¿Por qué es necesario el pensamiento crítico y escéptico en medicina? | 01 MAR 16

Una invitación de IntraMed ¡ÚLTIMAS VACANTES!

Un grupo de expertos hace una lectura comentada del libro "Escepticemia" de Gonzalo Casino que presentará IntraMed el 7 de abril
Página 1

Título del Cuaderno: “Escepticemia”
Autor: Gonzalo Casino. Ilustraciones de tapa e interiores: Gonzalo Casino. Editores: Fundación Dr. Antonio Esteve. Lugar, Barcelona. Año: 2015, Páginas: 153. ISBN 978- 84

Por Lida Sanmartín

La obra se compone de núcleos temáticos que agrupa y recoge la opinión del autor en diversos momentos y en variados temas, donde el foco es la mirada crítica –escéptica- del observador sobre la salud, la medicina y la información vinculada a ellas.

Desde prólogo promete e invita al lector a aventurarse en una mirada diferente de la Salud. Ya en el inicio la obra sitúa -sin rodeos- al lector en perspectiva crítica, desmtificante de la medicina. Su posición sorprende por lo impecable y acabada en argumentos.

Es un texto que además de escéptico es un llamado a la reflexión profunda (con visión humanística, económica, social y -por sobre todo- ética) sobre del papel de quienes –hombres, gobiernos y empresas- tienen a su cargo decisiones sobre ese bien preciado e inclusivo llamado salud.

En toda la obra se sugiere la necesidad de equilibrio y la invitación al retorno del sentido común poniendo de relieve su mirada humanística en la descripción de la salud actual y el papel del paciente. Expone la carencia de un enfoque integral del ser humano en investigación, diagnóstico y tratamientos.

Cada eje contiene definiciones accesibles, textos que producen simpatía y contagian optimismo con proyecciones claras del futuro. Da a conocer el avance y estado de desarrollo de la medicina en sus múltiples campos sin abrumar al lector. La claridad conceptual con la que describe situaciones clínicas y de investigación son de fácil lectura y comprensión para quién no es profesional de la salud.

Advierte sobre los peligros de los modelos de información sanitaria, el divismo intelectual, sus golpes de efecto y las consecuencias de nutrir -desde la ciencia y los avances- demandas innecesarias en los sistemas sanitarios. Desenmascara las ofertas innovadoras sin la rigurosidad científica real.

Su definición ampliada de la medicina gusta, pero revoluciona la idea sobre la naturaleza jurídica de la relación profesional – paciente, frente a la extensión de responsabilidad en praxis médica. La caracterización de la salud sorprende felizmente al enrolarse en las corrientes actuales del derecho a la salud adhiriendo a la idea de pensarnos desde la integralidad cuerpo biográfica que hoy receptada en nuestro país por el Código unificado.

En conclusión puedo decir que para ser un escéptico tiene una mirada alentadora, sus reflexiones invitan a avanzar en el camino de la ciencia y en esa condición humana de "pensar" como mejorar para mejorarnos.
En mi opinión cumple acabadamente las promesas y agasaja a quién decide continuar la lectura. Lo recomiendo definitivamente.

Lida Sanmartín (mujer feliz, abogada)


Comentario sobre ESCEPTICEMIA
Profesora Lucía Iacoponi

En “Escepticemia. Una mirada escéptica sobre la salud y la información”, Gonzalo Casino nos introduce a través de sus artículos periodísticos en una serie de interrogantes y cuestionamientos que impulsa a sus lectores no exclusivamente a reflexionar, sino también a facilitar la toma de decisiones que, de llegar a convertirse en acción, podrían ayudar a modificar conductas en cotidianas y múltiples situaciones de la vida.
Otros autores de nuestro medio, como Pascual H. Berstein (2007) en “Lo 1º es no dañar” o Esteban Rubinstein (2009) en “Los nuevos enfermos” habían producido un impacto informativo y formativo beneficioso en mi condición de persona no dedicada profesionalmente pero, como tantas otras, inmersa desde nuestro nacimiento en el entorno médico y en el radio de influencia que para la salud emana del mismo.

Desde mi encuadre como “mujer de escuelas”, profesora en Historia, dedicada a la docencia en el nivel secundario hasta mi jubilación, considero beneficiosa esta publicación desde la perspectiva de su uso pedagógico en la praxis didáctica.

