En IntraMed le asignamos un alto valor a la literatura, ya sea como instrumento de la superación profesional del médico o como recurso de la terapéutica. Leer es un signo y un promotor de la salud. Desde hace muchos años seguimos la obra de Esther Cross con admiración y placer. Ella también ha participado como narradora de algunos de nuestros libros con textos inolvidables. Ahora leímos su nueva obra: "Tres hermanos" que otra vez nos hizo felices. Salimos de esas páginas fascinantes siendo mejores personas. Le recomendamos mucho que lea este libro, que lo comente y lo "recete" a sus propios pacientes. La medicina es biología y biografía, sus herramientas están dentro del botiquín y fuera de él. Hace mucho tiempo que lo sabemos, es hora de ponerlo en práctica.
Sinopsis
Tres hermanos andan solos por el campo. Descubren secretos y aprenden a callarse. Van de la casa grande al monte, rondan por los galpones. Hay demasiado para ver. El lugar no es un retiro tranquilo. Es un campo en los años sesenta, habitado por mucha gente y sus animales. A la violencia de la naturaleza se suman la carga histórica de la zona y el acecho de la policía en la ruta. Los autos pasan y parece que no hay nada a los costados, pero siempre hay algo. Las historias de cada día se entrelazan y forman, de a poco, una historia más grande. Tres hermanos revela el pulso de esa vida inquietante, que late a pocos metros del camino, oculta tras los árboles.
Ficha técnica
Editorial Tusquets
Colección:ANDANZAS
Número de páginas:136
Edición:2016
ISBN:9789876704069
Fragmento del libro
LOS QUE VOLVIERON
a Nuria Kojusner
Fueron cuatro y volvieron tres. Entonces la casa entró en funciones. Papá y el padre del chico, el mayordomo, el capataz, los mensuales, hasta un croto que había llegado el día anterior, cruzaron la tranquera que daba al monte. Furman, el padre del chico, parecía menos apurado. Como si Papá estuviera seguro de que había pasado algo muy malo y el padre del chico, no. O como si Papá pensara que estaban a tiempo y el padre del chico supiese, en cambio, que era demasiado tarde.
Mis hermanos y el hermano mayor del chico Furman habían vuelto corriendo. Entraron en la casa pegados, todos en uno, y se atoraron en la puerta. Entonces Mamá preguntó por el chico: «¿Y Martín?». Los tres miraron al piso. Papá sacudió a mi hermano mayor por los hombros.Mi hermanito dio un paso a un costado, con las manos en los bolsillos. El hermano de Martín Furman no largó ni una palabra. Papá le dijo un secreto a Mamá, después se arrodilló frente al mayor de los Furman. Le habló buscando que el chico lo mirara a los ojos. Mamá corrió al teléfono, a llamar al padre de los hermanos Furman. Cuando Furman llegó, Papá terminaba de darle instrucciones al mayordomo.
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