Ecuador

Galápagos: inauguraron un sistema de salud integral de fauna silvestre con enfoque “One Health”

Según la OMS, abordar juntas la salud animal y la humana es una estrategia clave a la hora de comprender y afrontar los riesgos sanitarios mundiales.

Autor/a: Claudia Nicolini

Fuente: IntraMed

Los hechos parecen demostrar que los humanos nos hemos creído a pies juntillas eso de que somos “los reyes de la Creación”. Pero también demuestran que nuestra “monarquía” no le ha hecho precisamente un bien a la naturaleza. ¿Hace falta ejemplificar el efecto antrópico sobre el planeta? De lo que quizá no somos conscientes del todo, es de que la naturaleza, a la larga, es más fuerte que nosotros. Ya lo señalaba Sigmund Freud, en su obra “El malestar en la Cultura”, que arranca con la pregunta sobre las causas del sufrimiento humano. “La supremacía de la naturaleza, la caducidad de nuestro propio cuerpo y la insuficiencia de nuestros métodos para regular las relaciones humanas”, se responde. Corría 1929 y nada parece haber cambiado; al contrario.

Noventa y tres años después, la pandemia de Covid-19 pegó un sacudón tan fuerte que no fue posible mirar para otro lado, como se había hecho ya tantas veces antes (ni la rabia, ni la malaria, ni el ébola ni el VIH nos pusieron tanto en alerta). El hito del Covid lo señala con claridad la OMS cuando describe la necesidad de pensar la salud como una sola: “La pandemia de Covid-19 puso de relieve la necesidad de establecer un marco mundial destinado a mejorar la vigilancia y un sistema más holístico e integral. Las lagunas en los conocimientos, la prevención y los enfoques integrales de ‘Una sola salud’ se consideraron factores clave de la pandemia. Al abordar los vínculos entre la salud humana, animal y ambiental, ‘Una sola salud’ se concibe como un planteamiento transformador encaminado a mejorar la salud mundial”, señalaba el documento en octubre de 2023.  “‘Una sola salud’ es un enfoque para optimizar la salud de las personas, los animales y los ecosistemas mediante la integración de estos campos, en lugar de tratarlos por separado”, agregaba y destacaba que cerca del 60% de las enfermedades infecciosas emergentes proceden de los animales, tanto salvajes como domésticos”.

Manos a la obra

Hay un lugar en el mundo, el archipiélago de las Galápagos, cuyas características únicas hicieron de él un laboratorio a cielo abierto: en 1835 Charles Darwin observó allí que en los picos de unas aves conocidas como pinzones se producían variaciones según vivieran en las distintas islas del archipiélago: se adaptaban a esas condiciones. Seis años después ya estaba publicada su obra más conocida: “El origen de las especies”.

En la actualidad Galápagos sigue siendo un laboratorio a cielo abierto: ya hace casi cinco años, un taller en el que un grupo de expertos buscó desarrollar una agenda de investigación orientada a la adaptación y mitigación del cambio climático en la Reserva Marina de Galápagos, y en el que se abordaron temas como oceanografía, climatología, ecología marina, ciencia de pesquerías, impactos socioeconómicos y políticas, dio como resultado, además, un paper que lleva por título “Evolución de las Galápagos en el Antropoceno”. El resumen del trabajo publicado destaca: “Las Islas Galápagos inspiraron la teoría de la evolución por medio de la selección natural; ahora en el Antropoceno, las Galápagos representan un importante laboratorio natural para comprender la resiliencia de los ecosistemas frente a los extremos climáticos y permitir una coevolución socioecológica efectiva bajo el cambio climático”.

En la publicación, el equipo, conducido por Pelayo Salinas de León, científico senior de la Fundación Charles Darwin (FCD) y del programa Pristine Seas, de la National Geographic Society, se destaca: “Así como las Islas Galápagos capturaron la atención del mundo después de la visita de Charles Darwin hace más de 180 años, pueden de nuevo inspirar e informar la respuesta de la comunidad global al incremento de los extremos ambientales. El enfoque Darwiniano de los procesos evolutivos naturales, tiene que ser expandido para promover una co-evolución consciente de los socio-ecosistemas resilientes”.

