Somos una especie gregaria | 25 ABR 21

No te aísles, ¡nunca!

Reflexiones en torno al rugby y la humanización.
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Texto principal

“El rugby no sólo es un deporte, es también un estilo de vida que, como rasgos positivos, predica y consolida valores humanos importantes: el espíritu de equipo, la nobleza, la pasión, el coraje, la lealtad, la disciplina, el respeto por los demás y, sobre todo la solidaridad, actitud que ha sido enseñada y transmitida a lo largo del tiempo hasta nuestros días.”1

Al Turo, mi primo, el rugby tanto no le gustaba. Él era más del tenis – lo jugó siempre desde muy niño – y del básquet que practicó durante su juventud en equipos de colegios. El rugby nunca lo sedujo del todo. Lo que lo atraían eran las fiestas de los sábados en conjunto con las chicas del hockey, eso sí. Es por eso que me llamó la atención encontrar resaltada esta cita en un recorte de La Nación del año 2005. Ello me hizo recordar que unos meses atrás, con ocasión del partido Jaguares vs. Crusaders, al que asistíamos por la TV, mi primo se acercó prudentemente a mi oído y me dijo como quien no desea ser escuchado: Esto es un juego de ajedrez, los jugadores se mueven con una precisión asombrosa, cada quien tiene su puesto y su función que cumplen a nivel de excelencia. Cada movimiento, cada decisión que estos muchachos toman estaba pensada de antemano; es una maravilla, ¡me encanta! Al finalizar, ya más distendido y bajo los tenues efectos de una IPA (Irish Pale Ale), me dijo: “La clave de todo es la solidaridad”.

En efecto, en el rugby no debes intentar nada sin contar con que en realidad eres parte de un equipo, en las numerosas instancias de contacto los compañeros acuden inmediatamente a colaborar con el jugador y a consolidar la posición. Si bien los periodistas se destacan por elegir el mejor jugador del partido - el más valioso y otras veleidades - lo importante es el equipo. Frase, que no por trillada, resulta menos cierta; en el rugby si no se actúa (juega) en equipo la posibilidad de éxito es nula, esta verdad es tan válida para la alta competencia como para las divisiones inferiores de los clubes. Es una verdad clave que genuinamente excede ampliamente lo meramente deportivo..

Ahora bien, lo dicho para esta actividad concreta es perfectamente válido para otras. No sólo nos estamos refiriendo a los deportes, en la vida misma de todos los días conviene cooperar, ser solidarios, de otro modo puede que nunca ganemos nada o nos lesionemos de por vida, como en el rugby.

Para decirlo tajante y conclusivamente: si deseamos formar parte del mundo de los humanos no nos cabe otra actitud que la solidaridad.

Dicho esto, podemos adentrarnos en terrenos diferentes, con otra especificidad. ¿Qué fue primero en la evolución del género homo? ¿La bipedestación, las manos libres, la laringe descendida o el desarrollo portentoso del cerebro? Si nos vemos obligados a elegir a la manera de los periodistas cholulos el jugador estrella, deberíamos decir que el cerebro. Sin embargo, está suficientemente demostrado que, en consonancia con el más básico sentido común, ninguno de los rasgos que nos hacen humanos puede haber evolucionado independientemente sin la intervención de los demás.

Para que el cerebro humano llegue a ser lo que es, necesariamente ocurrió una co – evolución que incluye a la bipedestación, las manos libres, el lenguaje, la manipulación de herramientas y el descubrimiento del fuego. No sé si lograremos armar un equipo de quince, pero ya tenemos varios jugadores actuando de manera solidaria. Para que el desarrollo cerebral se haya producido, los otros rasgos de humanidad tienen carácter de INDISPENSABLES.<

 

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