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La genética y la inmunidad son los nuevos actores de la salud mental

Distinguir lo relevante en la avalancha de noticias científicas es difícil. En IntraMed, destacamos algunos avances de las últimas semanas que podrían tener impacto futuro en la práctica clínica.

Autor/a: Leonardo Biolatto

Fuente: IntraMed

Sabemos que el tiempo es valioso y que estar al día con los desarrollos más relevantes en salud puede ser un desafío. Por ello, esta selección es una guía curada de noticas que, en el futuro próximo, pueden convertirse en realidad para el ejercicio de los profesionales de la salud.

Las neuronas toman decisiones clave con base en la serotonina

Fuente: Nonlinear recurrent inhibition through facilitating serotonin release in the raphe

Cada vez que decidimos algo, nuestro cerebro activa un complejo mecanismo biológico que hoy es mejor entendido. Una investigación dirigida por el profesor Jean-Claude Béïque de la Universidad de Ottawa revela que las neuronas de serotonina (5-HT) en el mesencéfalo no solo están conectadas entre sí, sino que estas conexiones permiten una forma avanzada de procesamiento en la toma de decisiones.

Estas células están interconectadas y compiten por activarse en una dinámica muy similar al principio del "ganador se lo lleva todo". “El sistema serotoninérgico de los mamíferos es mucho más complejo de lo que pensábamos”, explica el Dr. Michael Lynn, primer autor del reciente estudio que comenta los hallazgos. Hay grupos distintos de neuronas de serotonina que controlan áreas específicas del cerebro, y algunas pueden inhibir a otras, dependiendo de su nivel de actividad. El descubrimiento podría allanar el camino hacia tratamientos más personalizados para trastornos como la depresión mayor.

Uno de los puntos clave fue identificar cómo una región cerebral llamada habénula lateral, conocida por activarse ante la frustración y asociada con la depresión, influye directamente sobre estas neuronas. Esta zona podría actuar como un sensor que evalúa qué tan amenazante es el entorno y, en función de eso, activa o inhibe ciertos grupos de neuronas serotoninérgicas.

Nuestro cerebro evaluaría el nivel de amenaza y emitiría una respuesta binaria: sí o no. De ser así, hay una base suficiente para futuras investigaciones sobre cómo las redes de serotonina participan en las enfermedades mentales y cómo podrían modificarse con intervenciones farmacológicas o terapias personalizadas.

Hay conexiones moleculares entre el estrés, la depresión y el estrés postraumático

Fuente: A multi-omic approach implicates novel protein dysregulation in post-traumatic stress disorder

Los trastornos relacionados con el estrés, como el postraumático y la depresión mayor, resultan de una compleja interacción entre la genética individual y las experiencias de vida. Investigadores de Yale llevaron a cabo un estudio en el que analizaron post mortem cerebros de personas con estrés postraumático, trastornos depresivos y controles neurotípicos.

Usando una estrategia multiómica sin precedentes —es decir, análisis simultáneo de ADN, ARN, microARN y proteínas—, el equipo logró identificar alteraciones específicas en la expresión de proteínas y redes neuronales. Una de las principales conclusiones fue que el estrés postraumático afecta módulos de proteínas coexpresadas.

También encontraron que el microARN hsa-mir-589 es un regulador clave de las redes alteradas. Este pequeño fragmento de ARN no codificante parece influir en la regulación de proteínas neuronales, incluida SLC32A1, un transportador de GABA.

Los genes de riesgo para otros trastornos mentales, como el autismo, la depresión y el trastorno bipolar, están enriquecidos dentro de las redes proteicas alteradas por el estrés postraumático. Esta coincidencia sugiere que podría haber una patología molecular compartida entre diversas condiciones psiquiátricas.

El análisis detallado de los perfiles moleculares también permitió distinguir qué tipos celulares están más involucrados en cada trastorno. Por ejemplo, las alteraciones en interneuronas y señales inmunitarias parecen jugar un papel clave en la manifestación clínica.

Este trabajo abre la puerta a terapias más precisas y personalizadas. Al conocer con exactitud qué moléculas y redes están desreguladas, es posible desarrollar fármacos que apunten a esos objetivos, reduciendo los efectos secundarios.

Identifican biomarcadores inmunitarios que podrían cambiar el tratamiento de la depresión y la esquizofrenia

Fuente: Immunological drivers and potential novel drug targets for major psychiatric, neurodevelopmental, and neurodegenerative conditions

Tradicionalmente, los tratamientos en salud mental se han centrado en modular neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina. Sin embargo, aproximadamente un tercio de los pacientes con depresión o esquizofrenia no responde favorablemente a estos medicamentos.

La doctora Christina Dardani y el profesor Golam Khandaker utilizaron un método computacional conocido como aleatorización mendeliana, que aprovecha grandes bases de datos genéticos para inferir relaciones causales. Analizaron 735 proteínas inmunológicas presentes en la sangre humana y su relación con siete trastornos neuropsiquiátricos: depresión, ansiedad, esquizofrenia, trastorno bipolar, enfermedad de Alzheimer, autismo y TDAH.

El resultado reveló que 29 proteínas inmunitarias muestran evidencia de contribuir causalmente a estos trastornos, y 20 de ellas ya son blanco de fármacos aprobados para otras enfermedades. Esto abre la posibilidad de reorientar terapias existentes para tratar condiciones de salud mental, en un proceso conocido como reposicionamiento farmacológico.

El estudio también propone un cambio de paradigma en la comprensión de las enfermedades mentales. En lugar de centrarse únicamente en el cerebro, se sugiere que muchas de estas condiciones deben entenderse como trastornos sistémicos, donde la respuesta inmunitaria general del cuerpo juega un papel tan importante como las alteraciones neuroquímicas.

En el futuro, biomarcadores inmunitarios podrían ayudar a identificar qué pacientes tienen más probabilidades de beneficiarse de tratamientos inmunomoduladores, optimizando la eficacia terapéutica y reduciendo la carga de prueba y error que actualmente caracteriza al tratamiento psiquiátrico. El siguiente paso será validar los hallazgos mediante estudios con historiales médicos, modelos animales y ensayos clínicos con humanos.