Antiintelectualismo y COVID-19 | 19 SEP 21

¿Vuelve el culto a la ignorancia?

La desconfianza en las opiniones expertas en la pandemia puede reducir la percepción del riesgo que supone el coronavirus y la adherencia a las medidas
Autor/a: Sergio Ferre Agencia SINC, España

Durante la pandemia los científicos han aclarado dudas y también han visto cómo sus mensajes generaban recelo. En tiempos de miedo e incertidumbre, la desconfianza hacia los expertos ha aflorado, sobre todo en países donde las élites políticas usan una retórica que polariza la opinión pública. Este fenómeno ha tenido un papel importante en el último año y medio, pero es difícil predecir su evolución.

“Guárdense del consenso de los ‘expertos’”, advertía desde su titular un artículo de opinión publicado en el Washington Post por la columnista Megan McArdle a finales de mayo. “Parece que [este] era algo ilusorio y habría sido bueno recordar que, como el resto de nosotros, los científicos son propensos al pensamiento grupal y que las preocupaciones no científicas pueden infiltrarse en sus declaraciones públicas”, arrancaba el texto.

McArdle explicaba lo fácil que era caer en “la trampa de ‘los expertos dicen” y sugería que esta “ilusión de cuasi infalibilidad” prometía certezas en una época en la que el mundo está siendo mucho menos predecible de lo que pensábamos.

¿Razonable? El artículo criticaba que el “consenso de los expertos” hubiera encerrado en un ataúd la desde entonces resucitada hipótesis —hasta la fecha sin evidencias— de que el SARS-CoV-2 salió de un laboratorio de China.

“Los expertos no nos han contado la historia completa sobre la teoría del escape del laboratorio durante un año, ¿cómo sabemos si nos están contando la historia completa sobre el cambio climático?”, se preguntaba en Twitter el senador conservador australiano Matthew Canavan días después. De alguna forma, había seguido el consejo de McArdle.

“En Estados Unidos hay un culto a la ignorancia, y siempre lo ha habido. […] Ahora los oscurantistas tienen una nueva consigna: ‘¡No confíes en los expertos!”, escribió en 1980 Isaac Asimov

Las palabras de Canavan son reflejo del llamado “antiintelectualismo”, la desconfianza hacia los expertos. No es un problema nuevo: “En Estados Unidos hay un culto a la ignorancia, y siempre lo ha habido. […] Ahora los oscurantistas tienen una nueva consigna: ‘¡No confíes en los expertos!”, escribió en 1980 Isaac Asimov en una columna sobre este tema publicada en Newsweek. Hoy, algunos investigadores se preguntan cómo afecta esta actitud a la percepción de la pandemia.

Contra los expertos

“El antiintelectualismo ha jugado un papel poderoso moldeando la reacción del público a la pandemia”, aseguraban los autores de un estudio publicado este año en la revista Nature Human Behaviour. El coronavirus ha bajado a la propia ciencia de su pedestal, pero son los expertos e investigadores quienes están en primera línea: comunican mensajes de salud pública, desmienten bulos y forman parte de la respuesta de los gobiernos a la covid-19.

Esta desconfianza, aplicada a la pandemia y según los autores del trabajo, reduciría la percepción del riesgo que supone el coronavirus y la adherencia a las medidas, y aumentaría las percepciones erróneas.

Los resultados, obtenidos a partir de encuestas con miles de canadienses, confirmaron esa hipótesis. “El antiintelectualismo supone un reto fundamental para mantener e incrementar el cumplimiento del público de las directrices de salud pública contra la covid-19 planteadas por los expertos”, concluían en el artículo.

Estas actitudes importan en países como Canadá y Estados Unidos, donde han moldeado las actitudes y el comportamiento del público en todo lo que rodea a la pandemia de covid-19

El investigador de la Universidad de Ontario (Canadá) y coautor del trabajo, Eric Merkley, asegura a SINC que son muchas las razones que pueden llevar a la población a desconfiar de los expertos. “Pueden tener creencias populistas por las que ven a los expertos como un grupo de élites que se opone a los intereses de la gente”, asegura. Así, la ideología puede empujar a  algunas personas a “rechazar” la opinión de los especialistas.

Merkley pone como ejemplo el cambio climático: “Tiene implicaciones políticas que se oponen a las creencias que tienden hacia la derecha, por lo que este tema puede crear animosidad frente a los expertos”.

Otro motivo, afirma, es la religiosidad, “típicamente ligada al antiintelectualismo porque la autoridad científica en ocasiones se ve como una amenaza para la autoridad religiosa”. También el miedo a la tecnología. “La conclusión es que científicos y expertos tiene un poder sobre las decisiones políticas que los lleva a tomar posiciones que amenazan los intereses y valores de ciertos grupos de ciudadanos”, añade Merkley.

El investigador advierte de que estas actitudes “importan” en países como Canadá y Estados Unidos, donde han “moldeado” las actitudes y el comportamiento del público en todo lo que rodea a la pandemia de covid-19.

Desconfianza en tiempos de crisis

El sociólogo de la Universidad Autónoma de Madrid Josep Lobera considera normal que estas mentalidades afloren en tiempos difíciles. “Es mucho más fácil vender que el pueblo está mal por culpa de las élites políticas, científicas y tecnocráticas cuando hay una crisis”, explica. Ante eventos complejos sin una explicación sencilla y rodeadas de miedo e incertidumbre, determinadas personas se “activan” y “compran” este tipo de ideas.

Lobera cree que es importante “delimitar bien las fronteras” al hablar de este tema. Separa así entre la mentalidad anticiencia —minoritaria en España, según explica—, la conspirativa y el populismo anticientífico. Este último lo identifica con Trump y Bolsonaro y sus “interpretaciones políticas” de la ciencia. Sería, por lo tanto, una “rama política” distinta de las otras dos, aunque “a veces se entrecrucen”.

Estas posiciones tienen un rango muy amplio que va desde las dudas razonables, sutiles e informadas hasta el descreimiento total ante cualquier informe técnico no avalado por el partido político afín. Josep Lobera, profesor de Sociología de la UAM

Estas posiciones no son un bloque cerrado y delimitado. “Tienen un rango muy amplio que va desde las dudas razonables, sutiles e informadas hasta el descreimiento total ante cualquier informe técnico no avalado por el partido político afín”, matiza Lobera.

También aclara que son actitudes que siempre han estado ahí, en ocasiones escondidas dentro de cada persona. “En 2019 no veías personas conspiranoicas porque el mundo estaba tranquilo. De repente, en 2020 te sientas con mascarilla en una terraza con tu primo y descubres una dimensión suya que no conocías porque el contexto es diferente”, comenta. “Él siempre ha sido así, se defiende de esa forma de una incertidumbre que hasta entonces no existía a ese nivel”.

 

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