¿Son realmente sus autores? | 11 FEB 19

Científicos que publican un estudio cada cinco días

Sorprendente pero cierto. Hay 265 investigadores, entre ellos dos españoles, que generan más de 73 papers al año, según un análisis en Nature. ¿Lo logran estirando el concepto de autoría?
Autor/a: Mónica G. Salomone Agencia SINC

<p>La presión de los científicos por publicar muchos estudios, debido a un sistema de evaluación de méritos que valora la carrera investigadora al peso, ha inflado las listas de autores de los artículos. / Adobe Stock</p>

¿Merece alguien firmar por haber puesto recursos o solo por supervisar? Hay recomendaciones claras, pero muchos se las saltan. Para algunos, estos fenómenos alertan de injusticias en la atribución de méritos y de la perversión de un sistema de evaluación que otorga demasiado peso a las publicaciones.

“Esto hay que repetirlo”, suele decir el químico Damiá Barceló, profesor de investigación del CSIC y director del Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), si ve algo “muy llamativo” en los trabajos de su grupo. Barceló explica a SINC que, cuando firma un trabajo, realmente lo supervisa y se hace responsable. Y señala que, como editor de la revista Science of the Total Environment, “estas cosas de la autoría las miramos con cuidado”.

Barceló, experto en detección de contaminantes en agua, es el científico español más productivo según un análisis de las publicaciones en Scopus publicado en Nature. Entre los años 2000 y 2016, ambos incluidos, publicó 797 papers –artículos en revistas y en conferencias, pero no cartas al editor–. En 2015 firmó 74 trabajos, así que cumple la condición establecida en el análisis en Nature para ser considerado hiperprolífico: quienes, durante al menos un año, publican más de un paper cada cinco días.

Hay otros 264 investigadores en ese grupo, entre ellos, otro español, Luis Alberto Moreno, catedrático de la Universidad de Zaragoza, experto en nutrición y obesidad infantil. Moreno, investigador principal del grupo GENUD, es autor de 535 papers en los 17 años estudiados, una productividad que él atribuye, sobre todo, a su liderazgo en grandes proyectos internacionales.

Los autores del análisis no quieren acusar a nadie, sino promover la reflexión “sobre qué significa la autoría científica”

Entre los hiperprolíficos hay una treintena de investigadores que firmaron más de un millar de publicaciones en ese periodo. El récord es del experto en materiales Akihisa Inoue, ex-rector de la Universidad Tohoku, en Japón, con 1.680 publicaciones –en 2007 publicó 223–. De siete tuvo que retractarse porque copiaban trabajos ya publicados.

Pero los autores del análisis, liderado por el médico del Meta-Research Innovation Center de la Universidad de Stanford (California, EEUU) John P. A. Ioannidis, niegan querer sacar los colores a nadie: “No tenemos pruebas de que estén haciendo nada inapropiado. Hay miembros de grandes consorcios que pueden cumplir los criterios de autoría en muchas publicaciones”. Su objetivo es promover la reflexión “sobre qué significa la autoría científica”. El propio Ioannidis firma unos 50 artículos al año.

Aclarar qué es ser autor no solo es importante para el ego. La autoría “es la moneda en el ámbito académico”, dice Ioannidis. Ser rico en esta divisa da más posibilidades de acceder a puestos de trabajo y a fondos para investigar. Y, sin embargo, pese a su importancia, el concepto de autor parece ser fluido: “Algunas áreas funcionan con una definición propia”, escriben Ioannidis y sus coautores. “Una definición laxa de la autoría, unida a la desafortunada tendencia a reducir las evaluaciones al conteo de papers, genera confusión en la asignación del crédito”.

La autoría es la moneda que da más posibilidades de acceder a puestos de trabajo y a fondos para investigar

Del análisis de los hiperprolíficos se ha excluido a los físicos, cuyas publicaciones tienen a menudo miles de coautores. También a autores de China y Corea, porque Scopus no los diferencia bien. Según los datos de Nature, de los que quedaron (265), entre la mitad y dos tercios son de ciencias de la vida y trabajan en 37 países.

