Investigación en Wimbledon

El reto del ojo para seguir las pelotas de tenis

No es fácil seguir una bola a más de 200 kilómetros por hora.

Nadal durante el Masters Series de Madrid. (Foto: AFP) ISABEL F. LANTIGUA

El ojo de halcón dejó a Rafa Nadal fuera de la final del Master Series de Madrid. Gilles Simon, su contrincante en la semifinal, pidió este 'Gran Hermano' de las pistas -que permite ver en una pantalla y a cámara lenta si la pelota ha entrado o no- en el momento clave y se llevó el partido, quitando la razón a los árbitros. Y es que no es fácil seguir una bola a más de 200 kilómetros por hora. Un estudio muestra que este tipo de errores de los jueces son inevitables porque el sistema visual es más lento que la realidad.

El nuevo trabajo, publicado en la revista 'Current Biology', va aún más allá y señala que el juez de silla tiene muchas más probabilidades de equivocarse cuando canta la bola fuera (el famoso 'Out' que se escucha en las canchas) que cuando la canta dentro, por el propio mecanismo de la visión humana.

Tras revisar más de 4.000 puntos elegidos de forma aleatoria del torneo de Wimbledon, los investigadores, de la Universidad de California (EEUU), comprobaron que se habían cantado mal 83 bolas. De ellas, 70 se habían considerado fuera cuando en realidad habían entrado �lo que los autores han calificado de error predecible- mientras que 13 bolas se consideraron buenas cuando habían botado fuera �error impredecible-.

David Whitney, coordinador del estudio, aclara por qué se producen estos fallos. "El sistema visual se enfrenta a un gran reto cuando trata de identificar la localización de los objetos para que podamos percibirlos. Cada vez que movemos nuestros ojos, la imagen que hemos formado en nuestra retina también se mueve. Por ejemplo, si hay una taza de café en la mesa, cuando queremos cogerla movemos la cabeza y los ojos, de forma que la taza se moverá también en nuestra retina. Así funciona la visión".

El problema es, según este experto, que "el sistema visual es 'lento' -nos lleva más de 100 milisegundos ser conscientes de la imagen que ha alcanzado nuestra retina-, así que para cuando hemos percibido un objeto como la taza de café en una localización, ésta puede haber ya cambiado, a medida que nos hemos movido hacia la taza. Es decir, nuestra percepción visual va por detrás de la realidad".

Aunque el sistema visual tiene mecanismos para ayudar a aliviar este problema de vivir en el pasado "no es perfecto y en ocasiones da lugar a ilusiones ópticas, como ocurre cuando hay que decir el sitio exacto donde ha botado una pelota de tenis", concluye el trabajo.

Una ventaja para los tenistas

Para tratar de evitar los errores, los jueces de silla se fijan directamente en la línea que hay pintada sobre la cancha y que marca el límite para que una pelota sea buena o mala. Es decir, no siguen a la bola para evitar los movimientos de la cabeza y de los ojos. De esta forma logran reducir los fallos, pero no eliminarlos completamente.

"Como ocurre con otras ilusiones visuales, este nuevo descubrimiento proporciona una nueva vía para investigar cómo procesa la información el cerebro", explica Whitney, quien añade que "tanto el público como el propio jugador cometerían los mismos errores que el juez, porque el problema es del ojo humano y de la forma en que procesamos los objetos en movimiento".

Además indica que "los fallos se producen en todas las superficies, aunque son algo menos frecuentes en tierra batida, porque la marca que deja la pelota ayuda a tomar la decisión sobre un punto".

Los autores creen que su investigación puede ayudar a los jugadores a sacar el máximo partido a sus solicitudes del ojo de halcón, ya que sólo cuentan con tres peticiones por set. "Dado que es mucho más frecuente cometer un error cuando se canta la bola fuera, los tenistas pueden tenerlo en cuenta a la hora de reclamar un punto", indican.