No me refiero únicamente a las Asignaturas relacionadas de manera directa con la Salud, sino a la  posibilidad de un abordaje compartido a que este material puede dar lugar.

Los artículos de Casino, mueven a equilibrar esa tendencia de nuestra educación (hogareña, escolar, sindical, universitaria, política, etc.) a instalar procedimientos que vician nuestro juicio con el peso desmedido que le damos a las emociones, a las creencias, a las jefaturas de toda índole, al peso de los grupos y a cualquier clase de noticias.  

Un Proyecto Escolar Concurrente que tenga como tema central ESCEPTICEMIA puede captar el interés y la imaginación de alumnos y profesores por los aportes que implica, pero también por la variedad de puntos de vista que pueden surgir en oposición. En la dinámica participativa no habría que descartar a los otros integrantes de la comunidad educativa como son los administrativos, el personal de maestranza, los proveedores de servicios en kioscos y comedores, y los padres.

Los artículos pueden ser tratados desde Matemática- Economía y Administración; Lenguaje- comunicación; Ciencias Sociales; Ciencias Naturales; Educación Física; Arte; Construcción Ciudadana; Inglés. Garantizada la independencia de temas y la autonomía de las Asignaturas no se  requeriría ninguna engorrosa cooperación entre ellas. Habría que establecer al menos una “Conferencia de Prensa Anual” (en realidad alguna clase de presentación conjunta), para que cada curso interviniente intercambiara con los otros información sobre actividades y aprendizajes a que el Artículo dio lugar, y si fuera posible, incorporando a la comunidad y/o a Instituciones como, por ejemplo, al Centro de Salud de la zona u otros.

En mi caso particular, desde las Ciencias Sociales y en especial Historia, todo el Capítulo 2. Periodismo biomédico.- me permitiría contrastar sus problemas con los que se plantean en una inmensa mayoría de publicaciones, las deformaciones, cuando no la absoluta ausencia, de la Metodología y Crítica de las Fuentes en Historia, imprescindible fundamento y validación de toda  información profesional que requiera credibilidad. Esto contribuiría a facilitar el seguimiento crítico de los “relatos” evitando los riesgos de una excesiva credulidad a la que la población de los más diversos niveles educativos se muestra tan afecta. 

Casino escribe sus artículos de acotada extensión con estilo sencillo y directo. Toma un eje referencial claramente identificado y logra que los conceptos pivoteen sobre él hasta que  culmina la redacción. Los planteos temáticos abordan claves metodológicas y los errores de lógica y de observación que a veces incluyen.

Es por todo esto que considero que su material puede introducirse en las escuelas como una contribución para aprender a pensar y para desarrollar una capacidad crítica, sin que esto signifique desestimar la autoridad científica, muy por lo contrario, se trata de complementarla en equilibrio con la autorregulación personal. (¿No es de eso que se trata educar?).


Escepticemia, actitud saludable ante la realidad contemporánea
Será o no será, esa es la cuestión. Es la pregunta que surge cada ocasión que nos enfrentamos a nuevos datos y publicaciones.

Por Dr. Aldo Fontao

La evolución de los conocimientos médicos en los últimos 50 años ha sido sorprendente e incluso apabullante para quienes han ejercido en dicho periodo. Pero los riesgos para la práctica médica hoy de manera idónea son aún mayores. ¿Por qué? Porque lo que antes era fe en lo publicado hoy debe verse con crucial escepticismo.

Entonces se estudiaba por libros porque los conocimientos no eran tan cambiantes e incluso los libros de estudios básicos eran pasados de padres a hijos y seguían guardando cierta vigencia.

Con el arribo de las décadas del 60 y 70, las revistas médicas pasaron a tener mucha mayor relevancia porque la investigación científica estaba avanzando, acelerándose y la comunicación de dichos avances era crucial para mantenerse al día.

Las revistas eran en su mayoría confiables, o al menos, uno sabía cuales revistas podían serlo y cuáles no eran tan relevantes. En aquellos tiempos, la influencia que podían tener los elementos económicos del sistema eran más débiles.

Lo facturado por drogas era un factor importante. Poco a poco, pasó a ser un elemento de primer orden en el mundo mercantilizado y con ello aparecieron nuevas tendencias, manipulaciones e intereses que cambiaron definitivamente el medio.

