Cine, música y series | 14 AGO 22

Elvis, Evita y el desafío de encarnar a los ídolos sin imitarlos

Lejos de impostar, Austin Butler y Natalia Oreiro se lucen en interpretar a estos dos íconos de la cultura popular. Sus claves: perseguir las emociones e imaginar la intimidad, más que calcar sus oficios.
Autor/a: Celina Abud Fuente: IntraMed / Infobae / AM750 

Pocos días atrás se estrenó el largometraje Elvis, la última apuesta del director Baz Luhrmann, quien se dedicó a explorar el ascenso y la caída de Elvis Presley y la relación con su representante vitalicio, el Coronel Tom Parker.  

Luhrmann nos tiene acostumbradas a las superproducciones vertiginosas, con recursos visuales “exagerados” que pueden verse en otros de sus filmes, como Moulin Rouge y El Gran Gatsby. Si bien las primeras escenas de Elvis podían anticipar más excesos del director australiano, esos derroches se moderan para emular a otros espectáculos fastuosos, que al ser de otra época, eran algo más sobrios: los shows de Elvis Presley en Las Vegas. Esta cautela -pensada con antelación o lograda durante el rodaje, nunca podremos saberlo- captura con éxito la esencia de los espectáculos brindados por el ídolo, sin volverse una caricatura de ellos. Espectacularidad, pero en su justa medida (si eso es posible), para captar una esencia.
 


El mismo mérito (o quizá un mérito aún mayor) se lo llevó el actor protagónico, el casi desconocido Austin Butler, quien para interpretar al rey del rock tuvo que vencer a contrincantes más famosos, como el cantante Harry Styles, el actor Ansel Egort (West Side Story, Bajo la misma estrella) y Miles Teller (Whiplash).

Butler logró representar al ídolo sin parecerse a un imitador, porque en su interpretación valió más el espíritu que los parecidos físicos. En diversas entrevistas. el actor y modelo oriundo de California manifestó: “Todos vimos caricaturas de Elvis o del ícono que fue, pero yo estaba fascinado con la idea de quién era él cuando estaba en una habitación vacía”.

Para eso se preparó, en un eterno espiral de prueba y error que lo dejó exhausto. Pasó cinco  meses desarrollando su rol para ser elegido, trabajó con una famosa entrenadora de movimientos para copiar a “la pelvis”, se coacheó vocalmente y, como prueba de fuego, le envió a Luhrmann un video de él mismo tocando el piano y cantando la popular canción “Melodía desencadenada”, que Presley había versionado en 1977.  El director la sintió tan auténtica que quedó elegido. Incluso la voz que aparece en la película durante las épocas tempranas de Elvis es la de Butler. Por todo ello, el actor escapó a la caricatura y se sumergió en una realidad ajena para sentirla propia. Algo que es por demás difícil.

Lo mismo le pasó a Natalia Oreiro a la hora de interpretar a Eva Perón, en la reciente miniserie Santa Evita. En una entrevista con el portal Infobae, la actriz y cantante uruguaya confesó que se propuso el difícil objetivo de querer ser Evita sin dejar de ser Natalia, pero que eso se notara lo menos posible. Y vaya si lo hizo, porque más allá de ser famosa, consiguió el papel a través de un casting, lo que le dio aún más seguridad de estar lista.

Para prepararse vio el trabajo previo de las colegas que interpretaron a Evita y reconoció que todas ellas encontraron una emoción distinta. “Obviamente, hice una interpretación, no hice una imitación de ella, y esa fue una elección que se tomó, porque claramente estamos contando una historia y yo no soy parecida tampoco”, relató Oreiro.