Entre miedos y mitos | 05 JUN 13

Trasplantes: la difícil decisión de aceptar la donación de órganos

Familias como la de la beba que salvó a Renzo enfrentan un dilema.

Por Fabiola Czubaj

No existe un momento más difícil para tomar una decisión que cuando acaba de morir un ser querido. Inesperada (por un accidente) o anunciada (tras una enfermedad o agonía), la muerte siempre conmueve a una familia.

Ayer se supo que la madre de Evangelina, una beba que murió a los 2 años en un accidente, al principio se había negado a autorizar la donación del corazón que, finalmente, el domingo le salvó la vida a Renzo Antonelli.

Nadie discute que es difícil hablar sobre la muerte en esos últimos instantes de esperanza. Eso, quizás, explique por qué la negativa familiar y los problemas de comunicación de los médicos constituyen un verdadero obstáculo en la obtención de órganos y tejidos en la Argentina.

A pesar de que una reciente encuesta del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai) revela que la mayoría de los argentinos donaría sus órganos, las carencias del sistema subsisten.

En la ciudad, la negativa familiar es la causa más importante de pérdida de donantes. Según el Instituto de Trasplante porteño, ésa fue la respuesta del 34% de las familias tras conocer la muerte de un ser querido. En todo el país, el porcentaje es aún más alto.

"Lo que vemos muchas veces es que cuando hay una negación o una oposición de la familia, es más una reacción natural de negación a la muerte que por estar en contra de la donación. En ese momento es un sentimiento muy fuerte de que no puede ser, no poder creer lo que está pasando. Sobre todo si es una muerte violenta, catastrófica o repentina. Por eso, la comunicación es la herramienta que tenemos para destrabar la situación y dilucidar cuál era la voluntad de la persona que falleció", explicó el doctor Ricardo Ibar, director médico del Incucai.

Eso es porque, desde 2006, todos los mayores de 18 son donantes, salvo cuando se exprese lo contrario a través de la página del Incucai, al renovar el DNI o verbalmente en la familia. Cuando no exista esa manifestación a favor o en contra, la ley presume que toda persona es donante y se le pregunta a la familia la voluntad de la persona fallecida.

"Hay familiares que nos responden: «Nos dijo que no quería donar», pero muy distinto es cuando una persona nunca se manifestó. En ese caso, trabajamos para lograr la donación -agregó Ibar-. Claro que nunca vamos a extraer un órgano peleándonos con la familia. Si se pone muy firme en la negativa, como a veces ocurre, lo respetamos porque hay que comprender que la muerte de un ser querido es un momento difícil para tomar decisiones. Es algo terrible, uno está desorganizado."

 Liliana Alfonso, la mamá de Evangelina, la chiquita de 2 años cuyo corazón recibió Renzo. Foto: El Litoral
Pero concedió también que es "un nudo crítico del proceso de procuración". Coincidió con otros especialistas consultados en que la expresión negativa "sigue siendo importante" y que "hay que mejorarla". Se están haciendo talleres para que los profesionales, sobre todo los de las unidades de terapia intensiva y emergencias, tomen conciencia de la importancia de comunicarle a una familia la muerte de un ser querido y hablar sobre la expresión de la voluntad de donar.

Tanto Ibar como la doctora María del Carmen Bacqué, que preside el Instituto de Trasplante porteño, mencionaron también la necesidad de hablar en familia sobre esa voluntad porque apenas un 4,6% de los que expresan esa voluntad positiva se lo comunicó a su familia.

ENTRE MIEDOS Y MITOS

Hay un 57% de la población que aún no manifestó su voluntad sobre el destino de sus órganos y tejidos después de la muerte, algo que se puede hacer de manera sencilla en el sitio www.incucai.gov.ar , que el jueves pasado casi colapsó de visitas durante el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos.

Además del desconocimiento, las causas principales son el miedo a no recibir la atención adecuada o que se les extraigan órganos antes de morir, y el tráfico de órganos. Con los pacientes mayores, según apuntó la doctora Graciela Reybaud, ministra de Salud porteña, el temor más común es que no se les brinden los cuidados que necesitan. "Lo que favorece la voluntad positiva hacia la donación es educar a la población para revertir los mitos y que el sistema de salud brinde la atención integral suficiente a la persona que falleció, para que así, ante la pérdida, se le facilitará la decisión a la familia", precisó Bacqué.

Otros temores son que no se haya hecho adecuadamente el diagnóstico de muerte o que los órganos se utilicen para el tráfico ilegal. "Afortunadamente -agregó la responsable del instituto porteño-, somos un país libre de tráfico de órganos y existe una reglamentación para evitar el turismo de trasplante. Como la Argentina es pionera en los programas de trasplante de América latina, se tiene mucho cuidado en la incorporación de pacientes a la lista de espera única nacional que está a cargo del Incucai. Además, la ley prohíbe la donación de donante vivo no relacionado."

Uno de los mitos que surgen en las encuestas es que la ablación se realice cuando la persona aún no está muerta. El proceso para diagnosticar la muerte según el criterio del cese de las funciones cerebrales debe incluir la presencia de dos médicos, uno de ellos especializado en neurología o neurocirugía, la realización de pruebas clínicas y su documentación mediante métodos instrumentales.

 

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