Con el avance de los adelantos, la tecnología nos sedujo con avances prodigiosos. Una resonancia, un eco 3D, un PET Scan eran sueños lejanos hace 50 años e incluso impensados. Este nuevo elemento económico entonces, se sumaría a la evolución.

En este periodo las revistas comenzaron a publicar trabajos con intereses cambiantes y a veces ocultos. El médico se tuvo que acostumbrar a desconfiar de lo leído si quería seguir siendo efectivo. Los estímulos para probar nuevas drogas y equipos eran muy demandantes.

Esta evolución permite entender mejor la trascendencia de lo desarrollado en el libro de Gonzalo Casino “Escepticemia”. En palabras del mismo autor: “La comunicación de riesgos en medicina no es precisamente un ejemplo de transparencia. La investigación que sustenta la práctica clínica es compleja porque su andamiaje estadístico es complejo y, además, los intereses económicos y profesionales que hay en juego inducen a exagerar los beneficios y a minimizar los perjuicios, creando confusión”.

Es difícil desarrollar una actitud rigurosamente crítica de lo leído y argumentado. Pero ello va de la mano de una formación que permita hacerlo. Y no se trata solo de la medicina del cuerpo. El ser humano es mucho más que eso.

¿Hasta donde el científico tiene en cuenta las otras variables que influencian a nuestros pacientes? ¿Medicina científica o humanista? Son planteos que cubre el presente libro “Escepticemia”.

Pero la medicina es diferente. “La medicina, que no es ciencia ni arte, sino una actividad empírica que se basa en métodos diagnósticos y terapéuticos, está entre dos aguas”. En este panorama “la emergencia de la medicina basada en la evidencia científica es un claro signo de estos tiempos que han encumbrado a la ciencia y la técnica”.  El médico está mediando entre el científico y el paciente y debe poder hablar ambos idiomas.

La realidad es que “a la mayoría de los médicos no les interesa la investigación que se publica ni están preparados para interpretarla críticamente, en las revistas médicas van a tener un peso creciente los  contenidos educativos, las revisiones, las noticias, los debates, los resúmenes y otros materiales informativos que interesan mucho más al clínico.”

A medida que se leen los capítulos, una sana rebeldía descartiana irá creciendo. La duda será la compañera de lectura.

En el primer capítulo: “Apuntes escépticos”, plantea el lugar del pensamiento racional y el pensamiento mágico. El lugar de las supersticiones, reduccionismos y una famosa filípica de Cicerón: “errar es cosa de hombres pero perseverar en el error es privativo de los necios”. Un capítulo  sin desperdicios y para meditar profundamente.

El segundo capítulo está dedicado al periodismo medico. Se resume en un título interior: Infoescepticismo.

El tercer capítulo: “salud y contornos”, discute la definición de salud y plantea una interesante actitud sobre la relación con los pacientes y como entender e interpretar sus narrativas. Pero lo que quizá sorprendería más a un médico de hace 20 años es que el 48% (1.097) de los tratamientos son de «efectividad desconocida»

El capítulo  4 se llama “mente y cerebro”. Reflexiona sobre la diferencia entre el cerebro físico y el pensamiento, el funcionamiento y las realidades más allá de lo meramente anatómico.

El 5to capítulo titulado “Biomedicina” se resume en una frase del autor: “A pesar de todo este andamiaje científico, muchos de los médicos no pueden ser considerados realmente científicos, del mismo modo que la medicina tampoco es exactamente una ciencia, sino más bien una disciplina esencialmente empírica auxiliada por la ciencia y la tecnología”.
 
El capítulo 6 “Imago mundi” es especialmente refrescante. De la misma manera que podemos ‘aprender” a ver imágenes dentro de imágenes, podemos entrenarnos para “ver” en el pandemónium de datos que son publicados. No se puede leer todo, hay que jerarquizar y elegir aquello por leer. A través del énfasis sobre arte, nos dice sin decir, como visualizar en medio de tanta imagen.

La medicina, parcialmente como arte, debe descubrir facetas humanas que las publicaciones no pueden analizar. Pero que forman parte de la relación médico-paciente. Este capítulo abre la mente a múltiples dimensiones para descubrir el corazón de la tarea médica, más allá de la ciencia. El autor lo llama “un estímulo para la meditación”. Ciertamente bienvenido.