Estados Unidos es donde hay más hiperprolíficos, pero también donde más se publica. En cambio, Alemania y Japón, en segundo y tercer puesto, están sobrerrepresentados. También Malasia y Arabia Saudí, algo atribuible a que en estos países el hecho de publicar se incentiva económicamente.

Veinte veces más hiperprolíficos ahora

Es llamativo que el número de autores hiperproductivos se multiplicó por veinte entre 2001 y 2014 –el total solo aumentó 2,5 veces–, algo que casa bien con otra observación: el número de autores por trabajo también crece.

Gráfico

Evolución en el tiempo del número de autores hiperprolíficos de 2000 a 2016, excluyendo la física, Corea y China. / Ioannidis et al.

Ambos fenómenos hacen levantar la ceja. ¿Por qué ocurren y con qué consecuencias? ¿Habría que ponerles coto?

Lo primero es aclarar qué se entiende por autor. Hay varios criterios, emitidos por organismos como el Comité Internacional de Editores de Revistas Médicas (ICMJE) o los Institutos Nacionales de Salud estadounidenses (NIH).

Todos coinciden en que las contribuciones deben ser “significativas”. Aportar fondos o recursos, o ser mentor del primer firmante (sin un papel importante en el trabajo), no da derecho a firma.

No hay acuerdo en que todos los autores deban poder defender la totalidad del trabajo.

No solo se detecta un gran aumento del número de autores hiperprolíficos, sino también de trabajos con muchos autores

Pero todos los criterios tienen algo en común: son teoría. Al final la vida real impone sus propias normas. Todos los científicos consultados por SINC coinciden en que hoy ya es raro el ‘toro blanco’ (white bull), o en España ‘el mandarín’: ese catedrático que ejerce el parasitismo científico imponiendo el principio feudal de que el ‘señor’ lo firma todo. “Haberlos haylos, pero cada vez son menos y peor vistos”, dice una investigadora que prefiere no aparecer nombrada en este reportaje.

Lo que sí abunda es la disparidad de criterios a la hora de conceder autoría y una cultura de ‘mejor pasarse de generoso’. Una encuesta sobre cuestiones de autoría realizada a 6.000 de los investigadores más citados en 25 áreas, y publicada el año pasado en PLOS ONE, revelaba que la tendencia a saltarse las recomendaciones “se relaciona con grandes colaboraciones y con la importancia de construir relaciones sociales. Añadir personas que han hecho aportaciones imperceptibles se tolera más que excluir a quienes aportan contenido creativo”.

Miles de encuestados admitieron seguir sus propios criterios. Los autores del análisis, liderado por el ingeniero químico Gregory Patience, del Polytechnique Montreal, en Canadá, concluyen: “Las listas de autores [por paper] crecen, así que las revistas exigen que todos aclaren su contribución; aun así los artículos siguen incluyendo a individuos con un aporte intelectual módico. En contra de las recomendaciones de los NIH, miles de investigadores optan por valorar también la supervisión y los comentarios al manuscrito. Pero las opiniones están polarizadas: quienes no reconocen casi nunca contribuciones como la supervisión son casi tantos como quienes las reconocen casi siempre”.

La tendencia a saltarse las recomendaciones se relaciona con grandes colaboraciones y con la importancia de construir relaciones sociales

Criterios demasiado estrictos

Los investigadores consultados por SINC muestran, en efecto, diversidad de criterios. Mercedes Robledo, directora del grupo de Cáncer Endocrino Hereditario en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), incluye como autores a los médicos que le envían muestras con datos clínicos. Su contribución puede no ser conceptual ni experimental, pero es indispensable. Al hacerles autores se les agradece con la moneda de la ciencia, algo que para Robledo es justo porque el sistema no prevé otra forma de recompensa: “Los criterios son tan estrictos que es difícil poder ajustarse a ellos. Pero yo necesito motivar a los médicos”.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024