Hoy, cuando en el mundo arrasan las catástrofes ambientales; se expande la fiebre amarilla por al cambio climático; la resistencia antibacteriana es cada vez más problemática; lenta, pero insistente, la gripe aviar pasó de las aves a los mamíferos, y ya se va cobrando vidas humanas (la última, una niña en México, el 8 de abril, según informó la Secretaría de Salud, entre otras tragedias, podemos dar una buena noticia: en febrero se ha dado un paso más en el camino hacia “Una sola salud”: la Universidad de San Francisco de Quito (USFQ) y su hub académico en España, GAIAS Europa, junto con el Oceanogràfic de Valencia (España  y la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) han creado el Laboratorio de Salud Animal, con el objetivo de llevar a cabo investigaciones, análisis y pruebas relacionadas con la salud y con el bienestar de los animales. 

Antecedente inmediato

Ambas universidades habían fundado ya en 2011, en la isla de San Cristóbal, el Galápagos Science Center (GSC), “para impulsar la ciencia y la conservación en las islas y ampliar la comprensión mundial de los ecosistemas insulares y las amenazas a su sostenibilidad”. Uno de los objetivos primarios del instituto de investigaciones fue “... desarrollar proyectos de investigación interdisciplinarios para la conservación y la sostenibilidad de las Islas Galápagos, y de todo el planeta, a través de cinco grandes áreas de investigación: cambio ambiental, comunidad y salud humana, conservación, océanos y biodiversidad”, señala en su página el GSC.  También pretendían “contribuir al desarrollo sostenible y a una mayor conciencia ambiental”, con el objetivo de “comprender mejor las complejas interacciones entre las personas y el ambiente en el que viven”.

En noviembre de 2024 anunciaron que, junto con la Dirección del Parque Nacional Galápago (GNDP), darían un nuevo gran paso: “El GSC y GNPD colaborarán en un nuevo programa veterinario de vida silvestre en Galápagos”, señalaba la nota de prensa de esos días en el sitio, y agregaba: “Como primer paso hacia esta alianza, el GSC y el Hospital Veterinario TUERI de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) colaboraron en un taller titulado ‘Atención veterinaria primaria y manejo de lobos marinos’. El objetivo de este taller fue crear y fortalecer las capacidades de las personas cuyas principales funciones son rescatar, contener y manejar la vida silvestre”. 

Y en febrero el proyecto se concretó: ha nacido el sistema de salud integral de fauna silvestre, que permitirá capacitar expertos locales en la detección temprana de enfermedades y monitorear la fauna del archipiélago, pero eso no es todo. Según destaca el sitio del GSC, el sistema, además de fortalecer la capacidad local, desarrolla infraestructura para respuestas -tanto inmediatas como a largo plazo-, y sirve como un campo de formación para profesionales sanitarios de Galápagos y del mundo, con un enfoque especial en One Health. “Uno de los principales objetivos es comprender cómo las enfermedades humanas y de mascotas afectan a la fauna silvestre, para desarrollar estrategias de prevención y mitigación efectivas”, subrayó Carlos Mena, codirector del Galapagos Science Center. Pero también importa el camino inverso, y allí será clave el rol del Oceanogràfic de Valencia y su Fundación, que aportan su experiencia en el estudio de enfermedades en fauna silvestre y su interacción con animales domésticos y humanos. “Queremos entender por qué se están muriendo los animales, qué virus están circulando, y cómo pueden afectar a la fauna y a los humanos. A través del enfoque ‘One Health’, aseguramos un monitoreo efectivo para gestionar la salud de los ecosistemas”, señaló Daniel García-Párraga, director científico de la Fundación.

En definitiva, destaca el sitio de Oceanogràfic, “este laboratorio sentará las bases de un modelo replicable en otras regiones vulnerables del planeta, estableciendo las Galápagos como un centro de referencia en medicina veterinaria de vida silvestre”.

Fotos: Gentileza Oceanografic.org