Feminización de la medicina en España | 14 JUL 12

El aluvión de médicas aún encuentra recelos

Polémica en las sociedades profesionales en torno a la presencia masiva de mujeres.

Ellas son el 65% de los que han acabado el MIR
Los estudios no ven inconvenientes en la feminización
Doctoras, no; enfermeras, sí

 

Jaime Prats

De los 6.112 médicos que han acabado este año el programa MIR de formación de facultativos, el 64,8% son mujeres. La presencia femenina es masiva en obstetricia y ginecología (85%), pediatría (84%) o hematología y pediatría (79%), según un informe elaborado por el Centro de Estudios del Sindicato Médico de Granada. En las facultades, el 85% de los estudiantes son mujeres. Los datos son contundentes: la feminización de la medicina es un hecho. Aunque existen opiniones divergentes sobre las consecuencias de este fenómeno y de los aspectos de la organización del sistema sanitario que deberían adaptarse al cambio de perfil demográfico de la profesión.
 
Especialistas como Serafín Málaga, presidente de la Asociación Española de Pediatría (AEP), creen que si no se toman medidas, esta mayoría femenina derivará en un creciente número de problemas en los servicios debido a la frecuencia de las bajas por maternidad o los permisos derivados de la conciliación de la vida familiar y profesional. “Es un hecho real que la mujer es la que pare”, explica, “y es indudable que ello tiene repercusión en el ámbito laboral”. Pero hay quien no comparte este enfoque. “En pleno siglo XXI no se puede hablar de la feminización de la medicina como un problema”, comenta Pilar Arrizabalaga, secretaria general del Colegio de Médicos de Barcelona. “Hace décadas que las mujeres han ocupado masivamente el sector de la educación”, añade. “¿Ha habido algún problema porque la gran mayoría sean profesoras? Parece bastante claro que no ha pasado nada”.
 

“Las bajas por maternidad son un problema laboral”, dice Serafín Málaga

El lunes pasado, Maite Paramio, presidenta de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, abordó esta cuestión en la sección de cartas al director de este diario. Su escrito era una contundente respuesta a un artículo muy comentado entre los círculos médicos en el que los presidentes de las asociaciones médicas de obstetricia y ginecología (SEGO), pediatría (AEP) y endocrinología (SEEN), planteaban en Diario Médico las dificultades que se dan en sus especialidades por la elevada presencia de mujeres.
 
Coincidían en destacar problemas en la organización de las guardias por la acumulación de bajas laborales, maternales o por motivos familiares e indicaban que los inconvenientes que ya se estaban dando se incrementarían a corto plazo debido a la baja tasa de reposición existente por la crisis, y a medio plazo a medida que se fueran jubilando los médicos de más edad (donde se concentran los hombres).
 

Las maestras son mayoría y no ha pasado nada”, opina Arrizabalaga

“Parece que la crisis económica unida a la feminización de la medicina va a ser una situación difícil de soportar para nuestros presidentes”, expuso Maite Paramio con ironía en el texto remitido a EL PAÍS. “Lo malo para ellos es que no pueden hacer nada legalmente. Sus doctoras fueron las jóvenes que sacaron mejor nota para hacer el MIR y las más calificadas después para tener una plaza en el hospital”. En el artículo que replicó la investigadora, el presidente de la asociación de pediatras planteaba que en la cobertura de las plazas MIR se tuviera en cuenta la feminización de cada especialidad. “Se supone que abogaba por las cuotas para hombres en el MIR olvidándose de que la capacidad y la excelencia es lo que mueve el mundo”, indicó Paramio.
 
En conversación con este diario, Málaga indica que no se refería a limitar el número de plazas para mujeres, sino que pretendía plantear que la especialidad de pediatría “cuenta con una alta tasa de feminidad y que en el número de plazas que se convoquen para los médicos en formación se tiene que tener en cuenta este hecho”.
 
El presidente de la AEP insiste en que no plantea que se deba controlar el número de mujeres pediatras. Pero sostiene que cuantas más haya ejerciendo la profesión, mayor será el volumen de bajas en los servicios y también las dificultades para cubrirlas. Y advierte de que todos los indicadores apuntan a que la feminización en la medicina, y en concreto en su especialidad, se incrementarán.
 
La mujer “tiene que conciliar la vida laboral y familiar. Solicita bajas por maternidad, y esto hay que afrontarlo. Lo único que hago es constatar un hecho, y esto es un problema laboral”.
 

En España, cuando un hijo se pone malo se queda en casa la madre.

No solo por los perjuicios organizativos que provoca en los servicios. En su especialidad, a las vacantes —cada vez menos cubiertas— se añade una amenaza, sostiene. Muchas de las bajas no se sustituyen por especialistas en niños, sino por médicos generales. Ello, indica, pone en riesgo la excelencia en atención de la población de entre 0 y 14, que en España descansa exclusivamente en los pediatras, algo que no sucede en otros modelos sanitarios, por ejemplo en Gran Bretaña, donde son los médicos de familia quienes atienden a los menores. Si no se introducen cambios para compensar las bajas femeninas “nos cargamos el modelo de atención pediátrica, que nos ha puesto a la cabeza de resultados en el mundo con una tasa de mortalidad infantil de las más bajas del mundo”. La solución para Málaga pasaría por un aumento del número de plazas MIR en pediatría “para contar con un número suficiente que permitiera garantizar el volumen de vacantes y poder así mantener el modelo actual”, algo que, sostiene, llevan solicitando desde hace tres años.
 
Sin embargo, el factor de género que plantea el presidente de la sociedad de pediatras ya se contempla en el cálculo de las plazas MIR. El Ministerio de Sanidad usa como referencia para ofertar plazas de formación el informe Oferta y necesidades de especialistas médicos en España (2010-2025). Y este estudio incorpora una corrección de género que tiene en cuenta el diferencial de los periodos de inactividad de las mujeres respecto a los hombres, como explica Beatriz González López-Valcárcel, catedrática de Métodos Cuantitativos en Economía y Gestión de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y coautora del informe. Por ello “no hace falta tocar nada”. “Es obvio que las mujeres tienen periodos de baja que no tienen los hombres, como los cuatro meses de baja de maternidad que suelen coger mayoritariamente ellas. Y en un país como este, cuando el niño se pone enfermo, quien se queda en casa es la madre, no el padre; esto es lo que hay”, explica esta especialista en economía de la salud.
 

 

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