Son un grupo de riesgo

Los compañeros de aula de las víctimas de suicidio

Son propensos a copiar o intentar copiar esa conducta.

Por Kathryn y Doyle
 
NUEVA YORK (Reuters Health) - Un estudio indica que los adolescentes que tienen un compañero de aula que se suicidó son propensos a copiar o intentar copiar esa conducta.
 
La idea de que el suicidio es "contagioso" existe desde hace siglos, según recordó el autor principal, doctor Ian Colman, de la Universidad de Ottawa. Pero comentó que ningún estudio se había ocupado de analizarlo en una cantidad tan grande de estudiantes como ahora. "Hubo varios resultados sorprendentes, pero llama la atención que el efecto fuera tan prolongado y fuerte", destacó.
 
El equipo de Colman utilizó información de una encuesta nacional realizada a más de 8.000 adolescentes canadienses de entre 12 y 17 años, que respondieron sobre el suicidio de compañeros de curso, amigos y sus propios pensamientos suicidas. El equipo volvió a entrevistarlos a los dos años.
 
En el grupo de 17 años, uno de cada cuatro conocía un caso de suicidio de un compañero y uno de cada cinco tenía amistad con la víctima, según publica el equipo en Canadian Medical Association Journal.
 
El 15 por ciento de los que tenían 12 y 13 años al momento de conocer el suicidio de un compañero de curso o amigo dijo que había pensado seriamente en suicidarse y el 7 por ciento lo había intentado, comparado con, respectivamente, el 3 y el 2 por ciento de los que no habían estado expuestos a ese acontecimiento. El efecto se mantuvo aun cuando ya había pasado un año desde el suicidio.
 
Los resultados fueron similares en los grupos de 14-15 años y de 16-17 años, pero los adolescentes mayores que no habían estado expuestos a un suicidio eran más propensos a haber pensado o intentado suicidarse. "Los de 12 y 13 años eran unas cinco veces más propensos a decir que habían pensado en suicidarse -dijo Colman-. Ese es un efecto enorme".
 
Los autores no hallaron diferencia en el riesgo de los que habían o no conocido a una víctima.
 
Los CDC estiman que se suicidan unos 4.600 estadounidenses de entre 10 y 25 años.
 
Con estos resultados, Colman consideró que los programas escolares de contención después de un suicidio deberían alcanzar a toda la escuela y no sólo a los compañeros de curso. Además, la intervención debería aplicarse a intervalos de meses o años.
 
Tendría sentido que todos los adolescentes, los que conocían a la víctima y los que no la conocían, no tuvieran niveles de riesgo distintos, según opinó Frank Zenere, psicólogo escolar del sistema público de educación del Condado de Miami-Dade.
 
"A veces, los amigos no son los que más riesgo tienen de hacerse daño por la proximidad del dolor que vive la familia de la víctima, lo que actuaría como un factor de protección", dijo Zenere. Comentó que los más jóvenes tienden a ser los más vulnerables e impresionables.
 
FUENTE: The Canadian Medical Association Journal