más dedicados son los más visibles. Valoran el agradecimiento de quienes los necesitan más que algunos minutos en televisión. Forman parte de sus comunidades y están comprometidos con ellas. No tienen nada para vender; más bien comparten lo que tienen, lo que saben. Atienden en localidades remotas a familias humildes, no quieren dejar huérfana a ninguna enfermedad. Curan cuando se puede y cuidan siempre. Son aquellos que con los pies en el barro le dan sentido a una profesión milenaria. IntraMed quiere homenajearlos con este ciclo de entrevistas que se propone darles visibilidad a los “Invisibles”.
 


La pediatra Marina Pekaroff supo que quería ser médica desde la secundaria y fue la primera profesional de salud en toda su familia. Nacida en Las Toninas, fue a Buenos Aires a estudiar, realizó su residencia en Mar del Plata, cerca del mar, pero “por cuestiones familiares y de la vida” ahora ejerce en Bariloche. Actualmente es Jefa de Pediatría del Hospital Zonal de esa ciudad. Pero dos sábados al mes atiende en los pueblos Comallo y Pilcaniyeu, que pertenecen a la Línea Sur (ruta que une Bariloche con Las Grutas). Allí la médica asume que no sólo se reencontró con la medicina, sino también consigo misma pero del otro lado, como pediatra, ya que ella también es de un pueblo pequeño.

“Me gustaría que después de que yo me vaya,  este legado quede con el servicio de pediatría. Me estoy encargando de entusiasmar gente, he ido con residentes  a trabajar a los parajes y veo en estas nuevas generaciones (de las cuales yo aprendo todo el tiempo) mucha felicidad por lo que hacen. Ojalá este servicio quede en manos de alguien que le guste hacer esta actividad”, dijo durante una entrevista a IntraMed, en la que compartió su camino y sus vivencias con los más chicos.

¿Cuándo empezó a atender en los pueblos de Comallo y Picaniyeu, con qué frecuencia va y qué población tiene cada uno de ellos?

Empecé tímidamente a ir cada tanto a los parajes

A mí siempre me gustó la salud pública, pero cuando llegué a Bariloche comencé a trabajar en el sector privado. Recién en 2012 entro en el Hospital Zonal, que es centro de referencia de muchos parajes. Tenemos derivaciones de (Ingeniero) Jacobacci, Villa La Angostura… Entonces empezamos a ver que si uno de nosotros iba a estos pueblos, la comunicación iba a ser mucho mejor, ya que en esos lugares nunca hay un especialista. Sí hay médicos que no han tenido una residencia, van cuando terminan la facultad. Entonces, para hablar “el mismo idioma”, empezamos a conectarnos por pacientes que nos llegaban a nosotros. Empecé tímidamente a ir cada tanto a los parajes. Hasta que hace 5 o 6 años se armó un equipo con clínicos, cardiólogos y me convocaron por ser pediatra. Me encantó la propuesta porque siempre me gustó ir a la Línea Sur. A partir del 2021 me incorporé al equipo  en el que nos pusimos de acuerdo para ir todos juntos. Hoy voy dos sábados por mes a los pueblos. Uno  a Comallo y el otro voy a Pilcanyeu.

Pilcaniyeu queda a 60 kilómetros de Bariloche, es una población muy chiquita, de 2.000 habitantes y al no estar tan lejos del hospital, su gente tiene cierto acceso al establecimiento.   En el pueblo me seleccionaron pacientes con enfermedades crónicas que necesitaran sí o si la visión del pediatra, como por ejemplo chicos con algunas cuestiones del neurodesarrollo. Pero cuando voy, la gente se entusiasma y quieren que los vea un pediatra, aparecen chicos sin patología, de seguimiento. Lo bueno de ir desde el hospital es que  también los ayudo con la parte burocrática, no solo con la atención. Entonces si ellos necesitan una radiografía, una ecografía, tomografía o alguna interconsulta con especialidad, yo se las voy tramitando cuando vuelvo para Bariloche. Les facilito el viajar y hablar por teléfono, cosas engorrosas.

Cuando voy a Comallo, es el mismo sistema. Está a 160 kilómetros, la población es un poco más grande, de cerca de 3.500 habitantes.  Yo hago exactamente lo mismo, quedo en contacto con los médicos que están en cada uno de los hospitales, entonces soy un poco la referente cuando hay que derivar o hacer una consulta por algún paciente.

¿Cómo cambia su rutina cuando atiende en Bariloche y cuando ejerce la práctica médica en los pueblos del sur?

Yo siento que es mi trabajo, que no hay nada que agradecer, pero ellos agradecen permanentemente

Siempre digo que es mi cable a tierra. Cuando empecé a ir a Línea Sur, me reencontré con la medicina, porque Bariloche es una ciudad, funciona a un ritmo diferente, los tiempos de espera son otros. Cuando uno llega a los pueblos, ya de por sí el paisaje es una locura, que me sorprende todos los días porque voy en todas las estaciones. Y además, la gente tiene un tiempo de espera totalmente distinto. Yo voy los sábados, así que los pacientes están disponibles y me aguardan. La sala de espera es muy silenciosa, los chicos juegan, hay paz, se escucha la naturaleza. Están todos súper agradecidos de que vayas. Yo siento que es mi trabajo, que no hay nada que agradecer, pero ellos agradecen permanentemente. Nosotros vamos con otros médicos y cuando terminamos, nos hacen de comer ahí en el hospital, nos cocinan muy rico en ambos lugares. Y hablamos de las historias de vida de nuestros pacientes. Atiendo a muchos chicos institucionalizados en hogares escuela y me han llegado chicos acompañados con el padre o con el maestro de la escuela. Son desafíos permanentes porque yo me encuentro con un niño que no tiene una historia clínica detallada, entonces uno tiene que empezar a usar el instinto, lo que ves. A leer situaciones familiares muy diferentes a las de Bariloche.

¿Cuáles son los principales problemas de salud en los niños de los pueblos que visita?

El principal problema que veo es la obesidad. He tenido con algunos casos aislados muy buen resultado cuando hicieron dieta y ejercicio. Pero en los pueblos, los chicos no sienten la obesidad como una enfermedad porque son toda la familia así, con ese tipo de contextura. 

También están los chiquitos de los parajes que necesitan algún tipo de rehabilitación y  no tienen la disponibilidad de ingresar a las terapias como en las ciudades, donde tenés psicopedagoga, fonoaudiología, terapia ocupacional. Tengo algunos chicos con retrasos madurativos o con encefalopatía no evolutiva que necesitarían algo más armado en terapias, pero acceden poco. La buena noticia es que hace dos o tres meses se incorporó a Comallo un equipo de rehabilitación que va una vez por mes, como nosotros. Entonces hacen las terapias con todos los especialistas con esa frecuencia, que es poco pero es mejor que nada.

 

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