Reducción de las respuestas de anticuerpos COVID-19 | 28 MAY 22

La soledad y la falta de cohesión social afectan la respuesta a las vacunas

“La menor confianza y conexión del vecindario afecta negativamente nuestras respuestas de anticuerpos COVID-19”
Autor/a: Gallagher Stephen, Howard Siobhán, Orla. T. Muldoon y Anna. C. Whittaker Social cohesion and loneliness are associated with the antibody response to COVID-19 vaccination

La cohesión social y la soledad se asocian con la respuesta de anticuerpos a la vacunación contra la COVID-19

Una nueva investigación dirigida por el director de SASHlab, el profesor Stephen Gallagher, descubrió que la menor cohesión del vecindario se asoció con la respuesta de anticuerpos a la vacuna COVID-19. La menor cohesión social también hizo que las personas se sintieran más solas, y este fue un factor adicional en la reducción de las respuestas de anticuerpos a la vacuna.

Este estudio es un caso clásico de medicina mente-cuerpo, mediante el cual nuestros sentimientos/emociones generados al interactuar con nuestros mundos sociales pueden influir en nuestro sistema inmunológico. 

Los anticuerpos son un componente central de la capacidad de nuestro sistema inmunitario adaptativo para combatir infecciones, incluido el COVID-19. Como hemos aprendido durante la pandemia actual, las vacunas contra el COVID-19 fueron parte de la estrategia global para combatir el COVID-19. Tener la vacuna era importante porque los anticuerpos producidos después de una vacunación ofrecían protección contra la hospitalización y la muerte. Sin embargo, cuando las personas no producen suficientes anticuerpos después de una vacuna, a menudo son vulnerables a la infección o reinfección, por lo que se nos alentó a recibir vacunas de refuerzo.

La influencia de factores como el estrés en nuestra inmunidad, incluida la respuesta de anticuerpos a la vacunación, está bien establecida. La investigación ha encontrado que el estrés crónico tiene un impacto negativo en nuestro sistema inmunológico, al aumentar nuestra vulnerabilidad a las infecciones, aumentar los niveles de inflamación pero también reducir nuestra capacidad de producir anticuerpos después de las vacunas.

Por el contrario, se ha descubierto que las relaciones sociales de mejor calidad aumentan la inmunidad (p. ej., niveles bajos de inflamación) y aumentan los niveles de anticuerpos después de una vacuna. Como hemos visto durante la pandemia de COVID-19, el estrés fue omnipresente, desde la gestión de múltiples bloqueos, pérdidas de empleos, mayores restricciones sociales y menor participación social, así como problemas de desinformación y confianza pública que salieron a la luz, todo lo cual creó una sensación de factores estresantes sociales.

Por lo tanto, dado el impacto negativo del estrés en nuestro sistema inmunológico y, en particular, en la reducción de la respuesta de anticuerpos a las vacunas, además de que las respuestas de anticuerpos de COVID-19 son una característica crítica del éxito de la vacunación, queríamos ver si los factores estresantes sociales como la cohesión social, es decir, una menor la confianza en los vecinos, menos conexiones con el vecindario y los sentimientos de soledad tuvieron un impacto negativo en nuestra respuesta de anticuerpos a esas vacunas.

 

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