Las mujeres tenían tres veces más probabilidades de morir | 02 SEP 16

Sufrir un ataque cardiaco antes de los 50 aumenta el riesgo de muerte prematura

Pero una vida sana puede mejorar esas probabilidades

El riesgo de muerte prematura tras un ataque cardiaco se ha reducido durante los últimos 30 años entre las personas menores de 50. Pero sigue siendo casi el doble de alto que el del público general, informan unos investigadores daneses.

Ese riesgo más alto se ve impulsado sobre todo por afecciones como la hipertensión, la diabetes y la obesidad, que son más comunes entre las personas que han sufrido un ataque cardiaco, apuntó el investigador líder, el Dr. Morten Schmidt.

"Se debe informar a los pacientes con un ataque cardiaco a una edad joven que el exceso de riesgo de eventos letales persiste, lo que justifica el cumplimiento del régimen de medicamentos recetados y los esfuerzos por reducir los factores de riesgo modificables relacionados con el estilo de vida, en particular el hábito de fumar", enfatizó Schmidt, investigador del Hospital de la Universidad de Aarhus, en Dinamarca.

El equipo de Schmidt observó la supervivencia a largo plazo de casi 22,000 daneses que habían sufrido un ataque cardiaco antes de los 50 años de edad. Se siguió a los pacientes durante unos 11 años, y se les comparó con casi 217,000 personas de la población general.

Los investigadores descubrieron algunas buenas noticias. Entre 1980-1989 y 2000-2009, las muertes prematuras en los primeros 30 días tras un ataque cardiaco se redujeron de un 13 a un 3 por ciento. Las muertes entre 31 días y un año después se redujeron de alrededor de un 5 a un 1.6 por ciento, mientras que las muertes entre uno y diez años tras un ataque cardiaco bajaron de un 24 a un 9 por ciento.

"Más o menos la mitad del declive en las muertes por ataques cardiacos desde 1980 se debe a la prevención, en particular las reducciones en la cantidad de gente que fuma", dijo Schmidt.

Es probable que la otra mitad se deba a una combinación de factores, como el tratamiento temprano para restaurar el flujo de sangre a la parte dañada del corazón, la mejora en la atención en el hospital, y una mejor gestión de la hipertensión y del colesterol alto, comentó.

Pero el informe también arrojó algunas malas noticias. En un plazo de un año tras un ataque cardiaco, el riesgo total de muerte era casi dos veces más alto, en comparación con la población general. Las mujeres tenían tres veces más probabilidades de morir si habían sufrido un ataque cardiaco, en comparación con las que no, y los hombres tenían el doble de riesgo.

 

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