Identidad de género | 02 JUL 13

¿Puede un niño de cuatro años sentir que es una niña?

Las investigaciones sobre el desarrollo de personas transexuales indican que, en casos poco frecuentes, la anatomía visible no tiene por qué determinar la identidad de género.
Daniel Mediavilla 
 

Coy Mathis, a la derecha de la imagen, junto a su hermano / GLAAD
 
Coy tiene seis años y desnuda parece un niño. Su cuerpo es masculino, pero desde que tenía cuatro años rechazó todo lo asociado a ese género y se negaba incluso a salir de casa vestida como un varón. En la guardería se comportaba como una niña y utilizaba incluso el cuarto de baño de ellas hasta finales de 2012. Entonces, el director de la escuela a la que asistía, en el estado de Colorado, informó a los padres de Coy de que tendría que utilizar el servicio de los chicos o los de la enfermería del centro. Los responsables de la escuela consideraban que, cuando con el tiempo sus genitales se desarrollasen junto con el resto de su cuerpo, algunos estudiantes y padres podrían empezar a sentirse incómodos.
 
Sus padres, con la ayuda de la Fondo de Defensa Legal y de Educación de Transgénero (TLDEF, en sus siglas de inglés), interpusieron una demanda por discriminación y, la semana pasada, el Departamento de Derechos Civiles de Colorado se puso de su parte. “Dado el desarrollo de las investigaciones sobre el desarrollo de las personas transexuales, compartimentar a alguien como un niño o una niña basándose solo en su anatomía visible es una forma simplista de afrontar un asunto complejo”, afirmaba el informe de este organismo.  Desde el punto de vista de la ciencia, aún queda mucho por saber sobre las causas de la transexualidad, pero ¿es posible que un niño de seis años pueda decidir que no pertenece al sexo con el que nació? Los expertos debaten este extremo pero avanzan, como en el pasado sucedió con la homosexualidad, hacia una postura en la que los transexuales no sean vistos como enfermos mentales.
 
“Son personas que no tienen delirios, ni una visión distorsionada de la realidad y, en general, son perfectamente lógicas”
 
En la última versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, el DSM-5, vigente desde mayo de este año, se cambió el término “trastorno de la identidad sexual” por el de “disforia de género” y este término ni siquiera sería aplicable a todos los transexuales. “Hay personas que sí, tienen disforia, una casuística emocional que es problemática, pero otros no”, explica Miguel Ángel Cueto, secretario general de la Federación Española de Sociedades de Sexología y director del Centro de Terapia de Conducta de León. La transexualidad no tendría así nada que ver con el tópico demente que cree ser Napoleón sin serlo. “Son personas que no tienen delirios, ni una visión distorsionada de la realidad y, en general, son perfectamente lógicas”, añade.
 
Sobre la posibilidad de que una persona desde muy pequeña considere que ha nacido en un cuerpo que no le corresponde, Cueto afirma que es posible, pero considera que es necesario “hacer una buena evaluación sobre estilo de vida, pensamiento y descartar cualquier patología de carácter mental”. En un primer momento, “se trataría de aplicar una terapia preventiva y, una vez que la persona llega a la adolescencia, empezar con una terapia hormonal sustitutiva”. Esta terapia cambia las hormonas que habitualmente están presentes en su cuerpo por las del sexo con el que se siente identificada con los consiguientes cambios de aspecto. Aunque hay algunos transexuales que también
 

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