Selección del editor

Predecir quién sufrirá un infarto en la próxima década ya no resulta tan imposible

Distinguir lo relevante en la avalancha de noticias científicas es difícil. En IntraMed, destacamos algunos avances de las últimas semanas que podrían tener impacto futuro en la práctica clínica.

Autor/a: Leonardo Biolatto

Fuente: IntraMed

Sabemos que el tiempo es valioso y que estar al día con los desarrollos más relevantes en salud puede ser un desafío. Por ello, esta selección es una guía curada de noticas que, en el futuro próximo, pueden convertirse en realidad para el ejercicio de los profesionales de la salud.

 IA para monitorear la coagulación sin procedimientos invasivos

Fuente: Direct evaluation of antiplatelet therapy in coronary artery disease by comprehensive image-based profiling of circulating platelets

Un equipo de científicos de la Universidad de Tokio creó una tecnología capaz de observar la actividad de la coagulación sin necesidad de intervenciones invasivas. Gracias a una combinación de microscopía ultrarrápida e inteligencia artificial, este avance permite analizar cómo se agrupan las plaquetas, de cara a prevenir la enfermedad arterial coronaria (EAC).

Los pacientes que reciben antiplaquetarios tienen a su disposición métodos de seguimiento para valorar su estado. Sin embargo, hasta ahora ha sido difícil evaluar con precisión la efectividad de la terapia en cada persona.

El nuevo dispositivo se llama microscopio de multiplexación por división de frecuencia (FDM, por sus siglas en inglés). Funciona como una cámara de alta velocidad capaz de capturar miles de imágenes por segundo de las células sanguíneas en movimiento. "Es como una cámara de tránsito que detecta cada automóvil; nuestro microscopio ve cada célula en movimiento", detalló Yuqi Zhou, coautor del estudio y profesor asistente de química.

Las imágenes obtenidas se procesan con inteligencia artificial, la cual identifica si se está observando una plaqueta individual, un cúmulo de plaquetas o incluso un glóbulo blanco entremezclado. Este análisis en tiempo real permite entender con mayor profundidad los riesgos de formación de coágulos en pacientes con distintos niveles de gravedad de su EAC.

El estudio de validación se basó en el análisis de muestras sanguíneas de más de 200 pacientes. Uno de los hallazgos más significativos fue que los pacientes con síndrome coronario agudo presentaban mayor cantidad de agregados plaquetarios que aquellos con síntomas crónicos. Esto demuestra el potencial del sistema para evaluar el riesgo de trombosis de forma precisa y en tiempo real.

Así, con una simple extracción de sangre del brazo se proporciona información prácticamente igual a la que se obtiene mediante procedimientos invasivos. "Tradicionalmente, para conocer el estado de las arterias coronarias es necesario insertar un catéter desde la muñeca o la ingle. Con nuestra técnica, un análisis común desde una vena del brazo puede brindar datos igual de útiles", afirmó Hirose.

Este avance no solo representa un paso adelante en la medicina diagnóstica, sino que también allana el camino hacia una medicina verdaderamente personalizada. Cada paciente responde de forma distinta a los tratamientos con antiplaquetarios. Algunos desarrollan trombosis recurrente, mientras que otros padecen hemorragias, incluso bajo la misma medicación.

La calculadora PREVENT podría predecir infartos 10 años antes de su ocurrencia 

Fuente: Real‐World Evidence Linking the Predicting Risk of Cardiovascular Disease Events Risk Score and Coronary Artery Calcium

La calculadora de riesgo cardiovascular PREVENT fue lanzada en 2023 por parte de la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés). Es capaz de identificar de forma precisa a personas con riesgo elevado de sufrir un infarto, incluso antes de que aparezcan síntomas clínicos. Esta herramienta, al ser combinada con la puntuación de calcio coronario (CAC), mejora notablemente la predicción de eventos futuros.

La herramienta PREVENT estima el riesgo a 10 y 30 años de sufrir un infarto, accidente cerebrovascular o insuficiencia cardíaca, considerando factores como edad, presión arterial, colesterol, índice de masa corporal, diabetes tipo 2, tabaquismo, función renal y determinantes sociales de salud.

Un estudio analizó los historiales médicos electrónicos de 6961 adultos, con edades entre los 30 y 79 años, que se sometieron a tomografía computarizada coronaria (CCTA) en el sistema de salud NYU Langone entre 2010 y 2024. Ninguno de los participantes tenía antecedentes previos de enfermedad cardíaca y durante un promedio de seguimiento de 1,2 años se registraron 485 infartos entre ellos.

Los investigadores encontraron que la mayoría de los participantes (43,6 %) tenían un riesgo bajo estimado por PREVENT (menos del 5 %), mientras que el 15,8 % presentaba un riesgo ligeramente elevado (5-7,5 %), un 34,4 % mostraba riesgo moderado (7,5-20 %) y un 6,2 % tenía riesgo alto (más del 20 %). Estos niveles de riesgo estuvieron estrechamente relacionados con los resultados de los puntajes de calcio coronario.

Los pacientes con una puntuación baja en PREVENT también presentaron niveles mínimos de calcio en las arterias (CAC ≤ 1), mientras que los que obtuvieron puntuaciones más altas en PREVENT superaron los 100 puntos en CAC, lo que indica un riesgo moderado a elevado de infarto.

Al combinar los resultados de PREVENT con los del CAC, los investigadores pudieron predecir con mayor precisión qué pacientes tendrían un infarto. Es decir, la combinación de ambas herramientas logró una correspondencia casi exacta con las personas que realmente sufrieron eventos cardíacos durante el seguimiento.

Esto podría cambiar las futuras guías clínicas en cuanto al uso conjunto de PREVENT y la tomografía coronaria. La CCTA permite visualizar la acumulación de placa en las arterias del corazón sin necesidad de procedimientos invasivos. A partir de esta imagen, se obtiene el puntaje CAC.

A pesar de los hallazgos, el estudio presenta algunas limitaciones importantes. Todos los datos provienen de una sola institución (NYU Langone) y el 77 % de los participantes eran adultos blancos, lo que puede limitar la generalización de los resultados a poblaciones más diversas. Además, la muestra solo incluyó personas que ya habían sido remitidas para una CCTA, lo que indica que podrían haber tenido más factores de riesgo que la población general.