En el capítulo 7 sobre números y estadísticas, reafirma la diferencia de la comunicación científica y la médica. Lo difícil que resulta al paciente habitual entender porcentajes y números científicos.

El hecho de estar en posición de transmitir a los pacientes los datos de una medicina científica basada en la evidencia obliga no solo a poder entender los datos recibidos sino ser capaces de traducir los mismos en palabras accesibles y entendibles para tomar una decisión informada.

El siguiente capítulo “Palabras y lenguaje” trata sobre la comunicación intra e interpersonal. Traducir la cara o el relato de un paciente e intentar trasladarle las conclusiones del saber medico contemporáneo constituyen un desafío intelectual, cultural y laboral.

El titulo siguiente sobre “estilos de vida” es una revisión atrapante y de lectura obligatoria. Desmitifica muchas de las creencias habituales de la sociedad mostrando la naturaleza de la publicidad en la base de muchas de ellas. Como lograr que aquellas conclusiones a las que se arriben no evidencien la “tendencia a ver las cosas de forma que se justifiquen sus propios actos”.

El misterio es la base de la relación entre “ciencia y arte” según Einstein. Así comienza el último capítulo  que explora esta relación. Es la búsqueda de conocer el mundo y a nosotros mismos. Misterio, búsqueda, buenas preguntas y buenas respuestas son los elementos de ciencia y arte. Indagar, en fin, sería una buena palabra para resumirlo. ¿Acaso no es lo que hacemos cada vez que estamos frente a un paciente?

Todo lo anterior hace que la lectura de este libro y la incorporación de muchos de sus enseñanzas sean una sólida  base sobre la que desarrollar una práctica médica moderna, idónea, científica y, en definitiva, más humana.

Es importante que … desarrollen un saludable escepticismo para dilucidar hasta qué punto los riesgos de los que se habla son exagerados, los estudios en los que se basan merecen confianza y, sobretodo, son aplicables a una persona concreta.

Dr. Aldo Fontao


El difícil arte de ser escéptico

Por Dr. Jorge Robledo

Ser escéptico es difícil porque somos de por sí una minoría, en ocasiones discriminados, ya que nadamos en un mar de crédulos, y a contracorriente. También es un arte, pues requiere ejercicio y expresión del interior humano y esto queda demostrado en Escepticemia, que sin lugar a dudas constituye una de sus más grandes expresiones.

Agregar que es un compendio de verdades resulta casi antinómico con la frase de inicio del capítulo 6, “El arte es magia liberada de la mentira de ser verdad”, y como creo, no sin cierto escepticismo, que la mayoría son verdades pero la magia le permite mentir, entro en un conflicto paradojal, aunque tampoco me importa demasiado, porque la satisfacción general del contexto que me produce Escepticemia me libera de cualquier paradoja.

Aunque no todo son rosas, encontré una espina que se me clavó profundamente en el intelecto. Hace más de tres décadas que vengo enarbolando la bandera de la prevención, entre otros temas con la mamografía; y Gonzalo de un plumazo, con su artículo sobre que este método diagnóstico conlleva más riesgos que beneficios, me obliga a arriar esa bandera. Y me sume en un fuerte conflicto intelectual y social: ¿cómo hago para salir a decir ahora que la mamografía no reporta gran beneficio sin llegar a convertirme en un apóstata de la salud?

El que sabe que es escéptico encontrará en estas páginas una demostración irrefutable de su convicción, una fundamentación teórica a la misma y una multitud de ejemplos para validarla.

El que no sabe mucho o casi nada de esta condición, tiene una poderosa herramienta para abrazar apasionadamente este credo intelectual.

Escépticos del mundo: ¡Un hurra por Gonzalo! y nuestro eterno agradecimiento por prodigarnos sus brillantes razonamientos transmitidos mediante su exquisita elocuencia. Aunque, a fuer de ser sinceros, tanta genialidad trasuntada en un libro me hace dudar sobre la naturaleza humana de Gonzalo, es demasiado brillante para no tentarse de catalogarlo como extraterrestre; ergo; si dudo debo ser buen escéptico.

 

Comentarios

Para ver los comentarios de sus colegas o para expresar su opinión debe ingresar con su cuenta de IntraMed.

CONTENIDOS RELACIONADOS
AAIP RNBD
Términos y condiciones de uso | Política de privacidad | Todos los derechos reservados | Copyright 1997-2024