Hacia un modelo de acción internacional | 19 NOV 20

La diplomacia global de la salud cerebral

Los mecanismos de cooperación para potenciar la salud humana que combinan múltiples disciplinas y saberes
Autor/a: Dawson W, Bobrow K, Ibanez A, Booi L, Pintado-Caipa M, Yamamoto S y colaboradores Lancet Neurology, 2020

Resumen

La salud cerebral depende de una gran cantidad de factores a niveles micro (ejemplo: genes que impactan la integridad cerebral), meso (ejemplo: asilamiento social y mala cobertura medica),  y macro (ejemplo: cambio climático y desigualdad económica), que van más allá del foco de las ciencias del cerebro.

La población de personas con enfermedades que afectan la salud cerebral (demencia, depresión, autismo y otros trastornos) está aumentando rápidamente en todo el mundo.

En las próximas décadas, la expansión del envejecimiento de la población se producirá con mayor rapidez en los países de ingresos bajos y medianos.

La salud del cerebro depende de determinantes que tienen su origen en desigualdades socioeconómicas como el bajo nivel educativo, la inseguridad social, la mala alimentación y baja calidad de vida, el tabaquismo, la falta de acceso a la atención médica y el tratamiento inadecuado de otras enfermedades médicas como la hipertensión.

Dada la amplitud de los factores que afectan la salud cerebral, la  actividad diplomática a gran escala es indispensable para mejorar las condiciones basales.

La diplomacia de la salud cerebral se focaliza en el mecanismos globales de cooperación para potenciar la salud humana y combina múltiples disciplinas  y saberes (salud, neurociencias, asuntos internacionales, gestión, derecho, economía e innovación).

Este enfoque promueve reformas a gran escala y busca un impacto cultural y económico global.

 

Los nuevos desafíos globales de salud cerebral

Mantener la salud cerebral es uno de los mayores desafíos de salud pública del siglo XXI. Pocas desafíos tendrán la misma magnitud e impacto en la humanidad. Maximizar la salud cerebral global mientras se mitiga la multitud de amenazas a nivel micro (individual), meso (comunitario) y macro (nacional y transnacional) requiere un enfoque integral a gran escala para influir en la política global que garantizará mejores resultados.

La salud cerebral se define como el desarrollo y la protección de la integridad cerebral adecuada basado en el abordaje multinivel de cerebro, cuerpo y entorno. Los trastornos que afectan la salud del cerebro incluyen enfermedades neurodegenerativas como demencias, lesiones cerebrales, trastornos del desarrollo, trastornos por uso de sustancias, depresión y accidente cerebrovascular, entre otros.

La población con trastornos que afectan la salud cerebral está aumentando rápidamente en todo el mundo. Si bien recién estamos comenzando a entender algunos determinantes de la salud del cerebro, sabemos que varían a lo largo de la vida y tienen impactos interrelacionados en las personas, las comunidades y los sistemas de salud.

A nivel individual, las amenazas a la salud cerebral incluyen trastornos cerebrales degenerativos, traumas (físicos y psicológicos), condiciones de vida y de trabajo inseguras, mala alimentación, acceso inadecuado a la atención médica, falta de atención disponible para enfermedades mentales, exposiciones a factores ambientales negativos, así como tratamiento inadecuado de enfermedades crónicas, a menudo co- o multimórbidas, como la hipertensión y la diabetes.

A nivel comunitario (meso), los factores de riesgo para la salud del cerebro incluyen el aislamiento social, bajo nivel educativo, cobertura de atención médica insuficiente, bajo nivel socioeconómico y falta de oportunidades económicas, o exposición a delitos violentos, contaminantes químicos y contaminación del aire.

A un nivel macro, los desafíos globales asociados con los determinantes de la salud cerebral incluyen el cambio climático, el envejecimiento de la población, la creciente desigualdad económica, la migración rural-urbana en curso y las megaciudades con redes de seguridad social interrumpidas, conflictos armados y migración masiva, así como y la digitalización exponencial de la vida.

La población de los países de ingresos bajos y medios, (PIBM) está envejeciendo a gran velocidad y escala, por lo que los desafíos para proteger la salud cerebral crecerán de manera desproporcionada en estas regiones. Estos son también los mismos países que a menudo carecen de infraestructura, sistemas de atención médica y recursos adecuados para abordar estos problemas.

Sin diplomacia de la salud cerebral no es posible enfrentar cambios a escala

Dada la amplitud de factores que afectan la salud del cerebro, la diplomacia a gran escala es necesaria para mejorar las condiciones sociales a nivel global. La diplomacia se describe tradicionalmente como un intercambio formal entre países, en ámbitos como el comercio o las negociaciones, o para evitar un conflicto armado mediante el diálogo entre representantes formales de las naciones (por ejemplo, emisarios y embajadores).

Sin embargo, el campo de la diplomacia tiene muchos más matices, y la forma en que la diplomacia impacta en la sociedad, incluida la salud, requiere una comprensión más amplia del tema. Las actividades diplomáticas a gran escala pueden incluyen esfuerzos para coordinar la investigación entre naciones o el establecimiento de tratados, por ejemplo, para reducir la contaminación del aire. Este tipo de actividades ayudan a coordinar y mejorar proyectos de investigación, promoción, atención clínica, participación de los consumidores y agentes de salud pública que abarquen países desarrollados y en vías de desarrollo.

Estos esfuerzos los definimos en un modelo llamado Brain Health Diplomacy (BHD) basado en el involucramiento del entorno político global, la trascendencia de los límites disciplinarios y la movilización de recursos a una escala suficiente para mejorar la salud cerebral. Este modelo se basa en varios enfoques teóricos existentes, incluida la diplomacia sanitaria, la diplomacia científica, la diplomacia de la innovación y la ciencia de la convergencia.

La diplomacia de la salud cerebral tiene como objetivo proteger a la población mundial de las amenazas a lo largo de la vida, pero en particular en la edad adulta; buscando:

  • Capacitar y conectar a las próximas generaciones de líderes en salud cerebral.
  • Colaborar en la expansión de las intervenciones de prevención y tratamiento.
  • Compartir conocimientos y participar en la promoción de la salud.

Hay múltiples de ejemplos de BHD en acción como el Global Council on Brain Health, el One Mind at Work, el  European Brain Council, o el The Latin America and the Caribbean Consortium on Dementia (LAC-CD), por citar algunos ejemplos. El LAC-CD ha desarrollado un entorno colaborativo para la lucha contra la demencia en la región.

LAC-CD propone una agenda de integración basada en un “Marco del Conocimiento a la Acción” (MCaA). Este condensa la situación en la región (epidemiología, genética, biomarcadores, ensayos clínicos, intervenciones no farmacológicas, redes e investigación traslacional) y las alinea con las estrategias globales actuales para traducir el conocimiento regional en acciones transformadoras.

El MCaA aborda las características regionales únicas (aislados genéticos, mezcla en poblaciones, factores ambientales, problemas con los sistemas de salud, y barreras para intervenciones efectivas), y en base a los desafíos de Latinoamérica promueve un plan regional de la demencia.

 

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